Rusia cierra fronteras a la carne para potenciar su industria, según Propollo
El anunciado cierre de fronteras rusas a carnes congeladas españolas como el pollo responde a una medida “proteccionista” para revalorizar sus producciones internas y potenciar su industria alimentaria antes de dar un paso más y abordar la exportación, eliminada su dependencia del exterior. Así lo han apuntado fuentes de la Organización Interprofesional de Avicultura de Carne de Pollo –PROPOLLO-, quienes opinan que las autoridades rusas ponen trabas en el comercio para asegurar con ello un precio interno alto -una vez librada la competencia y la presión de las importaciones- y por tanto beneficios y rentabilidad a su propia industria para seguir creciendo.
A su juicio, este país aboga por asegurar unas medidas en el mercado interior que permitan que producir pollo en Rusia sea rentable y su industria pueda invertir en él para su crecimiento.
Han precisado que, con una demanda interna “importantísima” de millones de ciudadanos y con materia prima cerealística abundante -Rusia está considerada uno de los graneros del mundo, alimento imprescindible para asegurar una ganadería intensiva eficiente-, en el país se dan las condiciones de cubrir su abastecimiento e, incluso, exportar.
“En tres o cuatro años estarán en condiciones de exportar pollo a la Unión Europea (UE)”, han avanzado.
En su opinión, “Rusia ha estado haciendo maniobras de este tipo -trabas a la importación- varias veces el año pasado”, en su estrategia de pasar de ser un país importador a ser productor e incluso exportador.
Rusia compra carne de pollo congelada desde España, aunque no son cantidades importantes respecto a otros destinos, y sí es un gran comprador de huevos para incubar -que no se han nombrado por las autoridades de ese país como afectadas por las restricciones-, ya que adquiere varios millones cada año. EFEAGRO •