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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de junio, 2019
Muy posiblemente, creemos que una buena parte de nuestros lectores estarán de acuerdo si decimos que un sujeto que ostenta, desde hace ya años, el dudoso honor de llamar la atención de los medios de comunicación de nuestro sector es el de la salud intestinal, bien destacada así en los titulares, o bien con el de la afección que provoca su falta, la enteritis aviar, muchas veces calificada de necrótica, otras como bacteriana o clostridiana, otras refiriéndose a su contenido – la microbiota -, como disbacteriosis, etc. Pero no se nos ocultará que, aun habiendo sido siempre un tema de preocupación, hoy ocupa un relevante primer lugar, tanto en los foros avícolas de patología como en los del campo de la nutrición.
Conscientes de ello, nosotros hemos querido participar en la difusión de los conocimientos relacionados con el tema mediante la inserción en este número de un reciente trabajo relacionado con él, con un enfoque muy amplio, de tipo general, al abordar los distintos aspectos involucrados.
En cuanto a la relevancia de la salud intestinal, creemos importante destacar que en muy buena parte proviene de la prohibición de uso de los antibióticos promotores del crecimiento – AGP -, al menos en la UE desde hace años – aunque en otros continentes también se los estén cuestionando -, con los que, desde hace ahora unos 50 años, conseguíamos mantener el difícil equilibrio de la microbiota de nuestros pollos. Una relevancia que se ha recalcado recientemente con los varios trabajos sobre el tema que se han presentado en un reciente Symposium de la Poultry Science australiana, un Congreso sobre Salud Intestinal celebrado en Roma y la completa sesión que tendrá lugar también sobre él en el próximo Symposium sobre nutrición aviar que se celebra este mes de junio en Polonia.
Si, entre todo ello, se proyecta algo más de luz sobre el tema, no lo sabemos, pero sí que la supresión de los AGP ha motivado el desarrollo de una amplia gama de productos, calificados como “nutracéuticos” que, actuando como aditivos alimentarios, pretenden tener un papel en la modificación y/o el mantenimiento de las funciones fisiológicas intestinales. Un campo en el que las opciones existentes son muy amplias pues aparte de las ya conocidas funciones de las vitaminas, los oligoelementos minerales, los ácidos grasos, etc., encontramos toda una nueva serie de suplementos – probióticos, prebióticos, simbióticos, fitogénicos, aceites esenciales, ácidos orgánicos, etc. – sobre los que sus proveedores nos acribillan actualmente con una amplia información sobre sus virtudes en la alimentación de nuestras aves así como para prevenir la aparición de las enteritis necróticas, fruto de la supresión de aquellos AGP.
En los momentos actuales, pues, descartados ya los AGP entre nosotros y en espera de estarlo, en breve, en otros continentes por la lógica preocupación derivada de las resistencias antimicrobianas que pudieran crear, creemos que nos hallamos en un buen camino para mejorar la salud intestinal de nuestras aves y solventar los problemas derivados de la preocupante enteritis necrótica.