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Este artículo es parte de la edición de octubre, 2021
Tras la luz, ahora el gas: su precio se ha multiplicado por cinco en un año
UPA Castilla y León ha denunciado la situación límite en la que se encuentran las granjas de pollos en la región ante la abusiva subida del precio del gas, que es la principal fuente de consumo energético de este sector productor, multiplicándose por cinco el precio desde septiembre del año pasado. Esta situación está generando que una explotación media en Castilla y León haya asumido en el último año unos 12.000 euros de sobrecoste solo en el gas, lo que complica la rentabilidad en un sector con márgenes de por si estrechos.
El precio que se paga por la electricidad en España está subiendo de forma escandalosa y, sin duda, uno de los componentes que más está afectando a los precios de la energía eléctrica es precisamente el gas. De este modo, la repercusión económica para los 450 profesionales del sector avícola de Castilla y León que producen al año alrededor de 112.000 t y sacrifican unos 60.000 pollos está siendo muy gravosa, y más lo será a partir del 21 de septiembre con un nuevo incremento del coste en 0,08 €/kg, más impuestos.
Las granjas de pollos deben mantener las condiciones ambientales ideales para la correcta crianza de animales gracias a los sistemas generadores de aire caliente, suelo radiante, tubos radiantes o lámparas de infrarrojos, además del coste de la ventilación, iluminación y motores de elevación de agua y reparto de piensos, entre otros. En este sentido, según datos de UPA, los costes de luz y gas que tienen que asumir los criadores de broilers actualmente representan en torno al 35 % de los costes totales de producción.
La realidad es que la situación de los productores avícolas actualmente es límite y las previsiones más pesimistas apuntan a que la llegada del invierno supondrá un incremento aún más gravoso en el recibo del gas, teniendo en cuenta que la energía actualmente es el coste de producción más importante en el sector del pollo.
A esta situación hay que sumarle el desplome de los precios del pollo en origen a lo largo de los últimos meses debido a la caída del turismo y del fuerte impacto en el canal HORECA – hostelería y restauración – que está poniendo contra las cuerdas a las explotaciones profesionales avícolas de carne en la región. UPA avisa de la situación dramática que lleva atravesando el sector desde el inicio de la pandemia, que se agrava con el descomunal incremento de la factura energética, por lo que para evitar el cierre de explotaciones deben adoptarse desde las administraciones medidas de choque como la reducción de impuestos y ayudas directas a un sector estratégico como es el aviar.
El escenario actual es muy preocupante teniendo en cuenta que nuestro país depende exteriormente del petróleo, del gas o de la electricidad, y sería dramático que la alimentación como consumo interno de bien de primera necesidad para la sociedad española también dependiera de los intereses de terceros países. La organización considera que la eficiencia energética, así como la reducción del coste son aspectos determinantes para el futuro de cualquier actividad, y también en el para la producción de las granjas de pollos.
En Castilla y León este sector tiene una gran importancia en relación con el total de la producción ganadera española pues es la región con más explotaciones en el conjunto nacional, y el valor económico generado por las mismas es muy relevante para las zonas rurales.
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