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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de septiembre, 2022
Se investiga el uso de la piel del cacahuete para piensos
¿Qué hay que debe hacer con los millones de pieles de cacahuetes que se eliminan en el proceso de convertir a éstos en un alimento para el ser humano o los animales?
Esto es lo que se planteó Ondulla Toomer, químico del Servicio de Investigación Agrícola en Raleigh, Carolina del Norte (EE.UU), que ha sugerido una gama de usos como alimentos en vez de ser un producto de vertedero, Según él, la piel del cacahuete tiene un potencial nutricional sin explotar pese a su delgadez, por su contenido en proteína, carbohidratos, grasas, fibra, minerales y vitaminas.
Además, también contiene compuestos bioactivos, incluidos antioxidantes que ayudan a neutralizar las moléculas que dañan los radicales libres corporales y unos niveles de actividad antioxidante iguales a los del té verde, las pieles de uva y otras fuentes. En el campo de la alimentación del ganado, Toomer y sus colaboradores están explorando los beneficios de incluir las pieles de cacahuete a las dietas de las aves.
Sin embargo, las pieles contienen taninos, que pueden reducir la digestión de las proteínas de los alimentos. Los investigadores han comenzado a evaluar unos bajos niveles de inclusión (4%) de las mismas con el fin de determinar la cantidad óptima que se puede incorporar al pienso. Además, conscientes de las sensibilidades al cacahuete en algunos consumidores, los investigadores también han verificado la presencia de proteínas alergénicas del mismo en muestras de huevo y carne producidas a partir de aves alimentadas con dietas que lo contienen, aunque sin detectarlas.
En el frente de los alimentos funcionales, los investigadores están comparando las concentraciones de compuestos bioactivos en las pieles de cacahuete de diferentes colores, que van desde el rojo, bronceado y marrón, hasta blanco, negro y abigarrado. Según Toomer, el perfilar la química nutricional y las propiedades de las pieles de cacahuete es un paso clave para descubrir la mejor forma de utilizarlas, con beneficios potenciales para los productores y consumidores.
Con ello, su trabajo encaja con la misión general del Departamento de Agricultura de EE.UU. de mejorar la productividad, el procesamiento, la calidad del usuario final y el valor nutricional no solo del cacahuete, sino también de otros cultivos.