Este artículo es parte de la edición de junio, 2016

Cómo financiar una mini-granja a interés “0”

José A. Castelló

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Efectivamente, esto es lo que esperamos saber exponer, en base a la visita que efectuamos a la granja posiblemente de menor tamaño que hemos visitado en los últimos años, porque no todo tenga que acabar con las macro-granjas que se están estrenando hoy en el sector la avicultura industrial de España, ¿no?

La granja posiblemente de menor tamaño que hemos visitado en los últimos años

Aunque posiblemente por ello no dispongamos del extenso material que solemos recoger en nuestras visitas a las grandes explotaciones del país, creemos que el encabezamiento de estas líneas puede servir para llamar la atención de aquellos que, con unos mínimos recursos financieros, desean iniciarse en el mundo avícola pero no pueden hacerlo por carecer de medios económicos.

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La nave ya terminada, con los depósitos para recogida del agua pluvial en su frente.

La persona y el lugar

Pero ante todo comenzaremos por explicar la situación en torno a la persona emprendedora del negocio y el lugar.

Aquella es Marina Frutos de Diego, una joven veterinaria vallisoletana – 38 años -, habiendo trabajado anteriormente en una ADS de Teruel y una Cooperativa Veterinaria de Valladolid, pero quedándose en el paro hace 3 años, lo que le hizo plantearse su futuro profesional. Y la decisión fue la de una avicultura diferenciada, como la del pollo para carne de tipo ecológico, en la que, pese a su supeditación por tener que pasar por un matadero, vio que tenía un hueco en el mercado de su entorno geográfico, a diferencia del sector de la puesta, en donde sí había ya competencia en su zona. La avicultura “industrial”, también descartada, tanto por la fuerte inversión necesaria, como por no agradarle, en principio, unas aves “siempre encerradas en jaulas y sin acceso a la luz natural”, en sus palabras…

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Una instantánea durante la construcción de la nave de la granja Pollos de la Aldea.

En el haber profesional de Marina hay que decir que la avicultura no había ocupado anteriormente su atención, por haberse dedicado a la ganadería mayor. Por tanto, Marina tuvo que partir de cero, aunque para algo le había de servir lo que estudió en su carrera, documentándose en las fuentes a su alcance y confiando en aquello que siempre se recomienda – pero poco se aplica – de comenzar con poco, aprender con la experiencia – y los fracasos – y no querer ampliar en tanto no se tenga lo anterior bien consolidado…

Una nave hecha de adobes y balas de paja,

En cuanto al lugar, su misma población, Aldea de San Miguel, el origen de su familia, en donde viven sus padres, aunque ya no sus otras dos hermanas. Situado a apenas 30 km al sur de Valladolid y con buenas comunicaciones con esa capital y con Segovia, es una población de unos 250 habitantes, típica de la meseta castellana –900 m de altitud-, una de las tantas que hay en el país en las que “todos se conocen”…

La financiación la obtuvo Marina de Fiare Banca Ética, una entidad que nace de la unión de dos proyectos, Banca Popolare Ética y Fiare.

Pues bien, contando solo con la indemnización que le dieron por su despido, Marina tuvo que comenzar por adquirir el terreno, en lo que tuvo suerte, por ser el elegido, llano y típicamente de secano, apenas útil para pocas cosas, los pastos entre ellas. Sin embargo, aun tratándose de una zona fría, apenas nieva. La finca, de calificación ecológica y situada en las cercanías del pueblo, es de unas 2,5 Ha, aunque la parte de ella dedicada actualmente a la granja ocupa solo 1,5 Ha.

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Detalle de la sala de crianza de los pollitos durante sus dos primeras semanas de vida.

Una financiación especialmente innovadora

Regresando al punto inicial, diremos que la financiación la obtuvo Marina de Fiare Banca Ética, una entidad que nace de la unión de dos proyectos, Banca Popolare Ética, un banco cooperativo que trabaja en Italia desde 1999 y Fiare, que opera en España desde el 2005. Según su propia definición, ambos quieren ser una herramienta al servicio de la transformación social a través de la financiación de proyectos de economía social y solidaria bajo unos principios de transparencia, participación, democracia y crédito como derecho.

Con el objetivo de recuperar el valor del dinero invertido, los depósitos de ahorro de las personas y organizaciones que comparten estos principios sirven para desarrollar el desarrollo cooperativo, el comercio justo y la lucha contra la exclusión social. Los proyectos financiados, además de ser sometidos a una atenta evaluación económica, social y ambiental, constituyen el capital de confianza de Fiare, que garantiza una gestión democrática y un compromiso ético con la participación de las personas socias que se organizan a nivel local – hay más de 37.000, entre Italia y España -.

Entre los sectores susceptibles de ser financiados se halla la de las producciones ecológicas, con el fomento de los circuitos cortos de comercialización

Entre los sectores susceptibles de ser financiados por Fiare se halla la de las producciones ecológicas, con el fomento de los circuitos cortos de comercialización, pero se excluye expresamente todo lo referente a la cría intensiva de animales. Esto cuadraba perfectamente con el proyecto de Marina que, tras la correspondiente evaluación por parte de la estructura operativa de Fiare, obtuvo la ayuda financiera que precisaba con el aval de la asociación de vecinos de su población que le otorgaron su confianza.

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La sala de segunda edad. Todo el equipo de comederos y bebederos es de manejo manual.

En resumen la cantidad que precisaba para poner en marcha el proyecto – 40.000 € – la obtuvo Marina suscribiendo con Fiare un crédito para-bancario sin interés financiero – solo el equivalente a un posible aumento del IPC – y con devolución en 6 años. A destacar el que en el mismo pueblo no solo encontró el aval que precisaba sino también la ayuda material de sus vecinos para la construcción física del gallinero, a la que luego se apuntaron también algunas personas de otros municipios, a sabiendas de que todos acabarían manchados con el barro empleado para la fabricación de los adobes…

La granja “bioclimática” en sí

Acostumbrado uno a las sofisticadas instalaciones de que hacen gala las actuales granjas que se están inaugurando desde hace años en todo el país, lo primero que llama la atención del visitante es la sencillez de la construcción de los “Pollos de la Aldea”, el nombre elegido por Marina – y bien acertado – para la de su proyecto.

La granja consta de una sola edificación, con los correspondientes parques para salida de los pollos al exterior a un lado y otro de ella.

Naturalmente, la sencillez era obligada en una nave hecha de adobes y balas de paja, recordando a quienes desconozcan aquellos que se trata de masas de barro en forma de ladrillos y secadas al aire. Este fue el sistema de construcción elegido para los muros, formados por balas de paja recubiertas exterior e interiormente de barro y con un grueso total de unos 60 cm. Por tanto, se trata de un sistema “bioclimático” formado solo por elementos naturales y más eficiente térmicamente que otro convencional, preservando formidablemente del calor en verano y del frío en invierno.

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Una de las últimas salas, con pollos ya crecidos con acceso al parque.

La granja consta de una sola edificación, con los correspondientes parques para salida de los pollos al exterior a un lado y otro de ella. Toda ella está construida sobre un zócalo de unos 40 cm de hormigón, pensado tanto para aislar los citados muros de la humedad del terreno como para que los pollos no puedan picar los mismos.

La cubierta es a una sola vertiente, contando con vigas de madera y estando formada por un sándwich de placas de madera y 30 cm de paja entre ellas, con planchas de PVC en el exterior. Es decir, un aislamiento también a prueba de la extrema climatología de la zona.

La única nave de la granja, de unos 24 x 5 m está dividida en los siguientes departamentos:

  • una sala para pollitos recién nacidos, de unos 3 x 2 m
  • otra sala algo mayor – 3 x 4 m – para pollos de 15 a 30 días
  • tres salas más – de unos 6 x 5 m – para pollos desde un mes hasta el fin de su crianza
  • un pasillo-almacén para enseres, junto con los servicios sanitarios.

Como puede verse, una instalación muy elemental, como se hacía antaño con las crianzas “en cadena” y el correspondiente peligro de la promiscuidad de las distintas edades de los pollos, como ya le hicimos ver a Marina. Solo que, en este caso, cabe esperar que al no forzarse en la densidad animal, ni en el ritmo de rotación de los lotes y al practicarse un vacío sanitario después del traslado de los pollos al siguiente departamento, se minimiza el riesgo de que un posible problema puntual se convierta en crónico.

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Unos pollos de la genética “cuello desnudo”, bajo uno de los refugios de un parque.

Todos los departamentos disponen de ventanas en ambas fachadas, de tipo abatible y abertura manual, cual corresponde a la sencillez de la instalación.

La granja no dispone ni de suministro eléctrico ni de agua potable. La electricidad nos dice Marina que no la necesita pues no tiene ningún motor, mientras que para el agua se recurre a la de lluvia, que se recoge en 9 grandes depósitos exteriores de unos 2 m3 cada uno. Desde ellos, por gravedad y vasos comunicantes se abastece de agua de bebida a los bebederos, tanto a los situados en el interior de la nave como en el exterior, en los parques.

La granja no dispone ni de suministro eléctrico ni de agua potable

Los tres departamentos mayores, para pollos a partir de un mes de edad, disponen de sus correspondientes parques a ambos lados de la nave, de 900 a 1.000 m2 cada uno, para ser utilizados alternativamente. De esta forma puede haber algo de regeneración del manto vegetal de cada uno.

La densidad animal en los departamentos definitivos, entrando 150 pollitos cada mes, es de realmente baja, 5 aves/m2, mientras que en los parques el espacio disponible por pollo es mucho mayor que el mínimo a que obliga la legislación ecológica, 4 m2 por cabeza.

La densidad animal en los departamentos definitivos es de realmente baja, 5 aves/m2

Toda la granja dispone de un vallado exterior alto y fuerte, lo que siempre es una cierta protección por los robos que se han producido en la zona. Pero además se cuenta con un formidable perro mastín de guardia.

Un manejo elemental

Marina entra un lote de pollitos recién nacidos cada mes y finaliza la crianza a un mínimo de 90 días de edad. Esto significa que siempre tiene al menos 3 lotes en marcha, con un departamento vacío.

La crianza finaliza a un mínimo de 90 días de edad

La crianza se inicia en el primer departamento, en el que la calefacción se realiza mediante suelo térmico, caldeado mediante gas butano doméstico. Es decir, los pollitos se crían sobre un piso caldeado, con la correspondiente capa de yacija encima de éste – viruta de madera -, colocándose directamente sobre ella unos pequeños bebederos de bombona y 2 platos de comederos.

Los costados de esta superficie están rodeados con unos tableros de unos 30 cm de altura, sobre los cuales se colocan unas planchas de plástico para evitar que los pollitos salten al suelo.

A los 15 días de edad los pollitos se pasan al segundo departamento, en el que gozan de algo más de espacio. Aquí disponen ya de comederos-tolva metálicos, bebederos de llenado manual y una calefacción por estufa de biomasa, de carga manual.

Al cabo de unos 15 días más se vuelven a cambiar a alguno de los 3 departamentos ya definitivos, en los que ya no se dispone de calefacción. Desde ellos ya se les permite salir al exterior, bien al parque de un lado o al de otro, que se van alternando en las crianzas sucesivas. La salida al parque es libre, por dejarse siempre abiertas las puertas y las trampillas de cada departamento.

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Marina Frutos de Diego, veterinaria y propietaria de la granja, enfrente de la entrada de la nave.

El piso de los distintos departamentos está pavimentado y la cama utilizada es de viruta de madera y/o paja trinchada de trigo, con preferencia la primera, al ser más absorbente de la humedad.

En los parques los pollos solo disponen de agua potable, suministrada aun mediante bebederos manuales, de bombona, aunque pendientes de ser sustituidos por otros automáticos. En los mismos no hay ningún comedero, aunque sí varios sombrajos, formados por palets colocados en “V” para servir a los pollos de refugio.

Como predadores atacando a los pollos en los parques, solo han tenido algún problema con águilas, aunque no de gravedad.

Como puede verse, la granja no dispone de iluminación artificial en ningún lugar, comentándonos Marina que ésta realmente no es necesaria para el tipo de crianza ecológica que practica con sus pollos.

La granja no dispone de iluminación artificial

El pienso, en harina, es ecológico, utilizando un solo tipo, al principio adquiriéndolo en una cooperativa catalana, en Salellas, pero luego ya de la más cercana fábrica Bidisa, de Ávila. Su base cereal es el maíz, por querer producir un pollo de piel y tarsos amarillos, diferenciado del broiler de Castilla, de pigmentación blanca. Se trata de un pienso con el 18 % de proteína, 3 % de fibra y 5,7 % de grasa, haciéndole ver a Marina la posible conveniencia de realizar el acabado con otro tipo de menor contenido proteico y más económico… – el actual resulta a unos 0,60 €/kg –

El pienso, en harina, es ecológico
y resulta a unos 0,60 €/kg

El pollo y su comercialización

Los pollitos recién nacidos proceden de la granja Pagés, de Reus, entrando un lote de 150 cada mes. Son de la raza “cuello desnudo”, francesa, caracterizada por la calidad excepcional de su carne.

Se crían solo machos, de piel y tarsos amarillos, habiéndose elegido los de cuello desnudo por la extendida creencia de que su calidad para la mesa es mejor que la de otros, por infiltración de la grasa subcutánea. Sin embargo, a ello también ayuda el largo período de crianza -siempre como mínimo de 90 días – y el régimen ecológico de explotación.

En cuanto a los resultados, aunque Marina apenas tiene datos de las pocas crianzas realizadas, nos indica que en la última, realizada en invierno y con un crecimiento posiblemente menor de lo normal, debido a la falta de luz, la media de los pesos canal fue de unos 2,5 kg. Teniendo en cuenta que esto corresponde a unos pollos a los que, una vez sacrificados, solo se les ha extraído el paquete intestinal, ello podría corresponder a unos pesos vivos de alrededor de unos 3 kg.

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En el domicilio familiar, la madre de Marina frente a un suculento pollo ya cocinado, pudiendo verse el tamaño del mismo.

Referente a la conversión alimenticia, la estimación del consumo de la misma crianza fue de unos 9,5 kg de pienso, a lo que correspondería un índice algo superior a 3.

La mortalidad es muy baja, indicándonos Marina que es de solo uno ó dos pollos por lote, principalmente al inicio de la crianza. Aunque el pienso no contiene ningún coccidiostato químico – lo que es lógico, al ser de tipo ecológico – y los pollitos no llegan vacunados contra la coccidiosis, nunca ha tenido problemas con esta enfermedad.

El sacrificio se realiza en el matadero de Sanchonar, S.L., en Sanchunuño, Segovia, objeto ya de un reportaje en SELECCIONES AVÍCOLAS. Se realiza a maquila, devolviéndosele a Marina las canales ya envasadas y congeladas, con los antes citados menudillos introducidos dentro de la misma y una etiqueta indicando el peso.

La comercialización la realiza la propia Marina, principalmente a carnicerías, casas rurales y restaurantes de Valladolid y Segovia y a los pueblos de estas provincias, teniéndolo actualmente todo colocado. •

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