Recibe Selecciones Avícolas en versión impresa
SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de mayo, 2021
Medidas de manejo ante problemas de bienestar en los reproductores
Introducción
La actividad comercial de los criadores de broilers se enfrenta a serios problemas de bienestar, abordando en este trabajo los cuatro más importantes de la actualidad en Europa. El primero es el brusco comportamiento de los machos a las hembras en la cubrición, aunque también se ha informado acerca de que los apareamientos excesivos pueden causar lesiones y temor de las mismas frente a aquellos. Además, la severa restricción de pienso durante la crianza, originando un hambre crónica, tiene un efecto negativo en el bienestar de los reproductores.
Tal restricción, debida a la selección para un crecimiento más rápido y un mejor índice de conversión se necesita para evitar un sobrepeso de las aves alimentadas ad libitum, lo que origina graves disfunciones de salud y de la reproducción – cojeras, muerte precoz, bajo rendimiento en la puesta y mala fertilidad -.
Por otra parte, en muchos países europeos se llevan a cabo mutilaciones como el corte del pico, los espolones y los dedos a fin de evitar lesiones excesivas a las gallinas durante la cubrición. Y esto, junto con la observación de que en la última década la cubierta de plumas de los reproductores se ha reducido, es un aspecto importante en relación con el bienestar de los mismos.
Conducta sexual
Debido a que los machos y las hembras en condiciones naturales tienen jerarquías sociales separadas y a que aquellos dominan pasivamente a éstas, el comportamiento agresivo a las gallinas por parte de los machos adultos es poco común. Por el contrario, en instalaciones comerciales se ha demostrado que los machos reproductores pueden mostrar altos niveles de agresión hacia las hembras, principalmente durante la cubrición, mientras que el comportamiento en el cortejo estuvo prácticamente ausente antes de ésta.
Esta es posible una de las principales razones por las que las hembras tienden a permanecer en el área de los slats o esconderse en los nidos en vez de estar en la zona de yacija – donde están la mayoría de los machos – al final del período de iluminación.
Las gallinas muestran a menudo heridas graves en la espalda, la parte posterior de la cabeza y a lo largo del torso, debajo de las alas, a causa de un comportamiento agresivo de los machos durante el apareamiento, cuando las persiguen para forzar la cópula. Este hecho se ha sugerido que puede provenir de que los machos alcanzan la madurez sexual antes que las hembras, por lo que es muy plausible que tanto el comportamiento de apareamiento agresivo como una maduración sexual demasiado temprana desempeñen un papel importante en las lesiones, el miedo y el estrés de las hembras.
En un estudio de campo en 8 granjas de reproductores en Holanda, al estudiar con detalle el comportamiento de los machos y las hembras se llegó a la conclusión de que, si bien el de aquellos podía describirse como «áspero», el del cortejo a las hembras parecía estar incompleto. Fue notable que las hembras, en general, no se agacharan al acercarse los machos, tratando a menudo de alejarse de ellos.
Este comportamiento de apareamiento incompleto de los machos y las hembras puede explicar la baja proporción de apareamientos completos – el 44% entre 20-28 semanas de edad – y porque al menos el 80% de los apareamientos fueron forzados. También se observó que el cortejo estaba casi ausente antes del apareamiento, confirmando experiencias anteriores.
Debido a que las hembras no reconocen las señales masculinas, el comportamiento de las hembras puede parecer incompleto. Sin embargo, en sentido contrario recientemente se ha demostrado en diferentes líneas de reproductoras que el comportamiento femenino suscita un comportamiento masculino agresivo y que, aunque la restricción de pienso no juega un papel en el comportamiento del apareamiento, la genética puede tener un efecto.
También se ha sugerido que la cría separada ambos sexos, un gran tamaño del lote y una alta densidad de población pueden desempeñar un papel en el desarrollo y reconocimiento del comportamiento en el cortejo y las respuestas adecuadas a las señales del otro sexo.
La crianza separada de machos y hembras puede obstaculizar el aprendizaje correcto del comportamiento sexual a medida que este comienza a desarrollarse durante este período. En una experiencia de campo, la colocación de unos paneles verticales – de 70 x 70 cm – de forma escalonada cada 4,5 m en la zona de la yacija, atrayendo a las hembras hacia ella, redujo la competencia por ellas y mejoró el rendimiento reproductivo, aunque al no haberse hecho observaciones sobre el comportamiento, queda por cuestionar si éste se vio afectado positivamente.
Los tamaños de los lotes y las altas densidades de población pueden afectar negativamente el reconocimiento del comportamiento de los machos por parte de las hembras. En una investigación reciente con reproductores alojados bajo dos densidades diferentes – 8,8 y 5,2 aves/m2 – durante dos ciclos de producción de 60 semanas se observó que durante el período de crianza la reducción de la misma tuvo un efecto pequeño, pero significativo, en el comportamiento general de las aves.
Con una densidad más baja más hembras estaban buscando el alimento, menos de pie y más machos caminaban, mientras que durante la producción se observaron más apareamientos completos. El comportamiento en las cubriciones mejoró con la menor densidad de población, habiendo más de ellas precedidas por un cortejo, con las gallinas agachadas y, por tanto, menos forzadas y luchando menos. Durante la producción, las gallinas alojadas bajo una menor densidad produjeron más huevos incubables, tuvieron una mejor fertilidad y una mayor cantidad de pollitos.
En conclusión: la reducción de la densidad de población mejoró el comportamiento y la reproducción de los reproductores.
Recientemente se ha desarrollado un nuevo sistema de alojamiento para los reproductores pesados, el “Quality Time® Concept” – QTC – para mejorar el comportamiento sexual y la reproducción. Los machos son separados de las hembras durante 5 horas al día utilizando un sistema de alimentación aparte y un cercado móvil y después de un experimento piloto con éxito, el sistema se ha llevado a cabo en dos pruebas en una granja en una nueva nave de reproducción con 15.000 aves, dividida en seis compartimentos.
En los compartimentos QTC hubo más cubriciones voluntarias y con éxito, teniendo las aves una mejor cobertura de plumas entre 37 y 48 semanas de edad. Y aunque el separar a los machos de las hembras no aumentó el comportamiento agresivo entre aquellos y en el primer lote no se encontró ningún efecto sobre la fertilidad, en el segundo se mejoró la fertilidad en un 1,5%.
Restricción de alimentación
Durante los últimos 20-30 años, los reproductores han mostrado un mayor potencial de crecimiento debido a la selección en el crecimiento de la descendencia. Durante los últimos 50 años, el período de crecimiento de los broilers se ha reducido de 84 a 36 días para producir unas aves de 1,8 kg de peso, mientras que su índice de conversión ha bajado de 3,25 a 1,55 kg y el aumento de peso diario ha pasado de 21 a 50 g. Según unas conocidas experiencias de Havenstein y col. – 2003 -, estos avances en el crecimiento de los broilers se deben en un 85-90% a la genética y en un 10-15% a los cambios nutricionales.
El enorme aumento en el crecimiento de los broilers es el resultado de una mayor selección en los reproductores. Y aunque en los últimos 30 años los objetivos de peso corporal de los reproductores han experimentado cambios, en proporción han sido pequeños en comparación con los grandes aumentos en el potencial de crecimiento. Como ejemplo, durante el período de 1979 a 2005, la proporción del peso entre las hembras reproductoras Hubbard a sus hijos de 6 semanas se redujo del 52% al 27%.
De esta forma, para que los reproductores tengan los pesos deseados el grado de restricción del pienso ha tenido que aumentarse continuamente ya que, en caso contrario, es decir, alimentados ad libitum durante el período de recría, tienen un sobrepeso al iniciar su producción, una mortalidad excesiva y una puesta inferior. Durante el período de cría, la ingesta de pienso de las hembras se restringe entre un 25 y un 33% en comparación con las alimentadas ad libitum de la misma edad, mientras que en el de producción se limita al 50-90% de la ingesta de la que tendrían a la misma edad. Pero hay evidencia de que la restricción de pienso de los reproductores es causa de trastornos conductuales, indicativos del hambre y la frustración que experimentan, como el picaje de objetos, un aumento de la bebida de agua, etc. Además, también se ha observado que la competencia en la alimentación es causa de picaje agresivo en manadas comerciales de reproductores, lo que reduce su bienestar.
Los reproductores sometidos a restricción de pienso también pueden mostrar signos fisiológicos de estrés y unos niveles elevados de corticosterona plasmática. Sin embargo, debido al papel biológico de los corticosteroides, todavía no está claro si unos niveles elevados de corticosterona plasmática reflejan un estrés psicológico, son efectos metabólicos resultantes de la restricción o ambas cosas. Las investigaciones para reducir los efectos negativos de la restricción del pienso sobre el bienestar de las aves se han centrado en estrategias de manejo que sean aplicables manteniendo el crecimiento deseado. El enriquecimiento ambiental durante la crianza puede aliviar la frustración en la alimentación, pero no reduce la agresión debido a la competencia ante el pienso.
El aumento del tiempo de alimentarse mediante la dispersión del pienso en la yacija tampoco tuvo efectos positivos en los indicadores de estrés y hambre. Más prometedor ha sido la llamada «restricción cualitativa», ocasionando un aumento del tiempo de alimentación. Las dietas conteniendo pulpa de remolacha al 5% o cascarilla de avena al 20% han reducido el picaje estereotipado de objetos, lo que indica que el bienestar de las aves alimentadas con estas dietas podría mejorarse ya que las aves pasaron más tiempo alimentándose que las que recibieron una ración comercial estándar, en plan restringido, quedándoles menos tiempo disponible para mostrar otros comportamientos.
Los resultados de otras investigaciones en las que incluso se ha llegado a utilizar raciones con una densidad tan baja como de 2.000 Kcal/kg, han demostrado que para mejorar sustancialmente el bienestar de los reproductores se requieren modificaciones más extremas, utilizando unos niveles de fibra más altos. Por otro lado, una combinación de propionato de calcio – un supresor del apetito – y cascarilla de avena ha parecido ser una alternativa viable a la restricción cuantitativa al originar un cambio en un par de parámetros indicativos del hambre, eliminando el picaje estereotipado, haciendo que las aves estuvieran más tiempo sentadas y reduciendo significativamente la motivación por alimentarse en comparación con los reproductores alimentados con una dieta de restricción cuantitativa, lo que sugiere un mejor bienestar.
Sin embargo, los supresores del apetito pueden tener su efecto haciendo que las aves se sientan mal y, como consecuencia, tengan un menor apetito, por lo cual se puede cuestionar si el bienestar se mejora de forma efectiva al utilizarlos. Otra posibilidad para mejorar el bienestar de los reproductores es el uso de otros genotipos de pollos de engorde, es decir, unas razas de crecimiento más lento y enanas.
Los genotipos enanos sólo se refieren a un sexo – hembras -, pero numéricamente el problema de la restricción de pienso afecta mucho más a estas que a los machos y por lo tanto puede ser una solución para una gran parte de los reproductores. Sin embargo, sólo afectarían a una demanda específica del mercado, ya que su empleo es alrededor del 20% en toda Europa, y el uso de otros genotipos de crecimiento más lento es inaceptable por razones económicas en muchos casos.
A pesar del considerable trabajo en este campo, se necesita más investigación para resolver este dilema.
Aunque los reproductores alimentados de forma restringida muestran claramente signos de estrés crónico, todavía hay preguntas sobre cómo medir las experiencias subjetivas de los mismos ya que hasta ahora se han utilizado indicadores indirectos de hambre. Como su alimentación ad libitum también conduce a un deterioro de su bienestar, esto no es una solución al problema.
Pues todavía no se conoce si un cierto nivel de restricción o alimentación cualitativamente restringida puede representar un equilibrio aceptable en términos de bienestar, donde las aves no sufran de hambre crónica y, al mismo tiempo, tengan buena salud y un nivel aceptable de producción y fertilidad.
Mutilaciones
Las mutilaciones en los reproductores machos son una práctica habitual en varios países para prevenir lesiones graves de las gallinas debido a la cubrición. A menudo se les recorta el pico para evitar lesiones en la nuca de las hembras, al sujetarlas durante la monta, mientras que el corte de los dedos y a veces de los espolones es una práctica habitual para prevenir heridas en el dorso de las mismas.
Aunque estas mutilaciones pueden tener un efecto positivo en el bienestar de las gallinas, en sí pueden representar un estrés debido al manejo y al dolor agudo porque los tejidos están bien inervados. Si el comportamiento de apareamiento de los reproductores puede mejorarse significativamente cambiando las condiciones del alojamiento, la manejo y/o las soluciones genéticas, los reproductores posiblemente pueden ser manejados sin mutilaciones, aunque, en la actualidad, el no hacerlo probablemente conduce a una mayor mortalidad en los machos y a graves heridas en las hembras, como hemos observado en una experiencia piloto a pequeña escala.
A las hembras reproductoras se les recorta el pico por otras razones, para prevenir lesiones debido al picaje de plumas y canibalismo, aunque no haya información que indique que ello sea un problema. En algunos países de la UE esto no se hace, sin mayores problemas en cuanto a lesiones y en la reproducción por como se ha hecho, por ejemplo, en el Reino Unido y en Polonia durante muchos años.
Los resultados en estos países muestran que la producción y las lesiones en la piel son casi los mismos que en aquellos países con los reproductores en el pico recortado y que la mortalidad de las hembras es aún menor. Como confirmación de ello, un estudio llevado a cabo en los Países Bajos en una granja con aves cuyo pico se había cortado – mediante infrarrojos, a un día de edad – o no mostró que estas últimas eran más uniformes y tenían una menor mortalidad.
La cubierta de plumas
Cuando la calidad del plumaje se reduce el bienestar de los reproductores se ve afectado negativamente. En primer lugar, las plumas desempeñan un papel importante para proteger a las aves de lesiones causadas por objetos afilados de su alojamiento, así como durante la cubrición. Además del importante papel como protección para la hembra, las plumas son muy importantes para la termorregulación ya que las aves pierden calor por la ausencia de la capa aislante de las plumas.
En un estudio con gallinas ponedoras se ha encontrado que el 50% de las gallinas sin plumas necesitan un 9% más de pienso a causa de un aumento de la necesidades en energía para el mantenimiento.
Un tercer problema importante de la cubierta del plumaje es su función para servir como agarre para los macho durante el apareamiento y es además un buen indicador para el estado de salud de las aves. La calidad de la cubierta de plumas de los reproductores ha disminuido en la última década y aunque su causa no es clara, hemos visto que algunos aspectos, como la raza de las aves, el espacio frente al comedero y el comportamiento de machos y hembras durante el tiempo de alimentación parecen ser muy relevantes.
En otro estudio en una granja, hemos encontrado que una peor cubierta de plumas al comienzo de la puesta – 30 semanas – afectaba negativamente la incubabilidad del período total de producción. Pero sólo unos pocos estudios se han realizado sobre los efectos de la energía y la proteína en la condición del plumaje, aunque en uno reciente ha mostrado que la reducción del nivel proteico de la dieta durante la crianza la afectaba negativamente durante las primeras 10 semanas. Por tanto, se requiere más investigación sobre la relación entre la alimentación y la cubierta de plumas.
Conclusiones
Hay varios problemas graves de bienestar en los reproductores que se comentan en el presente trabajo. Muchos estudios se centraron en estrategias alternativas de manejo o alimentación para resolver estos problemas, pero todavía no se han encontrado unas soluciones claras, aunque algunos parecen ser prometedores.
Se necesita más investigación sobre la alimentación, el alojamiento, el manejo y los aspectos genéticos de los actuales reproductores para llegar a una forma aceptable de explotación para asegurar su bienestar.
RICK VAN EMOUS, e INGRID C. DE JONG
Wageningen University and Research