Recibe Selecciones Avícolas en versión impresa
SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de mayo, 2019
E. Rauch y col.
XV European Poultry Conf. Dubrovnik. Sept.2018
Los pollos para carne convencionalmente criados en Alemania pertenecen a unas genéticas de rápido crecimiento, caracterizadas por un eficiente índice de conversión, robustas y resistentes y con un alto rendimiento cárnico.
Sin embargo, de resultas de su rápido crecimiento y a su alto peso final pueden presentarse determinadas enfermedades y trastornos esqueléticos y cardiovasculares, siendo así habitual su dificultad para la marcha. Esto ha motivado que los grupos defensores del bienestar animal hayan abogado a favor de la crianza de otros tipos de pollos de crecimiento lento.
Con el fin de estudiar el tema hemos realizado una crianza de 4 tipos diferentes de pollos de crecimiento lento, pertenecientes a las genéticas Rowan Ranger, Hubbard JA 957, Hubbard JA 987 y Cobb Sasso 175. Con una manada inicial de 750 pollitos de cada tipo, sin sexar, la crianza se realizó en las mismas condiciones, sobre yacija, hasta 42 días de edad, en cuyo momento fueron separados 50 aves de cada lote con el fin de estudiar su rendimiento al sacrificio.
Nuestras observaciones
La mejor forma de andar fue la que tenían los pollos Hubbard JA 957, el 52 % de los mismos totalmente normales y el 42 % con una pequeña alteración inexplícita.
Y aun cuando los pollos de las genéticas Rowan Ranger y Cobb Sasso 175 se evaluaron con un baremo mostrando una habilidad para caminar ligeramente inferior, el 90 % de los mismos resultaron aceptables según la relación de criterios emitidos por la Federación Alemana de Bienestar Animal sobre el terma. Solo los pollos Hubbard JA 987 no pudieron cumplir estos criterios ya que el 26 % de los examinados mostraron unas desviaciones considerables en relación con los mismos.
Otra observación realizada es la de que hubo una significativa correlación entre la puntuación según la forma de caminar, el peso vivo, la suciedad del plumaje y la prevalencia de animales con “quemaduras” en los tarsos.
En cuanto al estado de la almohadilla plantar, solo se observaron alteraciones aisladas. En los pollos Cobb Sasso 175 se observaron lesiones en el 75 % de los pollos examinados, en consonancia con la mayor humedad de la cama de este grupo, también con una más elevada proporción de tarsos quemados. Sin embargo, en ambos aspectos no se observaron diferencias significativas entre las cuatro genéticas.
En resumen, todas las genéticas estudiadas cumplieron con la relación de criterios establecidos en cuanto a la calidad de las patas según el estado de los tarsos y la almohadilla plantar. Pero también cabe anotar que los pollos de las genéticas con un menor peso final – el Rowan Ranger y el Hubbard JA 957 – hubo una menor proporción de aves con arañazos en el dorso que entre aquellos otros más pesados – los Cobb Sasso 175 y Hubbard JA 987 -.