Este artículo es parte de la edición de octubre, 2022

Las prácticas avícolas sostenibles comienzan con un programa integral de bioseguridad

   

 

Introducción

Si hay una lección aprendida de la pandemia es que la cadena de suministro global es vulnerable a las interrupciones que pueden conducir a una disponibilidad de productos inconsistente y a unos precios más altos. La cadena de suministro avícola no es invulnerable. Así como el COVID-19 interrumpió la fuerza laboral que apoya al sector avícola, la influenza aviar puede interrumpir la cadena de suministro porque se eliminan las manadas de aves que dan positivo por la enfermedad.  

La selección del lugar y un perímetro cercado definido son importantes para la seguridad de la granja.

  Lograr la seguridad alimentaria en la producción avícola requiere la participación de muchas áreas del conjunto de la producción y el éxito depende de una gestión continua.

Los gerentes de producción deben ser capaces de liderar las acciones de los miembros de su equipo y tener un buen conocimiento de todas las conexiones continuas para disponer de un ambiente que facilite la salud de las aves y, a su vez, la seguridad alimentaria. Como productores de reproductoras pesadas, nosotros somos el comienzo de la cadena de producción de alimentos. Mantener a nuestros reproductores saludables y seguros sirve como una base sólida para los alimentos a lo largo de toda la cadena de producción.

Logramos esta seguridad implementando un programa de bioseguridad detallado y rígido. La bioseguridad debe ser el enfoque de un programa de manejo de reproductores. Los reproductores pesados están en la granja durante un tiempo significativo y son responsables de producir los huevos para el sector del pollo. Claramente, la bioseguridad debe integrarse con las prácticas, protocolos y estándares de manejo de la granja creados para reducir el riesgo de introducir enfermedades en las manadas. El desarrollo de un programa sólido de bioseguridad involucra muchos factores, incluido el compromiso de los empleados y su capacitación que prioriza la importancia de una aplicación estricta.  

Desarrollo

El proceso de producción de los reproductores debe comenzar con unos pollitos recién nacidos libres de patógenos. Una vez en la granja, se deben emplear todas las medidas de bioseguridad para mantener esta situación. Sin embargo, no es posible controlar todos los procesos relacionados con la crianza y la producción sin contar con un seguimiento riguroso como parte de las buenas prácticas de manejo. Estas prácticas no son genéricas y cada programa debe establecer sus operaciones relacionadas con la producción y manejo de unos huevos fértiles. El primer paso es identificar y describir todas las actividades agrícolas importantes.

El segundo es definir qué actividades representan riesgos potenciales de entrada de patógenos en la operación. Finalmente, utilizar este ejercicio de evaluación de riesgos para definir las mejores acciones para prevenir los riesgos de patógenos. Por ejemplo, la influenza aviar generalmente se transfiere horizontalmente. La exposición inicial suele ser oral, pero a medida que aumenta la infección (de 3 a 5 días de incubación) en la manada, se facilitan las vías de infección conjuntival y respiratoria. Las aves acuáticas normales pueden portar la influenza aviar en su tracto gastrointestinal. Sabiendo esto, el tomar las medidas oportunas para limitar el contacto directo con aves silvestres potencialmente contaminadas es fundamental para un buen programa de bioseguridad.

Ello supone monitorear los suministros de pienso y agua y realizar un manejo que evite la exposición de los miembros del equipo a las aves acuáticas, así como al equipo y la ropa que puedan haber sido contaminados con heces de aves silvestres.

Esto incluiría la exposición a las aves a través de la caza, las manadas de traspatio y las de zoológicos. Los miembros del equipo de reproductores que entren en contacto (intencional o accidentalmente) con unas aves de otros lugares deben informar la exposición a su supervisor y cumplir con el tiempo mínimo de retirada de la granja (72 horas) antes de regresar a la misma. Este tiempo puede extenderse a 7 días si un miembro del equipo está expuesto a aves enfermas. Las manadas no se infectan con enfermedades por casualidad. Al rastrear los procesos, con todos los estándares, controles y registros disponibles, podemos identificar la fuente de una infección. La trazabilidad es tan importante como proporcionar las pistas necesarias para determinar la posible fuente de infección para prevenir futuras infecciones de la manada.

Hay que hacer las preguntas apropiadas, escuchar las respuestas, utilizar esta información para encontrar la brecha de seguridad y hacer las recomendaciones necesarias para restaurar la bioseguridad de la manada. Considerar los siguientes conceptos básicos de bioseguridad:  

 

Ubicación de la granja

Antes de construir el primer gallinero, considerar la proximidad de otras granjas avícolas y establecer la mayor distancia posible hasta granjas. La topografía y el drenaje de las naves deben evitar la acumulación de agua alrededor de ellas y en su interior. La vegetación puede actuar como una barrera, pero también podría ser un refugio no deseado para aves y animales silvestres. Mantener las naves avícolas a una distancia segura de carreteras o caminos muy transitados, especialmente por vehículos avícolas. La selección del sitio también incluye evitar los estanques, los lagos y los cursos de agua de la granja que acercarán a las aves acuáticas a la misma.  

La selección del sitio es importante para la seguridad de la granja.

 

Entrada sanitaria

Una barrera física, como una puerta sanitaria, debe reflejar la importancia del trabajo realizado en la propiedad. En la puerta, se requiere que las instalaciones realicen una limpieza y desinfección adecuadas, mediante métodos húmedos o secos, con todos los vehículos esenciales que acceden a la propiedad. Otras barreras físicas, incluidas las puertas y cercas, deben revisarse diariamente. No deben tolerarse agujeros en las cercas ni puertas abiertas. Los arcos de desinfección deben monitorearse para garantizar la presión y el funcionamiento adecuados. Los sistemas de lavado deben utilizar desinfectantes apropiados en la dosis activa.  

Personas, vehículos y materiales

Los procedimientos requeridos para ingresar a la instalación deben ser claros para todo el personal. Solo después de una desinfección y el registro adecuado podrán acceder a la instalación y los procedimientos para la desinfección de los materiales también deben ser claros. Los miembros del equipo de la empresa que trabajan en lugares distintos a la granja y los que no son miembros del equipo (visitantes y contratistas) solo pueden tener acceso a la granja de reproducción después de haber sido evaluados y autorizados por el miembro del equipo responsable de la barrera. Deben someterse a una evaluación que incluya el origen de la persona, su contacto previo con otras aves, su estado de salud y el motivo de la visita. Si no se cumplen todos los requisitos previos se debe denegar el acceso. El acceso de vehículos debe ser severamente restringido. Solo se debe permitir a los designados como esenciales, incluidos los transportes de pienso o de huevos, los de entrada de las aves o el traslado para su procesado. Para los vehículos no esenciales se debe completar un cuestionario que incluya su origen y realizar su limpieza y desinfección. Además, recopilar información que permita una adecuada trazabilidad de todos los vehículos que ingresan a la finca.  

Calidad del pienso y el agua

El coste de las materias primas es importante, pero la calidad y la seguridad son más importantes y se basan en las buenas prácticas de producción de los productores dentro de sus fábricas de pienso. La molienda, el transporte y el llenado de los silos en las granjas deben seguir procedimientos claros para mantener la calidad microbiológica del alimento. El agua debe tener unos altos estándares físico-químicos y microbiológicos sobre su calidad. Para mantener su calidad debe ser clorada y monitoreada, muestreada y analizada constantemente.  

Acceso a los gallineros

El acceso a los gallineros debe tener el mismo control y rigor, barreras físicas y químicas que la barrera de las instalaciones para reducir el riesgo de infección de las manadas. La limpieza de botas, el uso de pediluvios con productos líquidos o en polvo, el lavado y la sanitización de manos con un gel alcohólico son buenas prácticas de un programa de bioseguridad.  

 

Usar calzado específico para cada nave.

 

Control de alimañas

Mantener los gallineros cerrados para evitar que las aves silvestres accedan a ellos. Se debe implementar y mantener un programa preventivo para roedores y moscas de acuerdo con un cronograma y una lista de verificación. Si estos controles no se realizan según lo programado aumentan el riesgo de entrada de patógenos. Consultar las normativas locales sobre los productos utilizados para el control de roedores e insectos, ya que deben estar aprobados para su empleo en las instalaciones. Además, asegurarse de que los insecticidas y rodenticidas se controlen y almacenen correctamente.  

 

Buenas prácticas dentro de las naves

Las operaciones diarias dentro de las naves también son fundamentales para la salud y la seguridad de las manadas. Algunos puntos clave son:

  • El pienso derramado atraerá a las aves silvestres y roedores. Después de llenar los silos, limpiar y retirar inmediatamente el pienso que pueda haberse vertido y asegurarse de que las tapas de los mismos estén cerradas.

  • Los huevos deben recogerse al menos 4 veces al día (y hasta 6 durante el pico de producción) y almacenarse en un ambiente con la temperatura controlada. El retraso en hacerlo puede comprometer la integridad del huevo, creando un entorno que facilita la contaminación.

  • Lavarse y desinfectarse las manos para todas las tareas, incluida la recogida, la clasificación y el pesaje de huevos, así como el pesaje, vacunación y clasificación de la manada.

  • Mantener el saneamiento del piso, ya que los pisos húmedos brindan un buen ambiente para que se multipliquen los microorganismos.

  • El aplicar buenos principios de bienestar animal, garantizar la comodidad de la manada, cumplir con los estándares de alimentación y agua, controlar el medio ambiente y manejar las manadas con cuidado promoverá un alto nivel de salud de las mismas.

 

Preparación de muestra de pienso para un análisis microbiano.

 

Limpieza y desinfección

Crear un protocolo estándar de limpieza y desinfección y verificar el desempeño del protocolo a través de actividades de monitoreo y auditoría. Este programa debe ser validado con métodos microbiológicos. Modificar y ajustar los detergentes y desinfectantes en base a los resultados de las validaciones y auditorías. No se debe realizar ninguna desinfección antes de que se complete la limpieza a fondo. Se requiere lavar bien las estructuras y usar detergentes efectivos para reducir el material orgánico que puede albergar patógenos. Seguir una desinfección minuciosa con agentes aprobados por las reglamentaciones que sean efectivos contra microorganismos específicos.  

Conclusión

Las pautas que hemos expuesto deberían ser incluidas al diseñar un programa de bioseguridad. Una buena validación general de propio programa de bioseguridad debería incluir el verificar el uso de medicamentos, la incidencia de enfermedades, la mortalidad y los costos del programa de salud, ya que estos factores pueden indicar los puntos débiles en el mismo. Además, la capacitación de los miembros del equipo y el monitoreo y las auditorías constantes también forman parte de un programa de bioseguridad efectivo enfocado en la salud y el bienestar de las aves. La bioseguridad debe ser parte de los procedimientos operativos estándar de la granja y no algo que se vuelve importante solo cuando se encuentra una enfermedad en la misma o cerca de ella.    

CRISTIANO PEREIRA

Cobb-Vantress, Inc.  

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