Este artículo es parte de la edición de junio, 2016

Salud intestinal: centrarse en prebióticos y probióticos

Chloe Gwinner

Filiéres Avicoles, 2015: 794, 114-116

Frente a las indicaciones para reducir el uso de los antibióticos, los probióticos y los prebióticos están atrayendo un interés renovado. Preventivamente, estos aditivos permiten, ante todo, mejorar la salud intestinal y el sistema inmunitario. Pero ambos también podrían ser un poderoso aliado en la lucha contra varias patologías aviares.

Los prebióticos y probióticos fueron el tema de la conferencia organizada por Biomin, en Gante — Bélgica -, el pasado octubre. Dos tipos de aditivos que regresan, favorecidos por la búsqueda de alternativas a los antibióticos.

Los probióticos son cultivos de microorganismos vivos que mejoran las propiedades de la microbiota del huésped

Los prebióticos son ingredientes no digeribles que promueven el crecimiento o actividad metabólica

Según el profesor Richard Ducatelle, de la Universidad de Gante, “los probióticos son cultivos de microorganismos vivos que mejoran las propiedades de la microbiota del huésped, mientras que los prebióticos son ingredientes no digeribles que promueven el crecimiento o actividad metabólica de una fracción específica de la microbiota intestinal”. En la producción animal ambos aditivos se utilizan para mejorar los aumentos de peso y la productividad. Sin embargo, su efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario permite reducir los riesgos y las consecuencias de muchos tipos de infecciones y enfermedades.

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Disbiosis: encontrar el equilibrio

A la vez causa y consecuencia de muchas infecciones, las disbiosis o disbacteriosis son un desequilibrio de la flora intestinal en el que las bacterias beneficiosas están perdiendo terreno frente a las bacterias perjudiciales. Los factores que podrían conducir a la disbiosis son muchas y variados: la dieta, el estrés, las infecciones bacterianas o por virus, parásitos, micotoxinas, etc. Este desequilibrio se caracteriza por el deterioro de la impermeabilidad de la mucosa intestinal y una fragilidad del sistema inmunológico, causando a menudo diarrea y trastornos intestinales. También hay un efecto negativo sobre el índice de conversión y la presentación de camas húmedas.

Los desequilibrios intestinales son particularmente comunes en las aves, cuya dieta es rica en polisacáridos, azúcares complejos difícilmente asimilables por el organismo. De hecho, en caso de disfunción intestinal, los polisacáridos no son absorbidos por éste y quedan disponibles para los microbios en el intestino, promoviendo así su proliferación. Dicho de otra forma, la salud intestinal representa la competencia histórica entre las bacterias “malas” y las “buenas”. Mediante el fortalecimiento de la acción y la proliferación de estas últimas, los prebióticos y los probióticos ayudarán a revertir la relación de fuerzas.

La salud intestinal representa la competencia histórica entre las bacterias “malas” y las “buenas”. Mediante el fortalecimiento de la acción y la proliferación de estas últimas, los prebióticos y los probióticos ayudarán a revertir la relación de fuerzas.

Como “carburantes” de las bacterias, los prebióticos constan esencialmente de oligosacáridos. A diferencia de los polisacáridos y los monosacáridos, los oligosacáridos son resistentes a las reacciones enzimáticas y por lo tanto se convierten en sustratos de especies bacterianas capaces de hidrolizar específicamente los oligosacáridos en ácidos grasos de cadena corta – acetato, lactato, propionato, butirato – por fermentación. Estos son los metabolitos que están involucrados en la regulación del sistema digestivo y las respuestas inmunitarias antiinflamatorias.

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“Los probióticos estimulan las bacterias y sus metabolitos, mientras que los prebióticos alimentan a estas bacterias“, dice Richard Ducatelle, de la Universidad de Gante.

Otra solución posible consiste en intervenir directamente en las poblaciones bacterianas suministrando a las aves probióticos conteniendo estas especies bacterianas beneficiosas. Según el Prof. Ducatelle, “los probióticos estimulan las bacterias y sus metabolitos, mientras que los prebióticos alimentan a estas bacterias”. Su acción es, pues, complementaria y su combinación permite mejorar aún más su eficacia, razón por la cual los investigadores están recurriendo al desarrollo de simbióticos – combinaciones de probióticos y prebióticos -. Su empleo en tratamientos preventivos en realidad podría ayudar en la lucha contra la aparición de muchas enfermedades.

Los investigadores están recurriendo al desarrollo de simbióticos – combinaciones de probióticos y prebióticos –

La enteritis necrótica

Desde la prohibición de los factores de crecimiento en el año 2006 (*), la incidencia de la enteritis necrótica se ha disparado, originando un aumento de la mortalidad y una pérdida equivalentes a dos millones de dólares al año. A esto se añade la enteritis subclínica, caracterizada por necrosis multifocal del intestino delgado, lo que reduce el rendimiento de los pollos de engorde sin aumentar la mortalidad, pero provocando por lo general un aumento significativo de los niveles de decomisos.

El origen de esta patología es el Clostridium perfringens, un bacilo gram-positivo, una bacteria inmóvil, esporulada y anaerobia, que es parte de la flora cecal de las aves de corral que esporula cuando las condiciones ambientales son hostiles. Por sí mismo, su sola presencia, aún en gran cantidad, no es suficiente para desarrollar la enfermedad. Pero en combinación con otros factores de estrés – por el pienso o bien por coccidiosis, altas densidades, micotoxinas o una vacunación – o un trastorno de la flora intestinal, el C. perfringens puede desencadenar la aparición de enteritis necrótica.

Como principal factor predisponerte, una dieta rica en proteína — con harina de pescado – ayuda a aumentar el número de clostridios en el intestino. También se observa un aumento del nivele de glicina y una reducción del de metionina. Este cambio genera un desequilibrio de la microbiota, caracterizado por el descenso en el número de Lactobacillus johnsonii y L. acidophilus, míentras que aumentan los L. reuteri y L. animalis.

Una dieta rica en proteína  -con harina de pescado- ayuda a aumentar el número de clostridios en el intestino.

Una suplementación con probióticos o prebióticos puede ayudar a restaurar el equilibrio de la flora y fortalecer el sistema inmunológico, inactivando los clostridios.

Cojeras y necrosis de la cabeza de fémur

Robert Wideman, de la Universidad de Arkansas, ha aplicado esta hipótesis a las cojeras, un problema especialmente prevalente en granjas de pollos pesados – 4 kg – en Estados Unidos.

Su experiencia nos lleva particularmente a la necrosis de la cabeza femoral, una de las causas más comunes de cojeras. También se llama condronecrosis bacteriana con osteomielitis — BCO -, una enfermedad metabólica que suele ser más grave en aves de rápido crecimiento.

De hecho, las aves de corral actual tiene el potencial genético para multiplicar su peso por seis o siete en sólo ocho semanas. Por lo tanto, los huesos se ven obligados a soportar un peso importante antes de alcanzar la madurez. Sin embargo, su rápida expansión genera cartílagos de crecimiento óseo más grueso y más sensible a presiones mecánicas.

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“El Campylobacter contamina más fácilmente a las aves cuya salud intestinal ya es frágil “, indica Tom Humphrey, de la Universidad de Swansea.

Reducir la incidencia de lesiones …

En esta situación, el estrés inducido por el peso de las aves crea microlesiones en los puntos de apoyo – cabezas femorales, vértebras torácicas, la placa de crecimiento tibial proximal -. En caso de infección intestinal, estas microfracturas sirven entonces como nidos para la colonización bacteriana: las bacterias del intestino remontan a través del torrente sanguíneo hasta los extremos de los huesos. Según Robert Wideman, en las lesiones de BCO han encontrado una docena de especies de bacterias.

Partiendo de este hallazgo, el investigador quiso comprobar que una buena salud permite limitar las infecciones intestinales por BCO. Para ello, unos lotes de pollos fueron sometidos a un intenso estrés mecánico, criándolos sobre emparrillado, en pisos desiguales y con un gran espacio entre comederos y bebederos, aumentando gracias a ello la prevalencia de BCO de un 7 a un 60%. También compararon dos líneas genéticas para confirmar que las cojeras son más corrientes entre las líneas de crecimiento rápido. El investigador también señaló que una contaminación bacteriana horizontal favorece la extensión de las cojeras a la totalidad de la manada.

¿Como funciona el PoultryStar ?

En las granjas modernas la salud intestinal de las aves está expuesta desde el primer día, incluso antes de que la microbiota intestinal tenga tiempo de estabilizarse.

Combinado con las medidas para reducir los factores de estrés y los riesgos de infecciones – por el medio ambiente, la higiene, la alimentación o las vacunaciones -, la administración de suplementos de probióticos a los pollos desde el principio permite fortalecer la competencia bacteriana a favor de las “buena bacterias “.

La particularidad del probiótico PoultryStar de Biomin consiste en estar constituido por un conjunto de tres cepas de bacterias – Enterococcus faecium, Bifidobacterium animalis y Lactobacillus salivarius -, seleccionadas de las aves para asegurar la compatibilidad con el entorno de la manada.

Estas tres cepas bacterianas estimulan la producción de varias células implicadas en la respuesta inmunitaria – receptores de tipo toll, linfocitos T, linfocitos intraepiteliales, macrófagos e inmunoglobulinas A -. Su acción refuerza así la estanqueidad intestinal y también la capacidad del tejido para regenerarse.

Indirectamente, los efectos del probiótico son múltiples: antiinflamatorio, para el establecimiento más rápido de la microflora intestinal en el arranque, reducción de los riesgo de infecciones bacterianas, de contaminación de las canales, de producción de amoníaco y excreciones urinarias, menor mortalidad y mejora del rendimiento.

Así, el PoultryStar se puede utilizar como un tratamiento preventivo para limitar los riesgos asociados con el estrés ocasional, bien en el inicio, como acompañamiento de un tratamiento con antibióticos durante la contaminación bacteriana de los pollos durante un cambio en la dieta o una vacunación, o bien largo plazo en las granjas con trastornos digestivos endémicos, cojeras o condiciones de manejo difíciles, por densidad animal, temperatura o humedad.

Una nueva serie de pruebas confirmó que la suplementación de un probiótico desde el inicio de la crianza — el “PoultryStar”®, de Biomin – reduce el impacto de las lesiones, incluso a pesar de criar sobre enrejado. “El probiótico aumenta la producción de moco, siendo una barrera natural que protege la mucosa intestinal de los ataques de bacterias, lo que refuerza la impermeabilidad intestinal”, explica el investigador.

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De acuerdo con Robert Wideman, de la Universidad de Arkansas, una buena salud intestinal permite limitar la necrosis de la cabeza femoral.

La lucha contra el Campylobacter

Tom Humphrey, de la Universidad de Swansea – Reino Unido – se ha centrado en el uso de los probióticos en la lucha contra el Campylobacter. Según dijo, la causa principal de la infección está en la alimentación, hallándose presente esta bacteria en el 76% de las explotaciones en Francia, mientras que en Gran Bretaña se han registrado 75.000 casos de infecciones en seres humanos cada año. Y aunque hay varios factores que pueden causar la contaminación por Campylobacter – por la leche, los animales domésticos, el agua, etc. – las aves siguen siendo el primer vector del mismo.

El Campylobacter está presente en el 76% de las explotaciones en Francia

En la cría de pollos el Campylobacter afecta a su rendimiento y a su salud, aunque el nivel de impacto depende del tipo de bacteria. Por otra parte, el Campylobacter evoluciona rápidamente, enriqueciéndose con el ADN de otras bacterias. Un cultivo de Campylobacter jejuni en una muestra de sangre durante 24 horas evidenció la aparición de 18 mutaciones espontáneas. “Las mutaciones son tan al azar que sería imposible lograr los mismos resultados dos veces”, dice el investigador.

La exposición de las aves al Campylobacter es prácticamente imposible de descartar

Según Humphrey, la exposición de las aves al Campylobacter es prácticamente imposible de descartar y por lo tanto el mejor tratamiento es fortalecer la salud intestinal de los pollos, evitando la creación de un caldo de cultivo para la colonización bacteriana.

El mejor tratamiento es fortalecer la salud intestinal de los pollos

Incidencia de cojeras

Incidencia de cojeras (%) en dos líneas de pollos alimentados con una dieta de iniciación – control – o la misma suplementada con PoultryStar’® – 0,5 g/kg -, criados sobre yacija – viruta de madera – o un piso de rejilla hasta 56 días (*)

Prueba

Linea

Sexo

Pienso testigo sobre yacija

Pienso testigo sobre rejilla

Pienso + Poultry Star sobre rejilla

1

C

ambos

12% b

68% a

36% b

2

D

ambos

8% b

28% a

8% b

3

D

machos

2% b

22% a

10% ab

4

D

machos

32% a

18% b

(*) Las cifras de la misma linea seguidas de una letra distinta son significativamente diferentes (P <0,05)

Una serie de observaciones de 797 manadas en 214 granjas demuestra, en efecto, que las aves presentando ciertos problemas – pododermatitis, quemaduras de tarsos, etc. – tienen un mayor riesgo de contaminarse por Campylobacter en verano. “Sin embargo, es difícil decir que estas condiciones aumentan el riesgo de contaminación por Campylobacter o si es al revés,” admite Tom Humphrey. En efecto, el Campylobacter causa un debilitamiento de la barrera intestinal, por lo general acompañado por diarrea, por lo que la yacija tan húmeda propicia el desarrollo de pododermatitis.

Otras experiencias muestran que los pollos con un elevado índice de conversión tienen un mayor riesgo de contaminarse con la bacteria. “El Campylobacter contamina más fácilmente a las aves cuando su estado de salud y su bienestar ya son frágiles”, concluye e: investigador. Del mismo modo, una vez que ya hay las primeras aves infectadas, los Campylobacter de esta primera infección contaminan más rápidamente al resto de la manada. Esta es la razón por la que la eliminación regular de las aves infectadas es esencial para reducir el riesgo de contaminación.

A partir del hipótesis de que la prevalencia de Campylobacter en el intestino puede reducirse por un mecanismo de exclusión competitiva, otro estudio realizado por Biomin ha comparado los análisis de los ciegos tomados de pollos expuestos a C. jejuni a 8 y 15 días. Los resultados mostraron que lo pollos que habían recibido 20 mg diarios del probiótico PoultryStar presentaron unas concentraciones menores de 2 cfu/g, contra 8 cfu/g, de promedio, en los del grupo control. Un estudio adicional también sugiere que el Lactobacillus salivarius también ejerce un efecto inhibidor en muchas cepas de C. jejuni y Salmonella. •

(*) N. de la R.: Traducción literal del texto del autor, aunque suponemos que habría querido referirse a la prohibición de los promotores de crecimiento antibióticos — AGP -.

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