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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de julio, 2018
¿Recuerdan nuestros lectores mas veteranos cuando, hace ya años, nos sonreíamos cuando se nos hablaba del “bienestar” de las aves por parte de algunos grupos minoritarios que abogaban, entre otras cosas, por la prohibición de las gallinas en batería?
Pues bien, mientras que hoy el sector del huevo ya no sonríe al abordar el tema y se está preocupando por la financiación de las nuevas instalaciones que ha de realizar para bajar las gallinas al suelo – cuando aun no ha amortizado sus inversiones del 2012 al cambiar el tipo de jaulas -, otros sectores ganaderos están en el punto de mira de algunos colectivos que se creen en la obligación “moral” de velar por el bienestar de los animales frente a las industrias de la alimentación animal.
Realmente, el bienestar animal “vende” y prueba de ello es el reciente informe anual del “Business Benchmark on Farm Animal Welfare” que hemos analizado en profundidad. Este estudio internacional, apunta, señala y mide la evolución de la “concienciación” o “opinión” de las 110 empresas más importantes del mundo del sector de la alimentación.
Referente a las empresas, aun dominando las anglosajonas – 32 norteamericanas y 18 británicas -, las hay de 18 países, incluyendo 2 españolas – El Corte Inglés y Mercadona-, así como los “gigantes” de los distintos grupos de la alimentación, como Nestlé, Tyson Foods, Unilever, Carrefour, Lidl, McDonald´s, etc. En total, 40 supermercados y detallistas, otros 40 productores de alimentos y 30 restaurantes y bares.
El planteamiento del estudio, muy simple, como en los años anteriores desde que se viene realizando: su actitud ante determinados temas relacionados, para los autores del panel al menos, con el bienestar de los animales, desde las mutilaciones – como el corte de picos a las gallinas o el rabo de los lechones-, hasta el empleo profiláctico de promotores del crecimiento, el aturdido para el sacrificio, las condiciones del transporte. la utilización de OGM, etc.
Con esta idea se sometió a tales empresas un cuestionario de 34 preguntas para conocer su evaluación cuantitativa de la práctica corporativa y el grado de aplicación del bienestar para los animales de granja que intervienen en su cadena productiva. Y todas ellas destinadas a conocer si han tomado una posición en torno al bienestar animal, si se consideran identificados con ello, si el bienestar forma parte de su estrategia de negocio, etc.
En el fondo, creemos que lo más preocupante para todos los sectores ganaderos intensivos, como es el avícola, es la evaluación matemática que hace el informe sobre el grado de responsabilidad social de esas empresas ante los diferentes aspectos que abarca el bienestar animal. Parta ello, asignando una puntuación a cada uno de los aspectos considerados, al comparar la evolución habida desde el 2013 hasta el 2017 advierten que, en general, casi se ha duplicado, viéndose el mayor rechazo en las mutilaciones y las condiciones del transporte y la menor en la crianza en confinamiento en naves cerradas.
Ante ello y el aparente temor que manifestamos, se nos podría argüir que, no tratándose de un informe oficial, a nada nos obliga, pero creemos necesario lanzar un grito de alarma pensando en el motor que ha activado los recientes cambios que están teniendo lugar en el sector del huevo a fin de cambiar de las baterías a otros sistemas de producción.
¿No será que cómo productores estamos mirando a otro lado y no viendo la enorme presión que están haciendo las organizaciones animalistas, autoproclamadas defensoras de los derechos animales, a las grandes empresas de alimentación humana?
¿Y si ahora la emprenden, por ejemplo, contra los criadores de pollos para que vuelvan a poner ventanas en sus naves o “juguetitos” para ellos, como ya ha ocurrido en otros lugares?.
Atención a ello pues insistimos, el bienestar “vende” y los grandes grupos de la alimentación bien lo saben