Cuando el marketing y la ética chocan
Estamos en la diana.
En la diana mediática. A la ganadería se la acusa de ser, injustamente, una de las mayores responsables del cambio climático; y esto es falso especialmente en el caso de la proteína avícola bien sea de carne de ave o de huevos; de ser unos maltratadores; de atiborrar a nuestras aves con antibióticos y algún pseudo “periodista” torticero o Blogger nos acusa de inyectar hormonas. Todos los lectores de SELECCIONES AVÍCOLAS saben que no es cierto.
Dicho esto, dos observaciones:
Viene esto al caso por las medias verdades o imágenes generadoras de confusión ante el consumidor. En el caso del pollo el jugar con el color amarillo cómo sinónimo de “natural” en detrimento del pollo blanco que erróneamente el consumidor entiende como más industrial y todos sabemos que el color no es indicativo en absoluto de una mayor o menor calidad , o los cada vez más frecuentes pollos diferenciados a un precio tres o cuatro veces mayor que el broiler ordinario debido a su crecimiento lento y diferente manejo, nada que objetar, pero que no puede venderse con el eslogan “0% de antibióticos” pues la percepción para el consumidor es que al resto se le dan antibióticos sin ningún control.
En lo que atañe al huevo, generamos confusión al envasar huevos tipo 2, producidos en sistemas libres de jaulas pero sin salida a parque, acompañados de fotos en que se ven gallinas correteando por parques. Esto por no decir el equívoco deliberado al que juegan las grandes superficies al decir que en el año X se abastecerán sólo de huevos de “gallinas en libertad”.
Una “gallina en libertad”, y no entraremos aquí en conceptos filosóficos sobre que es la libertad para una gallina, es una gallina no alojada en jaulas pero que puede estar siempre dentro del gallinero, salir a un pequeño parque o salir a pastos infinitos, que cada cual se coja su definición…
Ojo pues con jugar con faltar a la ética con el marketing , comunicar, si, y mucho, pero seamos honestos no sea que la falta de ética marketiniana, no habría de ser oxímoron, se nos vuelva en contra como un boomerang.