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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de mayo, 2019
Por más que en varias ocasiones nos hayamos hecho eco de diversas noticias en torno a determinados productos aparecidos en los mercados para sustituir a los propios del huevo y/o del pollo, creemos que vale la pena volver sobre ello para recalcar la importancia del asunto.
La oportunidad nos la brinda la coincidencia de varias noticias, por una parte negativas pero por otra positivas. Veamos primero aquellas, aunque solo sea para quedarnos, al final, con un mejor sabor de boca.
La primera, la del lanzamiento, en Brasil, de un producto vegetal sustitutivo del huevo, pero que, aparte de su nombre – “N.Ovo” – se vende, como se ve en la imagen, en un envase que aun añade más confusión sobre su contenido. Solo que en el mismo no hay nada de huevo, sino unos sobrecitos con unos polvos cuya base es el guisante, apto para un sinnúmero de preparaciones culinarias.
Lo que llama la atención de este caso es que tal producto ha sido desarrollado por una de las principales empresas sudamericanas del sector del huevo. Y como no cabe suponer en un voluntario suicidio, solo nos cabe pensar en una estudiada técnica de marketing para hacerse un hueco en determinados sectores del mercado, aunque reprobable, a nuestro entender, por el confusionismo que acarrea….
Si nuestros lectores recuerdan el comentario editorial que hicimos el pasado marzo sobre otro sustituto del huevo – en este caso en Estados Unidos – se comprenderá mejor nuestra reprobación por tales engaños de la opinión del consumidor.
Pero, abundando en las noticias negativas, añadiremos otras dos, en este caso en el sector cárnico: el lanzamiento casi simultáneo, por parte de Burger King y de Nestlé de sendas hamburguesas… sin carne. La primera, denominada “Impossible Whopper” ya se halla en el mercado norteamericano, estando elaborada a base de una proteína derivada de la soja, que imita en sabor de la carne, e incluso se dice que con un dorado similar. Y la segunda es la del “Incredible Burger”, de Nestlé, una hamburguesa totalmente vegetariana que ya se halla en los supermercados de algunos países de nuestro continente – Alemania, Suecia y los Países Bajos -, confeccionada a base de soja, trigo y extractos de remolacha, zanahoria y pimientos…
En fin, nada a objetar para contentar a aquella personas que sientan tal aversión por los productos avícolas y/o cárnicos que estén dispuestos a consumir tales mejunjes “frankenstinianos”, pues “sobre gustos no hay disputa”, dice el refrán… aunque sin engañar, añadimos nosotros..
Veamos, por otra parte, los aspectos positivos. Por un lado, la reciente aprobación – a primeros de abril – por parte del Comité de Agricultura del Parlamento Europeo de la prohibición de que se puedan denominar hamburguesa, filete, salchicha o burger unos productos vegetales que no sean cárnicos. Y aunque ello haya de ser refrendado por el pleno del nuevo Parlamento Europeo que no tendrá lugar hasta que se haya convocado el mismo – después de las elecciones de este mes -., por algo se empieza para evitar, al menos, los etiquetados llamando a la confusión.
Es posible, sin embargo, que en otros continentes sigan con la misma. Aunque en Estados Unidos, por ejemplo, tanto el “Meat Institute” como el “National Chicken Council” siguen insistiendo en la vigilancia por parte del Servicio de Inspección del Departamento de Agricultura para: a) regular la seguridad y el etiquetado de los productos animales sustitutivos; b) prohibir que se pueda decir que son superiores que los productos de origen animal a los que reemplazan; c) prohibir también el empleo de unos términos como el de “carne limpia”.
Todo es cuestión de etiquetas, ¿no?