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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de marzo, 2019
una nueva amenaza
Por más que el sector avícola pueda estar satisfecho por tener en sus manos el producir el alimento más completo para la dieta humana, el huevo y la fuente proteica más económica en el mundo actual, el pollo, creemos que no puede dejar de mostrar su inquietud ante las amenazas con que se enfrenta, fruto de nuevos desarrollos tecnológicos de la sociedad actual.
Hoy, aparte de las provenientes de los sectores “animalistas” clamando por mejorar el bienestar de las aves y de las ya habituales alarmas de los medios de comunicación por la seguridad de nuestros productos, encontramos otra amenaza, aun lejana, pero que a la larga no es de desdeñar: la aparición de un nuevo producto en el mercado norteamericano, el “Just Egg” - “solo huevo” o “lo mismo que huevo” - que una empresa acaba de lanzar hace pocos meses.
Lo malo del tema es que de huevo-huevo el producto no tiene nada y si no, véase su contenido: agua, un aislado de proteína de “mung bean” - judía mungo o Vigna radiata - aceite de canola, citrato cálcico, goma gellan, colorantes de zanahoria, saborizantes, conservantes, extractos colorantes del azafrán, puré de cebolla, lecitina de soja, azúcar, pirofosfato tetrasódico y sorbato potásico.
En fin, un explosivo coctel de ingredientes con el que la empresa que lo ha creado ha conseguido hacer - ¿lo adivina alguien? - un sustituto del huevo revuelto. Y lo bueno para ellos, es que al cabo de solo unos pocos meses de haberlo lanzado al mercado norteamericano, envasado en forma líquida, ya ha conseguido sobrepasar en ventas en los supermercados a los envases de huevos líquidos empleados para prepararse fácilmente en casa unos huevos revueltos.
Según parece, la base del producto es una semilla de origen asiático, cuyo aislado proteico tiene aplicación potencial en una amplia gama de aplicaciones alimenticias, desde helados hasta salsas y además está calificado como GRAS - “generalmente reconocido como seguro” - por la FDA desde el 2016. Tan interesante es que, según la empresa comercializadora, Just Inc., ya están pensando en su utilización en un producto de “carne de pollo cultivada” porque, al menos en Estados Unidos, éste puede incluir una fuente de proteína vegetal. Y añaden textualmente que “este aislado proteico crea unas estructuras excepcionales que, gracias a la extrusión pueden servir de base para imitar la textura del pollo y luego añadirse a nuestro producto de carne cultivada”.
¿No suena esto a nuestros lectores como a algo de Frankenstein? A nosotros, al menos sí, tanto por la aparición del citado mejunje líquido para facilitar la preparación de los habituales huevos revueltos que demanda el mercado norteamericano, como por el anuncio de la previsible lanzamiento de un sucedáneo de pollo “cultivado” de esta forma.
Es claro, pensarán algunos lectores, “esto sucede en Estados Unidos”, no aquí. Pero al igual que nos decía hace muchos años un amigo andaluz, cuando comenzaba a entrar en España el más popular refrescante norteamericano, cuyo sabor le recordaba “lamer una puerta barnizá”, por todo se empieza… y si no que alguien le eche hoy un galgo a la tal bebida.
Como decíamos antes, una amenaza más para nuestra avicultura y para otros sectores de la alimentación, cabiendo solo esperar que sepamos reaccionar adecuadamente ante ella. Y, para empezar, ojo con los nombres, para no obrar con la inaceptable manga ancha que se ha tenido en este caso más allá del Atlántico.