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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de diciembre, 2018
LA AMENAZA VIENE DEL FRÍO
Efectivamente, aún siendo España uno de los países de la Unión Europea que puede producir los huevos y los pollos con unos costes inferiores a los de la mayoría de los otros comunitarios, los cambios que se están produciendo en dos países de nuestro continente, Ucrania y Polonia, pueden trastornar el equilibrio actual de nuestro sector, afectando especialmente a los productos despiezados.
Ucrania, un país extra-comunitario, pero con fuertes vínculos económicos con nosotros por diferentes razones geo-políticas -contención de Rusia, proveedora de grano, etc.-, es la mayor amenaza, calificándose como el “talón de Aquiles” por donde se nos pueden colar unos productos avícolas despiezados que, de no vigilar, podrían estar en los lineales de nuestros supermercados al lado de los de aquí, sin nada que los identifique como no comunitarios… y a unos costeas inferiores que los nuestros. La explicación, muy simple, el tremendo índice de desarrollo avícola experimentado por este país -193.000 t en 2001, 636.000 t en 2008 y unos 1.400.000 t en 2017-, con unos costes muy competitivos.
De la producción ucraniana de pollos destaca especialmente la empresa MHP – Myronivsky Hliboproduct, por copar alrededor del 60 % de la misma gracias a diferentes factores: unas granjas enormes, total integración vertical, concentración en determinados lugares alrededor de una fábrica de piensos abastecidas con unos cereales muy baratos, mano de obra poco cara, etc. Pero lo peor es que desde hace ya años ya inició su salida al exterior y aparte de su entrada en otros mercados extra-europeos, ahora ya cuenta con tres plantas de despiece comunitarias, en los Balcanes, en Eslovaquia y en los Países Bajos, para procesar las canales de pollo en Ucrania.
Dejando aparte la protesta holandesa de que los pollos ucranianos han sido criados en condiciones “no amistosas” para ellos, está la hipocresía de que un banco de los Países Bajos financió su asentamiento en este país, en donde ahora se quejan de la competencia que les hacen sus filetes de pechuga, que el comprador apenas puede diferenciar de los domésticos. ¿Y si ellos nos llegaran aquí?, nos preguntamos.
Y otra amenaza es la de Polonia, el primer país comunitario en producción de pollos, con presencia de un importante grupo holandés, Plukon, que acaba de adquirir la mayoría del primer productor local, el Wyrevsky, mientras que otro ex-europeo, el tailandés Charoen Pokphand también se ha introducido de la mano de otra industria local. Solo que en este caso, al igual que con el huevo, en donde Polonia ya está compitiendo desde hace años en Europa central con el principal exportados comunitario, los Países Bajos, por sus inferiores costes de producción, los filetes o los muslos despiezados, aun compitiendo con los ucranianos, también pueden llegar a nuestros mercados y sin que el consumidor se fije en su origen, al comprar por conveniencia o por precio.
La conclusión, no deseando volver a lo que ya hemos abordado en esta misma sección en meses anteriores, es lo que tendrá que cambiar aun la producción para ajustarse a las circunstancias de los tiempos que nos esperan. Solo que en las cercanías ya de la Navidad, con lo que significa ésta para los cristianos en cuanto a unos deseos universales de paz y felicidad, solo nos resta hacerlos extensivos desde esta redacción a todos nuestros suscriptores y anunciantes para que, olvidándonos por unos momentos de los problemas diarios, sepamos prepararnos para celebrarla lo mejor posible.