Este artículo es parte de la edición de enero, 2022

Mycoplasma gallisepticum, un problema permanente en las aves domésticas

La infección por Mycoplasma gallisepticum (MG) en la avicultura comercial es habitual en muchas partes del mundo. A pesar del éxito en la eliminación de la enfermedad en los reproductores abuelos de las gallinas y los pavos, el problema persiste entre los reproductores pesados de los pollos y los mismos broilers en muchas áreas. Y también sigue habiendo una alta incidencia de la enfermedad entre las ponedoras comerciales en todo el mundo.

La presencia permanente de MG en las aves domésticas comerciales indica que los esfuerzos de erradicación no tuvieron mucho éxito. La infección por MG en el sector avícola comercial probablemente continuará y limitar las pérdidas será el objetivo principal. La infección por M. gallisepticum es causada por un organismo similar a las bacterias, pero careciendo de pared celular, característica que hace que sea extremadamente frágil.

Se inactiva fácilmente por los desinfectantes, el calor, la luz solar y otros factores, aunque permanece viable en el medio ambiente, fuera del ave durante unos 3 días. Por esta razón, el MG es bastante fácil de eliminar en las granjas avícolas de una sola edad que practican el “todo dentro / todo fuera”. Si una manada de ponedoras está infectada, la despoblación completa de la misma al final del ciclo de puesta y el tiempo de vacío sanitario antes de la reintroducción de las próximas aves tendrán éxito en la eliminación del MG.

Sin embargo, se debe realizar una despoblación completa para romper el ciclo de infección y evitar la reinfección de las manadas posteriores en las instalaciones. Cuando un ave está infectada por MG, la infección es de larga duración. En el período posterior a la infección el organismo está presente en los tejidos respiratorios en altos niveles y se disemina en el medio ambiente y los huevos. Después de varias semanas el nivel de infección y la diseminación del organismo se reducen. Sin embargo, la infección persiste indefinidamente en la manada y las aves pueden albergar el organismo de forma intermitente, especialmente después de un período de estrés.

Esta característica hace que la eliminación del MG sea extremadamente difícil en los complejos reproductores y de puesta de varias edades. Cuando unas pollitas limpias de MG, criadas en granjas de una sola edad y de forma aislada, se llevan al complejo, frecuentemente se exponen al organismo en el peor momento posible, al inicio de la producción. Este ciclo de propagación continúa en el complejo con las nuevas introducciones de manadas.

Los esfuerzos para reducir los efectos adversos de la enfermedad en los reproductores y las ponedoras comerciales en los complejos avícolas han incluido el uso de antibióticos, vacunas muertas y vacunas vivas. Estos esfuerzos han tenido éxito en la reducción de la caída en la producción de huevos después de la infección, manteniendo los niveles de puesta durante todo el ciclo, reduciendo la gravedad de las enfermedades respiratorias, controlando las reacciones excesivas a las vacunas, reduciendo la sensibilidad a la calidad del aire y reduciendo la transmisión a la progenie a través del huevo. Sin embargo, estos esfuerzos no han tenido éxito en la eliminación y la diseminación de la infección. Más recientemente, las vacunas vivas han estado disponibles y se propagan de un ave aotra no causan la enfermedad en los pavos y solo una leve y predecible reacción en las pollitas, teniendo muchas ventajas sobre las vacunas vivas utilizadas en el pasado.

La mayoría de los criadores de reproductores MG positivos y de complejos de ponedoras comerciales administran estos productos a las pollitas antes de llevar a unas aves limpias de MG a complejos infectados. Pero también el uso de vacunas muertas es habitual en algunas granjas, especialmente en los complejos de reproductores pesados. Mientras que las vacunas vivas se usan más frecuentemente en ponedoras comerciales, las combinaciones de vacunas vivas y muertas y antibióticos se utilizan dependiendo de las condiciones locales. El uso de antibióticos es más práctico en los broilers para controlar la reacción respiratoria.

 

EL MG SE DISEMINA SÓLO DISTANCIAS CORTAS POR VÍA AÉREA.

CUANDO SE PRACTICA UNA EXCELENTE BIOSEGURIDAD, HA HABIDO MUCHOS CASOS EN LOS QUE LA INFECCIÓN NO SE HA EXTENDIDO A LAS NAVES ADYACENTES DENTRO DE UNA GRANJA. LA ENFERMEDAD SE TRANSMITE DE GRANJA A GRANJA PREDOMINANTEMENTE POR EL MOVIMIENTO DE PERSONAS, EQUIPOS Y VEHÍCULOS CONTAMINADOS.

Por lo tanto, la bioseguridad básica es el mejor medio para prevenir la introducción de MG en complejos de puesta y de reproducción. La transmisión por el huevo desde unos reproductores infectados a su progenie de pollitos para carne tiene lugar a un bajo nivel, aunque, la infección horizontal ocurre más fácilmente entre las naves de pollos para carne.

Otro medio potencial de transmisión del MG al que a menudo no se ha prestado mucha atención es la propagación por las aves silvestres y las de compañía. Hay datos que han demostrado que aquellas pueden infectarse y diseminar el MG. De igual forma en una serie de experimentos que realizamos en 1990 pudimos producir la enfermedad clínica aislando una cepa clásica de campo de MG de periquitos. Estos hallazgos demuestran aún más la necesidad de que las naves avícolas sean a prueba de aves silvestres siempre que sea posible, así como de disuadir a los empleados de las granjas de que tengan contacto con aves de compañía. La decisión de vacunar o simplemente aceptar pérdidas de rendimiento en ponedoras comerciales dependerá de varios factores.

La cepa de MG en una granja debe considerarse ya que algunas cepas de MG son leves, mientras que otras son altamente virulentas. El tipo de construcción de la nave es un factor importante para determinar la gravedad de la enfermedad clínica. Las de costados abiertos y las cerradas con una excelente ventilación no experimentan pérdidas importantes en el rendimiento, mientras que las mismas gallinas en una nave cerrada con mala ventilación ocurrirá lo contrario. Por lo tanto, los programas de vacunación contra el MG deben tener en cuenta la calidad del aire donde se hallan alojadas las gallinas. Las enfermedades concurrentes como el coriza y la laringotraqueítis infecciosa, así como la intensidad del programa de vacunación con virus vivo, especialmente contra IBV, NDV, ILT, también son variables a considerar.

En los reproductores pesados una infección por MG casi siempre requiere una intervención vacunal y con antibióticos. En estas aves las pérdidas son significativas y además transmiten la enfermedad a su descendencia.

La vacunación contra el MG ha demostrado reducir la diseminación del organismo y su duración. De ahí que se sugiera el realizarla como parte de los esfuerzos implementados en la erradicación del MG en una manada de reproductores pesados o de ponedoras comerciales con el fin de reducir el potencial de diseminación a otras granjas vecinas o a unas aves no infectadas.

Las manadas afectadas de reproductores pesados deben ser vacunados antes del comienzo de la infección, tratando a los pollitos para carne procedentes de ellas para reducir los efectos adversos del MG. En resumen, es improbable que el MG pueda ser erradicado de la avicultura comercial en los próximos años. Sin embargo, mediante la aplicación de unas buenas medidas de bioseguridad y el empleo efectivo de vacunas las pérdidas debidas al mismo pueden ser reducidas.    

GARY D. BUTCHER

IFAS Extension VM 130, Rev. 2018  

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