Este artículo es parte de la edición de diciembre, 2017

MÁS SOBRE EL CAMPYLOBACTER

Equipo de Redacción

Real Escuela de Avicultura

Por más que de todos los agentes infecciosos que pueden afectar a las aves domésticas y, consecuentemente, al ser humano, el Campylobactersea uno de los que más se ha escrito en los últimos tiempos – y en SELECCIONES AVÍCOLAS, reiteradamente, también – , creemos que nunca está de más el insistir sobre este ente patológico que, sin tener las graves consecuencias de otros, tiene unas evidentes implicaciones para nuestra sociedad.

De ahí que, para destacar la relevancia del problema hayamos decidido la presentación de este resumen en el que hemos incorporado tres textos diferentes para echar un poco más de luz sobre el mismo:

  • La presentación realizada por Marta Cerdá – CReSA -, el pasado 29 de noviembre, en la Jornada Técnica sobre el tema, que tuvo lugar en la Facultad de Veterinaria de Barcelona.
  • Un resumen de la conferencia impartida en una sesión del XXIII Symposium sobre Calidad de la Carne de Ave, el pasado septiembre, por T.J. Humphrey y L.K. Williams.
  • Una noticia de prensa sobre la reducción de incidencia del problema, en el Reino Unido, en los últimos años.

De esta forma, abordando el tema bajo diferentes enfoques, creemos aportar algo más de luz sobre un importante problema de salud humana, del cual los productores de pollos son en parte responsables, aun de forma inconsciente por no manifestarse abiertamente en sus explotaciones.

EL CAMPYLOBACTER EN AVICULTURA DE CARNE:
LA BIOSEGURIDAD PARA REDUCIR LA PREVALENCIA EN GRANJA

Marta Cerdá

Jornada Técnica. Facultad de Veterinaria de Barcelona

La campilobacteriosis, una enteritis debida al Campylobacter, se ha convertido en la zoonosis más importante en la Unión Europea, superando en los últimos años a la salmonelosis, cuya incidencia se ha ido reduciendo gradualmente. Su importancia es tal que en el conjunto de la UE el número de casos confirmados se estima en unos 9 millones al año en el ser humano, produciendo unas pérdidas económicas evaluadas en unos 2,4 billones de euros anuales.

En los humanos, la infección por Campylobacter tiene un período de incubación variable entre 2 y 5 días y la duración de la enfermedad es de unos 5 días. En general, su presentación no es masiva, como con una salmonelosis, sino que corresponde a casos aislados, teniendo una prevalencia mínima en invierno y máxima en verano y la mortalidad en los humanos afectados es del 0,05 %.

Actualmente hay 36 especies de Campylobacter descritas y las de mayor relevancia en relación con sus efectos sobre las aves son el C. jejuni y el C. coli, siendo reservorios de la bacteria todas especies de animales domésticos, además de la mayoría de animales silvestres.

Habiéndose demostrado que la carne de pollo ha sido la principal fuente de infección en el ser humano, es fundamental controlar el Campylobacter en las granjas y, teniendo en cuenta que para ello actualmente no se cuenta con ninguna vacuna, lo único al alcance de los productores es implementar unas eficaces medidas de bioseguridad. Y en España esto es aun más importante que en otros países de la UE, teniendo en cuenta que en un informe del 2008 ya se nos señalaba, junto con otros seis, como uno en los que se había observado la mayor prevalencia de la bacteria.

Consideraciones oficiales

Esta significativa relación del Campylobacter con el sector del broiler se demuestra por la prevalencia que se ha encontrado en los pollos al finalizar su crianza, del orden de un 60 a un 80 %, por más que luego, sobre la carne ya procesada esto caiga hasta un 50 % y que luego, en la cocina, hasta un 45 %. Sin embargo, al cocinarlo, el peligro se conjura, aunque no el de una posible contaminación cruzada de otros alimentos por unos malos hábitos de higiene en el hogar.

Desde un punto de vista oficial, la normativa sobre el Campylobacterse basa en lo dispuesto en el Anexo al Reglamento 2073/2005 por más que en el mismo no se especificaba el contenido máximo permitido para este organismo en las canales de pollo, aunque ello ha sido subsanado recientemente mediante el Reglamento 2017/1495, publicado en 24-8-2017, con entrada en vigor el 1 de enero del 2018.

En cuanto a este último Reglamento cabe tener en cuenta que el recuento bacteriano se ha de realizar en la piel del cuello de los pollos sobre las canales de pollos tras su refrigeración y que el límite máximo para ser considerado insatisfactorio es cuando se superan las 1.000 ufc/g.

La campilobacteriosis en granja

A nivel de granja, los pollitos recién nacidos son estériles, demostrando una ausencia o negligible transmisión vertical de la bacteria, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con la Salmonella. Así continúan hasta las dos o tres semanas de edad, cuando habitualmente se infectan, habiéndose visto que a partir del momento en que se detecta en una nave todo el lote queda colonizado en menos de cinco días.

La máxima concentración de Campylobacter en los pollos tiene lugar en los ciegos y los pollos se desarrollan normalmente, sin mostrar aparentemente efecto de la infección. De ahí que, al no mostrar signos de la enfermedad, las manadas afectadas no se traten con ningún antimicrobiano. No obstante, una elevadísima proporción de los aislados de Campylobacter en broilers son resistentes a antibióticos –especialmente fluoroquinolonas y tetraciclinas-, lo que demuestra el evidente efecto colateral de su uso, con el que solo se genera resistencia en aquellas bacterias a lasa que va dirigido el tratamiento.

Por otra parte, el Campylobacter no sobrevive a una limpieza y desinfección a fondo de las naves en el intervalo entre sucesivas crianzas, lo que implica la necesidad de realizar estas operaciones lo más minuciosamente posible, como una forma fundamental para reducir su prevalencia en las granjas, aparte de otras medidas de bioseguridad.

 

AL ENTRAR

 

La bioseguridad en granja

Teniendo en cuenta que los factores de riesgo en una explotación son múltiples, bien por las personas, los animales, los equipos, el pienso, el agua de bebida, la yacija, etc., es preciso adoptar unas determinadas medidas de bioseguridad para minimizarlos, que cabe concretar en los siguientes puntos:

  • Cercado perimetral de la finca. Es fundamental disponer del mismo, de forma que no pueda accederse a la misma, ni a las naves comprendidas en ella, por alguna persona o vehículo no autorizado, o por determinados animales silvestres, por lo cual su entrada debe permanecer siempre cerrada.
  • Control de entrada de animales. Siendo las heces de roedores, las aves silvestres, los insectos – especialmente las moscas – y los animales de compañía otras fuentes de contaminación, es necesario limitar su entrada en las naves.
  • Animales de compañía. De igual forma es muy recomendable no tenerlos dentro del perímetro de la granja, o como mal menor, en caso de que los hubiera, impedir que se acerquen o entren a las naves de los pollos.
  • Entrada de visitantes. Hay que disponer de un protocolo de entrada en la finca de cualquier visitante que provenga del exterior. Estará situado en la recepción de la primera nave a la que se accede, registrándose el nombre y procedencia de los visitantes.
  • Exteriores de las naves. Mantener todo el perímetro alrededor de las naves lo más limpio posible de vegetación y, preferentemente, tenerlo pavimentado a efectos de poder limpiarlo con agua a presión en los períodos de descanso entre manadas.
  • Acceso de técnicos y veterinarios. Su acceso a las naves debe estar controlado de igual forma que el de las otras visitas, registrándose debidamente y adoptando las medidas de higiene necesarias.
  • Aves silvestres e insectos. Es imprescindible disponer de telas metálicas en las ventanas, en perfectas condiciones para evitar la entrada de aves silvestres. En las granjas de ventilación forzada, con un elevado nivel de bioseguridad, tanto a nivel general como de nave, también se pueden instalar telas mosquiteras en todas las entradas de aire a fin de evitar la entrada de moscas, que se han revelado como una fuente adicional de diseminación del Campylobacter.
  • Escarabajos. Habiéndose demostrado también el escarabajo de la yacija como una importante fuente de diseminación de enfermedades, es fundamental proceder a su eliminación entre crianzas, vigilando especialmente los puntos en donde se puede haber escondido al haber retirado la cama usada.
  • Retirada de bajas. Hay que retirar inmediatamente todas las bajas de las naves, habiendo adecuado para ello de antemano el lugar – puertas o trampillasa – por donde hacerlo para no romper la barrera higiénica –bioseguridad a nivel de nave. Depositarlas enseguida en un contenedor adecuado en espera de su retirada de la granja, manteniendo éste fuera del perímetro de la misma o lo más alejado posible de las naves, manteniéndolo siempre cerrado, evitando roturas o fisuras por las que puedan entrar pequeños animales o insectos que constituyan un nuevo foco de infección.
  • Deyecciones y yacija usada. Siendo posiblemente el más importante punto de propagación de enfermedades, es fundamental eliminarla tan punto finaliza la crianza de un lote, retirándose de la granja o llevándose a un estercolero situado lo más apartado posible de las naves.
  • Útiles de trabajo. Es conveniente disponer de todas aquellas herramientas o útiles necesarios para el trabajo normal en las naves, teniendo un juego específico para cada una de ellas.
  • Silos de pienso. Deben estar siempre cerrados para evitar su acceso por parte de aves silvestres, teniendo además la plataforma sobre la que se asientan perfectamente limpia de restos de alimento.
  • Roedores. Son uno de los principales focos de transmisión de enfermedades en las granjas, tanto por parte de ellos mismos o por sus deyecciones. Por tanto, hay que disponer de un adecuado plan de desratización, instalando las trampas necesarias en los puntos indicados y en perfecto estado.
  • Vacíos sanitarios. Han de tener la duración suficiente con el fin de permitir la realización de una limpieza a fondo de las naves, seguida de su desinfección, en el período comprendido entre las crianzas.
  • “Clareos”. Lo ideal sería evitarlos ya que la entrada de un personal a unos equipos ajenos en las naves supone una rotura de los protocolos de bioseguridad, habiéndose demostrado en aquellos países en los que menos se practican –Dinamarca y Noruega – una menor prevalencia de Campylobacter. Sin embargo, no siendo factible en la mayor parte de casos, tomar las medidas adecuadas para minimizar el riesgo.
  • El almacén de las naves. Como la principal vía de transmisión de enfermedades es a través del propio criador, que suele circular por la granja con la misma ropa y calzado de una nave a otra, es fundamental implementar unas adecuadas medidas de bioseguridad a nivel de cada una de ellas.

Esto implica la instalación de una barrera higiénica en el almacén y un cambio de hábitos de trabajo para evitar la transmisión de una fuente de contaminación entre naves, y consiste en dividir el almacén en dos zonas, la sucia, en el lado de la puerta exterior, y la limpia, al lado de la de acceso al lugar en donde están los pollos. Tal separación puede consistir sencillamente en un banco que, al mismo tiempo, impida el paso de suciedad del suelo de la zona sucia a la limpia.

En la parte considerada “zona sucia” debe haber un lavabo para lavarse las manos, lo que debe hacer toda persona que ingrese en la nave. En su defecto, disponer de líquido desinfectante en cada nave para previo lavado de las manos antes de entrar en ellas.

Al entrar en el almacén, en la zona sucia hay que quitarse el calzado, y a ser posible la ropa de calle antes de pasar a la zona limpia, en la cual hay que ponerse el mono y el calzado de trabajo, que deben ser específicos para cada nave. Y, por último, antes de acceder a la propia sala en donde están los pollos hay que pasar por un pediluvio en el que se habrá puesto el producto sanitizante indicado por el veterinario de la explotación, que se renovará regularmente.

AL SALIR

Con el apoyo de:
Categorías
En esta edición diciembre, 2017

Publicidad Leader

Leer

Publicidad Calier

Leer

publicidad CreAMINO

Leer

Publicidad Ige

Leer

Sumario diciembre

Leer

Índice de artículos / noticias publicados en Selecciones Avícolas

Leer

Otras ediciones

12 / 2022 LEER
11 / 2022 LEER
10 / 2022 LEER
09 / 2022 LEER
08 / 2022 LEER
07 / 2022 LEER
06 / 2022 LEER
05 / 2022 LEER
04 / 2022 LEER
03 / 2022 LEER
02 / 2022 LEER
01 / 2022 LEER
12 / 2021 LEER
11 / 2021 LEER
10 / 2021 LEER
09 / 2021 LEER
08 / 2021 LEER
07 / 2021 LEER
06 / 2021 LEER
05 / 2021 LEER
04 / 2021 LEER
03 / 2021 LEER
02 / 2021 LEER
01 / 2021 LEER
12 / 2020 LEER
11 / 2020 LEER
10 / 2020 LEER
09 / 2020 LEER
08 / 2020 LEER
07 / 2020 LEER
06 / 2020 LEER
05 / 2020 LEER
04 / 2020 LEER
03 / 2020 LEER
02 / 2020 LEER
01 / 2020 LEER
12 / 2019 LEER
11 / 2019 LEER
10 / 2019 LEER
09 / 2019 LEER
08 / 2019 LEER
06 / 2019 LEER
06 / 2019 LEER
05 / 2019 LEER
04 / 2019 LEER
03 / 2019 LEER
02 / 2019 LEER
01 / 2019 LEER
12 / 2018 LEER
11 / 2018 LEER
10 / 2018 LEER
09 / 2018 LEER
08 / 2018 LEER
08 / 2018 LEER
07 / 2018 LEER
06 / 2018 LEER
05 / 2018 LEER
04 / 2018 LEER
03 / 2018 LEER
02 / 2018 LEER
01 / 2018 LEER
11 / 2017 LEER
10 / 2017 LEER
09 / 2017 LEER
08 / 2017 LEER
06 / 2017 LEER
05 / 2017 LEER
04 / 2017 LEER
03 / 2017 LEER
02 / 2017 LEER
01 / 2017 LEER
12 / 2016 LEER
11 / 2016 LEER
10 / 2016 LEER
09 / 2016 LEER
08 / 2016 LEER
07 / 2016 LEER
06 / 2016 LEER
05 / 2016 LEER
03 / 2016 LEER
02 / 2016 LEER
01 / 2016 LEER
11 / 2015 LEER
10 / 2015 LEER
09 / 2015 LEER
08 / 2015 LEER
07 / 2015 LEER
06 / 2015 LEER
05 / 2015 LEER
04 / 2015 LEER
03 / 2015 LEER
02 / 2015 LEER
01 / 2015 LEER
12 / 2014 LEER
11 / 2014 LEER
10 / 2014 LEER
08 / 2014 LEER
07 / 2014 LEER
06 / 2014 LEER
05 / 2014 LEER
04 / 2014 LEER
03 / 2014 LEER
02 / 2014 LEER
01 / 2014 LEER
12 / 2013 LEER
11 / 2013 LEER
10 / 2013 LEER
09 / 2013 LEER
08 / 2013 LEER
07 / 2013 LEER
06 / 2013 LEER
05 / 2013 LEER
04 / 2013 LEER
03 / 2013 LEER
02 / 2013 LEER
01 / 2013 LEER