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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de julio, 2013
Conocernos mejor es operar mejor
Aunque quizás algunos de nuestros lectores ya lo hayan podido intuir, queremos comenzar este comentario exponiendo públicamente que uno de los aspectos que se nos hace más arduos para completar cada número de SELECCIONES AVÍCOLAS es el de la elección del tema de que hablar en este editorial. El porqué es sencillo, muchas veces por no haber un asunto destacado que comentar y otras, al revés, por haber varios y tener que decidirnos por uno u otro.
Esto último es lo que nos ha ocurrido en esta ocasión, por tener que elegir entre algo en relación con el sector del huevo, y de su dramática situación actual, o bien en el del pollo, que no nos atrevemos a calificar de esta forma, pero al menos sí de preocupante por los pingües márgenes con que se opera en el mercado de las canales. Al final, como puede verse, nos hemos decantado por este último, con lo que empalmamos con el comentario que hicimos el pasado abril sobre los precios que entonces calificamos, acertadamente o no, “de derribo”.
El tema viene a colación por plantearnos una pregunta: ¿es que conocemos bien el sector de la carne de ave, refiriéndonos al de nuestro país, de igual forma que lo conocen, por ejemplo, un norteamericano o un francés, en cuanto a sus producciones, su comercio exterior, el empleo que genera, etc.?. La respuesta, mucho nos tememos que sea negativa o, cuando menos, que creamos que sí aun cuando en realidad tengamos una imagen falsa o incompleta. Y lo de falso no es ninguna exageración, si tenemos en cuenta las estadísticas procedentes del MAGRAMA que, por ejemplo, el año pasado incluían unas producciones de pollos entre las reposiciones de pollitas para puesta o, por otro lado, indicaban que en toda España teníamos ¡nada menos que 311 explotaciones de avestruces! …
Aunque una buena fuente de información sobre lo que hacemos en este sector nos lo proporcionan los análisis periódicos publicados por Alimarket, no cabe duda de que estamos a años luz de distancia de lo que conocemos sobre algunos determinados países como los antes citados, un importante competidor como Brasil, etc. Por ejemplo, tomando solo a Estados Unidos, unos datos publicados recientemente nos indican algo tan interesante como:
- que el 60 % de todos los pollos se sacrifican con un peso vivo superior a 2,4 kg y una media de unos 2,7 kg, mientras que el 26 % son de tipo “asador”, con pesos de 1,6-1,8 kg
- que la proporción actual de canales comercializadas enteras es solo de alrededor de un 10 %, cuando en los años 90 era de un 18 % y en los 60 de un 85 %
- que la proporción de productos elaborador del pollo ha pasado del 10 % en 1980 a cerca del 50 % en la actualidad.
Sin entretenernos en el análisis del mercado norteamericano, por haber notables diferencias en cuanto a sus hábitos de vida en comparación con los nuestros –aunque habiéndose reducido con el tiempo-, creemos que, al menos, nos indican “por donde pueden ir los tiros” en otras latitudes. Así, teniendo en cuenta la globalización de las culturas y las formas de vida, al menos de los países desarrollados, podemos anticipar en buena forma, salvando ciertas diferencias, nuestro desarrollo futuro en este campo del pollo, al igual que en otros sectores productivos.
Por otra parte, hoy tenemos por un lado a una nueva generación de jóvenes productores que, utilizando unas más sofisticadas herramientas de trabajo y teniendo unos mayores conocimientos que sus padres, ya no quieren seguir criando a sus pollos en aquellas naves de antaño sin ningún tipo de control ambiental, por otro a una genética que año tras año nos da, al menos, la ganancia extra de un día en velocidad de crecimiento, a una sociedad que ya ha ido abandonando la adquisición de canales enteras –aunque ésta haya repuntado últimamente, por cuestión económica- y un largo etcétera de otras consideraciones que, en su conjunto, justifican el lugar en donde estamos. Pero ¿tenemos suficiente información de todo ello, o bien nos guiamos simples apreciaciones subjetivas?
Esta es una pregunta que lanzamos al aire pues no sabemos si alguien podría responderla. Pero mientras, no podemos olvidar que otros importantes países europeos productores de pollos se han interesado por nuestro posicionamiento en la UE, en un mercado sin fronteras en el que la posible ventaja competitiva proviene de otros continentes, lo que justifica el que valdría la pena conocernos mejor para poder sacar ventaja de aquellos puntos que juegan a nuestro favor.