Este artículo es parte de la edición de junio, 2018

Editorial

¡ANDA…… Y QUE PARQUES!

Ni que nos lo hubiésemos propuesto, al estar procediendo al cierre del contenido final este número, nos llega una noticia de AVIALTER – la Asociación Profesional de la Avicultura Alternativa – que empalma directamente con el comentario editorial del mes pasado sobre la cuestión de imagen a la que nos referíamos.

Sin duda alguna, utilizando las mismas palabras del Presidente de AVIALTER, J. Carlos Terraz, se trata de “la acción más importante desarrollada hasta ahora por esta asociación y un hito en el mercado de huevos en España y Europa”. Y, en la misma línea, celebramos que, coincidiendo con nuestro último editorial, afirme que “”el consumidor hoy exige más transparencia que nunca” al referirse a un producto de consumo tan mayoritario como es el huevo.

 

Yendo a la noticia en sí, se trata, nada menos, que del cierre de un acuerdo entre AVIALTER y ANDA – Asociación Nacional para la Defensa de los Animales – con el fin de ofrecer al consumidor una imagen correcta de lo que es una granja productora de huevos con gallinas en libertad y con acceso a parque. Esto se ha hecho necesario, según AVIALTER, debido a la fuerte “industrialización” que está habiendo en la producción de huevos alternativos en grandes unidades, muy apartadas de los valores propugnados para las explotaciones camperas y ecológicas: de tipo familiar, pequeño tamaño, gallinas en libertad, al aire libre, máximo bienestar animal, producción artesanal, etc.

La justificación del acuerdo se basa, pues, en diferenciar los huevos producidos bajo el sello de ANDA, camperos o ecológicos, de aquellos otros que, también etiquetados con los códigos “1” o “0”, procedan de granjas que no se ajusten al mismo, aun cumpliendo los correspondientes requisitos legales, por su envergadura o sus características.

El meollo del asunto, para ANDA se halla en lo que indica acerca de que “el tamaño de los lotes se está haciendo enorme, la superficie asignada a cada gallina la ha de buscar entre distintos niveles ……. y los parques también se han hecho enormes, pero las gallinas no los usan”.

En base a ello, la inserción del sello de ANDA, para los productores de huevos que se acojan al mismo, obligará, entre otras cosas, a que una explotación de gallinas camperas no pueda tener más de 40.000 cabezas, una de ecológicas 18.000 – y un máximo de 3.000 por nave -, el que están siempre a un solo nivel – ¡ no en sistema aviario!” -, que dispongan de 4 m2 de superficie de parque por cabeza, que éste cuente con un arbolado adecuado, etc. En fin, se trata de diferenciar con esta certificación los huevos producidos bajo tales condicionantes de aquellos otros, igualmente provistos de los mismos códigos, pero en las condiciones intensivas en las que se están transformando gran parte de las grandas empresas productoras que, huyendo de la explotación en baterías, han querido decantarse hacia un sistema “alternativo” … pero no garantizando a las aves el suficiente grado de bienestar animal, en palabras de ANDA.

Todo ello, lo que aquí resumimos, se halla descrito en la serie de anexos que acompañan a la noticia – más de 40 páginas -, que merecerán, sin duda, los comentarios de rigor por parte de sus partidarios o detractores. Pero, aunque según el comunicado de AVIALTER, el sello de ANDA supondrá una diferenciación en el mercado, que los consumidores podrán valorar, o no, en sus decisiones de compra, nosotros creemos que ello dependerá de la importancia que estos concedan a los huevos así identificados …….. y a su precio, necesariamente más elevado – ¡pues la certificación no es gratuita! 

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