Este artículo es parte de la edición de abril, 2021

Importancia de la nutrición en la calidad de la cáscara de huevo en los reproductores pesados

Introducción

Una mala incubación representa una pérdida sustancial de ingresos y rentabilidad para una empresa de reproductores pesados. La mala calidad de la cáscara de huevo y los huevos contaminados son a menudo los principales factores que contribuyen a ello. Por lo tanto, es importante entender los factores que afectan a la calidad de la cáscara y cómo mejorar significativamente el número de huevos incubables y reducir la pérdida de pollitos debido a este aspecto.  

¿QUÉ SABEMOS SOBRE LA CÁSCARA DEL HUEVO?

La cáscara de huevo protege y soporta las estructuras blandas internas. Es semi-permeable al aire y al agua y ayuda a prevenir la infección bacteriana. Alrededor del 94-95 % de la cáscara de huevo seco es carbonato de calcio – CaCO3 – y pesa 5,5-6,0 g. Las cáscaras de los huevos de buena calidad de los reproductores pesados comprenden aproximadamente 2,0-2,2 g de calcio en forma de cristales de carbonato.

Una cáscara de huevo típica contiene alrededor de un 0,3 % de fósforo y un 0,3 % de magnesio y trazas de sodio, potasio, zinc, manganeso, hierro y cobre. El resto de la cáscara seca se compone de una matriz orgánica que tiene propiedades de unión de calcio y su organización durante la formación de ésta juega un papel vital en la fuerza de la misma. La resistencia de la cáscara depende aún más de la cantidad de cáscara presente, en relación con el tamaño del huevo, su forma y su grosor.  

 

LA CUTÍCULA

La parte más externa de la cáscara del huevo es la cutícula, un recubrimiento no calcificado, delgado e insoluble en agua y compuesto principalmente de glicoproteínas. Hace que la cáscara sea impermeable al agua y sella los poros de la misma para mantener fuera el polvo y las bacterias, desempeñando un papel en la regulación de la humedad y el intercambio gaseoso durante la incubación y la prevención de la desecación del embrión.

Cuando un huevo es puesto la cutícula no se estabiliza completamente; parece mojada durante 2-3 minutos bajo un microscopio y tiene un aspecto abierto y esponjoso. Después de madurar, se endurece hasta aparecer una superficie más lisa y hasta que se asienta no protege a los poros de la penetración bacteriana. Si el huevo se coloca sobre una superficie sucia las bacterias, casi con seguridad, pasarán a través de la cáscara y contaminarán su contenido interno, afectando negativamente al desarrollo embrionario.  

Figura 1. Estructura interna de un huevo fértil en el momento de la puesta.

 

HUEVOS RESQUEBRAJADOS

Es obvio que cuando una fuerza externa sobrepasa la fuerza de la cáscara se produce la rotura del huevo. Las roturas pueden ser completas, cuando la membrana de la cáscara y la misma cáscara están rotas, o incompletos, cuando la cáscara lo está, pero la membrana permanece intacta.

Los huevos completamente agrietados no se utilizan para la incubación debido al alto riesgo de pérdida de humedad y contaminación bacteriana. Sin embargo, los huevos con grietas del tamaño de un cabello son menos obvios en una inspección visual y pueden utilizarse inadvertidamente en las incubadoras comerciales. También hay problemas externos de calidad del huevo en relación con otros defectos de la cáscara que no se deben necesariamente a su rotura, como son una cáscara rugosa, una forma atípica, con grietas importantes, en fárfara y manchados o sucios.

Todos estos defectos ocurren con menos frecuencia que los relacionados con problemas reales de resistencia de la cáscara, pero pueden dar lugar a mayores riesgos de contaminación o a una menor incubabilidad.  

 

PROBLEMAS CON UNA MALA CALIDAD DE LA CÁSCARA

En una experiencia de Barnett y col, – 2004 – para determinar si los pollitos nacidos de huevos con minúsculas grietas crecerían normalmente, en comparación con aquellos otros con la cáscara intacta, encontraron que aquellos huevos tuvieron una mayor pérdida de peso, que su incubabilidad fue peor y la mortalidad embrionaria mayor.

En otro estudio utilizando el índice de gravedad específica como determinante del espesor de la cáscara, Roque y Soares – 1994 -, descubrieron que los de cáscara gruesa – gravedad específica 1,080 – mostraban una mayor incubabilidad y una menor mortalidad embrionaria intermedia y tardía.  

 

¿QUE INFLUYE EN LA CALIDAD DE LA CÁSCARA?

Una serie de factores nutricionales y no nutricionales podría influir en la calidad de la cáscara de huevo en los reproductores pesados. Se trata de los siguientes:

  1. La duración del tiempo que pasa en el útero durante la formación de la cáscara

  2. El nivel de deposición de calcio en el útero

  3. La hora del día en que se pone el huevo

  4. La edad de gallina ya que el grueso de la cáscara se reduce al avanzar y el tamaño del huevo aumenta

  5. Agentes determinantes de enfermedades infecciosas y contaminaciones, por ejemplo, bronquitis infecciosa, síndrome de caída de puesta, Newcastle, micoplasma, micotoxinas T-2 y HT-2; sulfamidas e insecticidas organoclorados.

  6. Deficiencias y excesos nutricionales

  7. Agua potable salina

  8. Momento de la alimentación

  9. Otros, como el genotipo, el alojamiento o el sistema de producción, el medio ambiente – temperatura, iluminación,

 

 

IMPORTANCIA DE UNA NUTRICIÓN ÓPTIMA

Como la cáscara de huevo contiene principalmente Ca CO3, se suele suponer que el calcio es el único nutriente responsable de su calidad. Sin embargo, tanto el fósforo como la vitamina D3 también están involucrados, junto con una serie de Condición del Poligoelementos minerales, además de que el estado de salud intestinal y la función renal también juegan un papel importante en la absorción de calcio y la actividad de ésta.  

Figura 2. Vía bioquímica del metabolismo del calcio y el fósforo en la gallina.

 

  El calcio es necesario para las gallinas reproductoras a unos niveles adecuados -hasta 4,9 a 5,1 g/ave y día – para la formación de la cáscara. Una fuente y un suministro adecuados del mismo durante la puesta son cruciales para prevenir la aparición de varios problemas, entre ellos:

  • tetania de calcio,

  • anomalías esqueléticas

  • mala calidad de la cáscara: delgada, agrietada o sin ella.

Además, también puede darse una alteración de la ovulación, una producción muy temprana de huevos y una caída de la misma especialmente en pollitas de gran peso y maduración precoz -. En una reproductora alimentada de forma controlada la cantidad de calcio consumido varía según el sistema de reparto. El tamaño de partícula y el origen de la fuente de calcio por ejemplo, conchilla de ostras, carbonato cálcico, etc. – deben tenerse en cuenta al establecer el nivel del mismo durante la puesta.

Un equilibrio adecuado de calcio es importante para evitar deficiencias o excesos con impacto negativo en la calidad de la cáscara, debido a una insuficiente mineralización del calcio o la utilización de minerales importantes como fósforo, magnesio, manganeso y zinc. Debido al alto contenido de calcio en la dieta de puesta y el consiguiente impacto en la densidad de la misma hay una tendencia a la segregación del tamaño de las partículas del pienso, lo que puede originar una mayor variación en los resultados del análisis de calcio dietético.

Por lo tanto, también es importante asegurar un adecuado tiempo de mezclado del pienso para lograr un alto nivel de precisión entre los niveles dietéticos formulados y los reales. El fósforo está presente a un nivel bajo en la cáscara de huevo, pero es importante para reponer el hueso medular de la gallina, debiendo haber el suficiente para asimilar el calcio en la matriz ósea. Por lo tanto, hay que proveer la suficiente ingesta diaria de fósforo disponible – de 500 a 585 mg/ave y día – desde el pico de puesta hasta el final de la manada – para una calidad óptima de la cáscara.

Los requisitos pueden cambiar en condiciones de estrés térmico y es importante evitar una hipofosfatemia Hopkinson y col., 1984 -. Por el contrario, un alto nivel de fósforo disponible – en cuanto al fósforo no fítico – puede tener efectos negativos. Según Ekmay y Coon – 2011 -, la reducción del mismo mejora la gravedad específica de los huevos e incluso con una ingesta tan baja del mismo como del 0,2 % la producción de huevos se sostuvo. Sobre esta base se puede argumentar que el fósforo disponible en la dieta para los reproductores pesados debe limitarse al 0,35 %, particularmente después de 35 semanas de edad. La vitamina D3 es un importante elemento implicado en el metabolismo del calcio en el hígado y el riñón y por lo tanto afecta significativamente la calidad de la cáscara del huevo por ser necesaria para la absorción normal del calcio.

Una cantidad inadecuada de vitamina D3 en el pienso induce rápidamente una deficiencia de calcio y una caída en el peso de la cáscara de huevo, lo que origina cáscaras más débiles y delgadas. Se recomienda una dosis mínima de 3.500 UI/kg de vitamina D3 en el pienso para las reproductores para la producción de huevos, la calidad de la cáscara y la incubabilidad. En circunstancias de retos de campo que implican la integridad hepática o renal, algunos metabolitos comerciales de vitamina D han demostrado promover una mayor retención de calcio en el ave y mejorar la calidad de la cáscara. Los oligoelementos minerales como el manganeso, el cobre y el zinc también son importantes para lograr una buena calidad de la cáscara.

Los niveles recomendados por las empresas de reproductores para estos nutrientes deben satisfacer los requisitos de calidad de la cáscara. Es importante adoptar fuentes minerales fiables y bien definidas. Puede haber beneficios en términos de biodisponibilidad en el suministro de parte de estos minerales de fuentes orgánicas para la mejora de la calidad de la cáscara de huevo – Stefanello y col., 2014 -. Los electrolitos están involucrados en el equilibrio ácido-base – Na+K- Cl -, siendo uno de los principales factores metabólicos involucrados en la formación de cáscara de huevo – Mongin, 1978 -.

En condiciones normales, el garantizar un equilibrio de electrolitos alrededor de 200 mEq/kg de pienso es suficiente para garantizar una calidad óptima de la cáscara. Las aves estresadas por calor a menudo ponen huevos con una cáscara más delgada y débil debido a las alteraciones del equilibrio ácido-base en la sangre como resultado de la hiperventilación por el jadeo, lo que origina una pérdida excesiva de CO2. Esto, a su vez, origina un mayor pH en la sangre ser más alcalino. El pH de sangre más alto reduce la cantidad de Ca ionizado y CO3 enviado al útero para la formación de cáscara.

El aumentar la cantidad de calcio en el pienso no corrige este problema pero, en condiciones prácticas, la sustitución de parte de la sal común – un tercio de ella – por bicarbonato sódico y un aumento del nivel de K para lograr un equilibrio de electrolitos por encima de 200 mEq/ kg ha demostrado ser beneficioso para mejorar la resistencia de la cáscara. La evidencia sugiere que la adición de vitaminas C y E – 200 mg/kg y 250 mg/kg en la dieta, respectivamente – puede mejorar sustancialmente la gravedad específica del huevo y el grueso de la cáscara en las reproductoras pesadas bajo un estrés térmico prolongado – Chung y col., 2005 -.

Un agua potable salina, que es alta en sodio y cloruros, puede inhibir la actividad de la enzima anhidrasa carbónica en la mucosa del útero que limita el suministro de iones de bicarbonato – y calcio – en el lumen de la misma para formar CaCO3 – Chen y Balnave, 2001-. Sin embargo, en comparación con las ponedoras comerciales, no se han realizado muchos estudios controlados en reproductores pesados en este campo, aunque se sabe que estas últimas, si son más viejas – más de 40 semanas – son más sensibles al agua salina y tienen una capacidad reducida para recuperarse de los efectos adversos de un elevado nivel de NaCl.

La reducción del nivel de sal en el pienso tiene poco potencial de compensación, por lo que el mejor remedio para unos altos niveles salinos en agua de bebida es la desalinización -ósmosis inversa -, y evitar el suministro de ella a partir de más de 500 ppm de NaCl.

El momento de la alimentación puede influir en la calidad de la cáscara. A los reproductores pesados generalmente se les repartir el pienso durante las primeras horas de la mañana, lo que, lamentablemente, no coincide con el momento de deposición de la cáscara de huevo, que tiene lugar durante la noche.

Por lo tanto, en el momento de la demanda máxima de. calcio para la calcificación de la cáscara una cantidad significativa de éste se moviliza desde el sistema esquelético para la formación de la misma. Y los resultados de la investigación indican que cuanto más calcio esquelético se utiliza en ello, más pobre es la calidad de la cáscara – Leeson y Summers, 2000 -. Farmer y col., – 1983 – han observado que se logra una mejor calidad de la cáscara cuando las reproductoras eran alimentadas al final de la tarde en comparación con las aves que recibían el pienso a primera hora de la mañana, como consecuencia de que una cantidad significativamente mayor de calcio estaba disponible en el sistema digestivo durante la calcificación de la misma.

En la práctica, alimentarse a última hora de la tarde o por la noche puede no ser factible, pero es digno de consideración si la calidad de las cáscaras en una manada es pobre. Esto es especialmente aplicable en manadas mayores ya que tanto la eficiencia de la absorción del calcio en el intestino como la resorción esquelética disminuyen con la edad.

El tamaño de las partículas de calcio es una opción alternativa a la alimentación nocturna a través del empleo suplementario de carbonato cálcico grueso – de 2 a 4 mm – o de conchilla de ostras, que se retienen durante más tiempo en la molleja, reducen la solubilidad del calcio y ayudan a alargar la absorción del mismo en el período nocturno. El suministro en la granja durante la tarde, encima de lo comederos o sobre la yacija puede mejorar la calidad general de la cáscara en gallinas viejas al aumentar el peso de la misma por unidad de superficie.

Muchos estudios han demostrado las ventajas de las fuentes de calcio grueso en la mejora de la calidad de la cáscara, especialmente con los reproductoras más viejas. Reis y col. – 1995 – llevaron a cabo una investigación en una manada comercial de reproductores pesados para examinar los efectos de un carbonato cálcico grueso suplementario en la calidad de la cáscara y el posterior resultado en la incubación.

En comparación con los reproductores pesados que recibieron una dieta de reproducción regular, con el 3,1 % de calcio a las 8 de la mañana, las que recibieron un suplemento de 2 g diarios de carbonato grueso por la tarde pusieron unos huevos con una superior gravedad específica, aunque ello no afectó a su pérdida de peso durante la incubación, mientras que la incubabilidad y la viabilidad de los polluelos mejoraron significativamente.

Esto probablemente fue como resultado de una menor contaminación de los huevos ya que aquellos con una cáscara más gruesos pueden ser menos susceptibles a la penetración bacteriana.  

 

MANEJO DEL TAMAÑO DEL HUEVO

Las gallinas ponen huevos más pesados a medida que envejecen y aumentan en el peso corporal, aunque la cáscara huevo se vuelve cada vez más delgada, ya que no hay un aumento proporcional en el peso de la misma. Al mismo tiempo, la capacidad de las gallinas para absorber calcio en el intestino se reduce.

Por tanto, las granjas con manadas más viejas pueden tener una mayor incidencia de problemas de cáscaras y una disminución de la incubabilidad. Una forma de controlar los problemas de la cáscara en las reproductoras pesadas más viejas es controlar el tamaño del huevo.

Esto se puede lograr mediante la adopción de un programa de alimentación de 3 fases con la disminución de proteínas y aminoácidos a medida que las aves envejecen, como el que se expone en la tabla adjunta, lo que ayudará a controlar el peso corporal, lograr los pesos objetivo del huevo, apoyar la persistencia de la puesta y mejorar la fertilidad y la incubabilidad.  

Fases 1 5 % a 35 semanas 2 35-50 semanas 3 Más de 50 semanas
Energía, Kcal/kg 2.800 2.800 2.800
Proteína bruts, % 15,0 14,0 13,0
Lisina dig., % 0,60 0,56 0,52
Metionina + cistina dig., % 0,59 0,57 0,54
Calcio, % 3,00 3,20 3,40
Fósforo dig., % 0,35 0,33 0,32
Sodio, % 0,18 – 0,23 0,18 – 0,23 0,18 – 0,23
Cloro, % 0,18 – 0,23 0,18 – 0,23 0,18 – 0,23
Potasio, % 0,60 – 0,90 0,60 – 0,90 0,60 – 0,90
Manganeso, mg/kg 120 120 130
Cinc., mg/kg 110 110 110
Cobre, mg/kg 10 10 10
Vitamina D, UI/kg 3.500 3.500 3.500

Tabla 1. Recomendaciones de nutrientes para reproductores pesados (*)

 

RESUMEN

Las cáscaras finas de los huevos y los huevos contaminados afectan en gran medida a la incubabilidad en los reproductores pesados. Las buenas prácticas de bioseguridad y manejo de las explotaciones son imprescindibles para prevenir enfermedades y proporcionar un entorno favorable para las aves, pero el seguir un proceso adecuado de manejo de los huevos y un eficaz programa de control de calidad en la planta de incubación son importantes para asegurar unos buenos resultados.

Los programas adecuados de nutrición y alimentación son fundamentales para controlar el peso corporal y el tamaño del huevo para alcanzar los objetivos de rendimiento de los reproductores y para lograr una calidad satisfactoria de la cáscara. Las dietas de los mismos deben formularse con los niveles de nutrientes aconsejados por las empresas de genética para proporcionar unos niveles óptimos de calcio, fósforo, vitamina D3 y oligoelementos minerales.

El uso de una combinación de D3 y del metabolito 25-hidroxi-D3 y oligoelementos minerales orgánicos se consideran que vale la pena. Si la mala calidad de la cáscara es un problema recurrente en las manadas de reproductoras, comprobar la salinidad del agua de bebida, suministrar un carbonato cálcico grueso suplementario y considerar un reparto de pienso a última hora de la tarde. Y en condiciones prolongadas de estrés por calor, junto con las vitamina E y C adicionales, es aconsejable reemplazar parte del NaCl dietético con bicarbonato sódico para lograr un equilibrio adecuado de electrolitos.    

Alex Chang, Ross Note, 2020  

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