Como cualquier nutrólogo sabe, la elección de los tipos y valores de energía de los piensos es uno de los aspectos más delicados y controvertidos en la formulación de las raciones para el ganado en general.
En el caso de las aves ello es aun más complejo que en otras especies por la circunstancia de que, en ellas, la utilización de la energía “digestible” que en éstas podría ser interesante, es inviable por la práctica imposibilidad de separar las heces sólidas de la orina.
De ahí que, después de unos años en los que se estuvieron utilizando los valores de energía “productiva” de Fraps, se creyeron más acertados los de la energía “metabolizable”, como el resultado de deducir de la energía “bruta”” del alimento la pérdida energética a través de ambas excretas y por el desprendimiento de gases en el tracto digestivo.
De esta forma, a lo largo del último medio siglo, han sido los valores en energía metabolizable aparente AME y, abreviadamente, en castellano, EM – los utilizados preferentemente en avicultura para expresar el valor de las distintas primeras materias que pueden utilizarse en la alimentación de las aves, así como el de las raciones finales en sí. Pero ello no ha dejado de hacerse con ciertos reparos, como se expone en el resumen final del capítulo dedicado al tema de la energía, en la obra “Alimentación de las aves” 1995 –, en el que sus autores Pontes y Castelló – indican lo siguiente:
"No cabe ocultar que en la elección de la energía metabolizable existe un lado oscuro ya que surgen muchas discrepancias en condiciones prácticas y experimentales, que inducen a pensar que en determinadas circunstancias ésta no es un instrumento preciso para predecir la ingesta de pienso. Sin embargo, aun con estas limitaciones, los valores deEM son de gran ayuda en la formulación y valoración de las raciones en avicultura, razón por la cual ésta es la forma de expresión hoy en todo el mundo"
Ahora, dejando aparte las valiosas aportaciones que a lo largo de los años han hecho numerosos autores – Noblet, Farrell, Svihus, Carré, Cozannet, De Groote, Mateos, etc. – en distintas Escuelas e Instituciones, el tema ha resurgido por la circunstancia de la reciente publicación, en dos revistas norteamericanas, de los dos siguientes artículos de revisión:
“Critical review of the procedures used for estimation of the energy content of diets and ingredients in poultry”, por Gonzalo G. Mateos et al. - Universidad Politécnica de Madrid -. Ver “Journal of Appl. Poul. Res-. 28: 508-525. 2019.
“Factors affecting energy metabolism and evaluating energy in poultry feed”, por S. Barzegar et al., - Universidad de New England, en Australia -- Ver Poultry Sci., 99: 487-498. 2019 -
Siguiendo la costumbre de esta publicación, que se inicia siempre con una “descripción del problema”, los autores, tras indicar que, en la práctica, los valores de energía que se exponen en las tablas son la base de la formulación en las situaciones prácticas y una introducción, comentan a fondo los siguientes aspectos:
El contenido energético de las dietas y los ingredientes.
Los valores tabulados.
Las ecuaciones de regresión de predicción.
Los bioensayos in vivo.
Los factores que afectan al contenido en energía.
Los efectos de las mismas aves.
Las características fisicoquímicas de las dieras e ingredientes.
La composición química de los ingredientes.
Conclusiones.
Bibliografía: 131 referencias.
La principal suposición en la determinación del valor energético de las dietas para las aves es la aditividad de los contenidos en energía de sus componentes. Esto puede no ser correcto, especialmente cuando la dieta incluye cantidades extra de fibra, fuentes de lípidos y enzimas.
El empleo de una corrección por N en la estimación del contenido en AME de un ingrediente en las modernas dietas de broilers y ponedoras podría penalizar la contribución real de las fuentes de proteínas en la energía de las mismas, aun más que penaliza a la de las fuentes de energía.
Las tablas de valores y las ecuaciones de predicción son alternativas útiles para evaluar en la práctica el valor energético de los ingredientes. Sin embargo, para evitar un uso incorrecto, ambos aspectos requieren un fino escrutinio por parte de los nutrólogos y los técnicos de las fábricas de piensos.
El empleo de ecuaciones de predicción basadas en los valores analíticos obtenidos mediante análisis NIRS parece prometedor como arma para estimar el contenido energético de los ingredientes y las dietas.
Los bioensayos in vivo, aunque de claro valor e interés, especialmente para ingredientes no convencionales, podrían no ser aplicables en la práctica para evaluar el contenido energético de los ingredientes más convencionales.
Los nutrólogos y los técnicos de las fábricas de piensos deberían utilizar su propia experiencia y razonamiento para evaluar los pros y los contras de cada uno de los métodos disponibles para estimar el contenido energético de los ingredientes y las dietas. Sin un “buen pensamiento”, ninguna de las metodologías disponibles dará una estimación exacta en condiciones prácticas.”
Tras la habitual y extensa introducción, analiza con detalle los siguientes aspectos:
Desglose de la energía en cuerpo del ave.
Producción total de calor.
El cociente respiratorio.
Factores que afectan a la producción de calor.
Producción de calor en ayuno.
Incremento de calor y energía neta
Partición de la energía para el crecimiento y la producción.
Comparación de los sistemas de evaluación de la energía.
La comunidad microbiana intestinal y la utilización de nutrientes.
Conclusiones
Bibliografía: 135 referencias
A continuación, reproducimos solo la traducción íntegra de estas últimas:
Se requiere más investigación para confirmar si el sistema de NE ofrece ventajas en cuanto a los resultados económicos.
EQUIPO DE REDACCIÓN. Real Escuela de Avicultura