Este artículo es parte de la edición de abril, 2020

La pandemia, con dos nuevos puntos de vista

A pesar de que la cepa Covid-19 no afecta a la avicultura, hemos creído que para contribuir al conocimiento de la gravedad de la situación creada por la pandemia del coronavirus era interesante informar de ella. Pues sí, por una parte, un viejo coronavirus avícola – el de la bronquitis infecciosa – no está involucrado en ella, por otra, tampoco el consumo de alimentos, carne de ave, huevos, etc. – como sucedió con bulos propagados en la India que acusaban falsamente al pollo – tiene nada que ver con la difusión del virus.  

Los coronavirus, un viejo conocido en avicultura y resto animales de producción

Aunque muchas personas están preocupadas por lo que han estado oyendo por primera vez sobre el coronavirus, debido a la infección por la cepa COVID-19 como causa de pánico mundial, en realidad los coronavirus no son nuevos para los ganaderos ni para los avicultores. En Estados Unidos, según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades – CDC – los coronavirus humanos comunes generalmente causan enfermedades del tracto respiratorio superior, de leves a moderadas, como el resfriado común. La mayoría de las personas se infectan con uno o más de estos virus en algún momento de sus vidas. Sin embargo, los CDC están acusando ahora a un brote del nuevo coronavirus causante de la grave enfermedad respiratoria causada por el COVID-19, detectado por primera vez en la ciudad de Wuhan, de la provincia china de Hubei, el pasado diciembre y propagado luego a la especie humana en todo el mundo.

En la vida silvestre, se sabe que los murciélagos transportan más de 100 cepas diferentes de coronavirus, y las civetas silvestres son la fuente del mismo causante del SARS – síndrome respiratorio agudo grave -, detectado también reportado por primera vez en China en el año 2002-. Y aunque nuestro entendimiento del mismo sigue siendo limitado, los pangolines silvestres, comercializados en mercados vivos pueden estar relacionados con el brote del actual coronavirus originario de China.

De igual forma que las, civetas y los pangolines, también los murciélagos se venden en los mercados callejeros en China. En estas especies, los coronavirus procedentes de la vida silvestre son peligrosos por el potencial que tienen de mutar, adaptarse y propagarse a nuevas especies, incluidos los humanos. El motivo de la actual preocupación es pues saber cómo esta nueva cepa de coronavirus ha podido causar la enfermedad en el ser humano. En otras palabras, llegar a comprender la diferencia entre los coronavirus presentes en el ganado y las aves domésticas con los que han saltado desde la vida silvestre hasta los seres humanos. Hasta la fecha, los coronavirus del ganado no se han considerado enfermedades de declaración obligada, aunque su principal efecto es un problema económico para los productores de todo el mundo. Algunos de los mas conocidos son los que causan disentería en el ganado vacuno, problemas respiratorios en el porcino y bronquitis infecciosa aviar en las aves domésticas. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud ha informado de que, si bien se sabe que el coronavirus MERS-CoV se transmite de los dromedarios al ser humanos, otros coronavirus que circulan en los animales domésticos aún no han infectado a los seres humanos. Eso es lo importante de entender ahora: como habiendo tratado con estas enfermedades durante mucho tiempo, no hemos visto casos transmitidos en todo el mundo desde el ganado a los seres humanos o viceversa.  

Cómo son los coronavirus del ganado

En los terneros, la diarrea originada por coronavirus tiene lugar generalmente en animales de menos de tres semanas debido a la falta de anticuerpos al no recibir suficiente calostro de la madre para aumentar su inmunidad. Los signos clínicos incluyen una grave deshidratación y diarrea y su gravedad depende de la edad del ternero y de su estado inmunológico, presentándose más a menudo en los meses de invierno, cuando el virus es más estable. Otro síndrome clínico es la disentería invernal que se presenta en el ganado vacuno adulto. Sus signos clínicos son diarrea sanguinolenta, disminución de la producción láctea, pérdida de apetito y algunos signos respiratorios. Los coronavirus bovinos también pueden causar enfermedades respiratorias leves o neumonía en terneros de hasta seis meses. El virus se propaga a través de las secreciones nasales y las heces. En cuanto a los coronavirus porcinos, al igual que en el ganado vacuno, afectan al tracto respiratorio o al gastrointestinal. En cerdas y lechones, el coronavirus respiratorio porcino generalmente se presenta sin signos clínicos, pero si los hay, puede tratarse de una tos transitoria, que se propaga a través de aire. Finalmente, en las aves domésticas se manifiestan por la bronquitis infecciosa, una enfermedad respiratoria de rápida propagación en los pollitos, mientras que en las gallinas ponedoras los signos son una caída de la producción, anomalías en la cáscara de huevo y disminución de la calidad interna del huevo.  

En todo caso, los ganaderos afectados por algunos de estos problemas deben consultar con un veterinario para el tratamiento de sus animales, que generalmente incluirán una terapia de apoyo, con líquidos, ya que los antibióticos no están indicados para infecciones virales, aunque se pueden utilizar para evitar infecciones bacterianas secundarias.

 

Coronavirus: Los alimentos no son una ruta de origen o transmisión

La EFSA – Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria – sigue de cerca la situación en relación con el brote del coronavirus COVID-19, que afecta a un gran número de países en todo el mundo, para indicar que actualmente no existe evidencia de que la alimentación sea una fuente o una vía de transmisión del virus.

Según la directora científica de la EFSA, Marta Hugas, “las experiencias de los brotes anteriores de los coronavirus relacionados, tales como SARS-CoV y el MERS-CoV, muestran que la transmisión a través del consumo de alimentos no tiene lugar. Así pues, por el momento no hay evidencia para sugerir que el coronavirus es diferente en este aspecto“.

Por su parte, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades – ECDC – ha dicho que mientras que los animales en China eran la fuente probable de la infección inicial, el virus se transmite de persona a persona – principalmente a través de gotitas respiratorias al estornudar, toser, o exhalar. En la actualidad, científicos y autoridades de todo el mundo están monitoreando la propagación del virus y no ha habido ningún informe de transmisión a través de alimentos.

Por esta razón, la EFSA no está actualmente involucrada en la respuesta a los brotes COVID-19. En cuanto a la seguridad alimentaria, la Organización Mundial de la Salud – OMS – ha publicado unas recomendaciones de precaución, incluido el seguimiento de unas buenas prácticas de higiene durante la manipulación y preparación de los alimentos, como son el lavado de las manos, el cocinar bien la carne y evitar la potencial contaminación cruzada entre los productos cocinados y los crudos.  

Reducir las posibilidades de contagio

Basada la AESA en Parma, en el norte de Italia, una de las áreas sujeta a restricciones de emergencia de circulación impuestas por el gobierno, a partir de la última semana de febrero ha adoptado una serie de medidas en línea con las recomendaciones de las autoridades italianas. De esta forma, la EFSA ha introducido el trabajo a domicilio para la mayor parte del personal y tele-reuniones con expertos y socios, mientras que las visitas a eventos y los viajes del personal y del público a las instalaciones han sido suspendidos hasta por lo menos 8 de abril. Estas medidas se están revisando constantemente a la luz de nueva información.  

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