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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de mayo, 2022
¿Qué sabemos (y queremos) sobre bienestar animal?
La reciente consulta pública de la Comisión (abierta entre el 15 de octubre de 2021 y el 21 de enero de 2022) sobre los avances y la revisión de la legislación de la UE sobre bienestar animal generó casi 60.000 respuestas. Un 92% eran de ciudadanos, y el resto de administraciones, ONGs, investigadores, organizaciones de consumidores y organizaciones empresariales. Un 23% procedían de Alemania, el 15% de Francia, el 10% de Polonia, el 8% de Italia, el 7% de Suecia, el 6% de España y el 5% de Dinamarca.
El bienestar de los animales es una prioridad de la política comunitaria de producción sostenible de alimentos. La UE, en el marco de la estrategia «de la granja a la mesa» se ha comprometido a revisar la actual legislación sobre bienestar animal para 2023 y mejorarla ampliando el ámbito de aplicación, adaptándola a los últimos avances científicos, a las prioridades políticas actuales y a las expectativas de los ciudadanos, facilitando también su aplicación. La consulta puede mostrar esas expectativas (al menos, las de los alemanes, que se llevan la palma en la muestra).
Los resultados son inquietantes.
Casi la mitad de los encuestados (49%) dice que, en comparación con hace 25 años, hay una protección más uniforme de los animales de granja en todos los países de la UE. Una opinión que es mayoritaria (80%) entre las asociaciones empresariales y las empresas, y solo suscriben el 48% de los ciudadanos de la UE. O sea, la mayoría de los ciudadanos no considera que hayamos logrado gran cosa a pesar de los esfuerzos hechos en el último cuarto de siglo en la UE.
Pero ¿los conocen? Parece que no: La mayoría (65%) de los encuestados afirma que no está suficientemente informada sobre las condiciones en que se crían los animales en la UE. Es la opinión de un 84% de los ciudadanos de la UE. Y el 59% de ellos también cree que las normas sobre el bienestar animal son demasiado complejas para que los consumidores los entiendan.
Sobre la eliminación de las jaulas, la inmensa mayoría de los encuestados (93%) expresó que el tiempo máximo de transición permitido debería ser de 5 años para las gallinas ponedoras, las cerdas, los terneros, los conejos, las pollitas, las reproductoras de pollos de engorde, las codornices, los patos y los gansos. Pero entre el 40% y el 48% de las organizaciones empresariales manifestaron que el plazo máximo permitido debería ser de 15 años para estos animales. Y prohibirían el sacrificio de los pollitos machos de un día un 94% de encuestados.
Las autoridades públicas también (un 72%). Casi la mitad de las organizaciones empresariales (48%) estaba en contra. Evidentemente, tenemos un problema. No es sencillo explicar a los ciudadanos las dificultades que pueden acarrear los cambios que aparentemente mejoran el bienestar animal. En la ganadería moderna las instalaciones y el manejo están cada vez más tecnificados y los animales, adaptados a las condiciones para las que han sido seleccionados durante años. Por ejemplo, al pasar de producir huevos de sistemas en jaula a alternativos el comportamiento (agresividad, amontonamientos, traumatismos por caídas), los ataques de predadores o el contagio de enfermedades pueden generar más estrés y mortalidad a las aves sueltas que los que tienen las gallinas en las jaulas modernas.
¿Podemos pensar que los casi 60.000 ciudadanos que contestaron la encuesta lo saben o lo han tenido en cuenta? ¿Les interesa? Ya que a la gran mayoría de ciudadanos afirma desconocer las condiciones de cría de los animales y que los requisitos son complejos, a lo mejor responden sobre prohibir las jaulas o el sacrificio de pollitos ignorando aspectos básicos de la producción animal.
O, peor aún, identificando las granjas de verdad con las de los videos “divulgativos” de las campañas animalistas y a los animales de producción con sus mascotas. Sabemos que estas consultas las carga el diablo. Y sirven de argumento a políticos y funcionarios para adoptar decisiones contando con el “apoyo ciudadano”, en una especie de ejercicio de democracia participativa muy imperfecta, ya que los consultados son, mayoritariamente, voluntarios dispuestos a opinar sobre asuntos que desconocen, pero les interesan, sin los elementos necesarios para tomar decisiones fundamentadas.
Como podemos esperar que los próximos pasos que dé la Comisión tengan en cuenta estas opiniones, es bueno conocerlas ¡y rezar para que no nos pase lo que anticipan!
María del Mar Fernández Poza
Directora de ASEPRHU