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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de octubre, 2017
Un paso más allá de lo ecológico:
los primeros huevos “revolucionarios”
producidos sin emitir CO2
Real Escuela de Avicultura
Entre las diferentes variedades de huevos que podemos encontrar en el mercado existe el muy criticado huevo de gallinas en batería y los más caros y cada vez más deseados por el consumidor, el campero y el orgánico. Pero ¿qué tal si hablamos del huevo neutro en carbono? Pues bien, producir huevos sostenibles ya es posible.
De hecho, el supermercado Lidl en Holanda ya está vendiendo los llamados “huevos de Kipster”, empaquetados en cajas de fécula de patata, un material más sostenible que el cartón habitual, y producidos en una moderna granja cerca de la ciudad de Venray en el sudeste de Holanda, que se define como “la granja de pollos más respetuosa con los animales y el medio ambiente del mundo”. Una buena noticia para los que estamos comprometidos con el medio ambiente y la sostenibilidad.
“Kip” significa pollo en holandés, “ster” significa estrella, y sí, el nombre rima con hipster. Según Ruud Zanders, el productor avícola y profesor universitario detrás de la granja, el objetivo es repensar el lugar de los animales en la cadena alimentaria.
“Utilizando el sentido común y la tecnología de alta calidad, hemos desarrollado una granja en la que se permite que la gallina vuelva a ser gallina, y se respeta el medio ambiente tanto como sea posible”, se explica en su web (www.kipster.farm).
Hace tres años los fundadores de la granja Kipster, que también incluye un centro de visitantes y una sala corporativa, se propusieron invertir en un nuevo concepto de granja, “donde las gallinas produjeran el huevo más sostenible del mundo sin que el precio se disparara para el consumidor” según Zanders, uno de los cofundadores.
Sus huevos técnicamente no son camperos ya que no disponen de 10 hectáreas de parque como exige la ley. “Tenemos 6,7 gallinas por metro cuadrado; una granja de huevos camperos normalmente tendría 9 gallinas por metro cuadrado “, señala y añade que las gallinas suelen ser desconfiadas y temerosas, por lo que un área al aire libre más pequeña junto con un patio cubierto proporciona el mejor entorno.
¿Cómo se ha logrado el primer huevo sin la emisión de un solo gramo de CO2 del mundo?
Tal y como hemos comprobado en su web, esta granja cría únicamente gallinas ponedoras blancas de raza Leghorn, que son “las más eficientes”, según Zanders, ya que “necesitan menos recursos y menos pienso que otras razas para producir la misma cantidad de huevos”.
El segundo paso hacia la producción de un huevo libre de CO2 es el aprovechamiento de desechos de la industria alimentaria para el pienso. Las gallinas, en vez de ser alimentadas con maíz, comen pienso elaborado a partir de excedentes de cosecha no aptos para el consumo humano que sí pueden tomar ellas, como cereal procedente de la industria del aceite vegetal.
Mirador acristalado incrustado dentro de la granja.
Este mirador, adicional a otro superior, junto el libre acceso a las verandas, y el parque de juegos exterior buscan proporcionar formación, entretenimiento y una experiencia de compra fidelizadora de clientes especialmente entre los más jóvenes y familias.
Por último, el tercer elemento que ha ayudado a Kipster a alcanzar su objetivo es el uso exclusivo de energías renovables. La empresa cuenta con 1.100 paneles solares para abastecer de energía a la granja. De hecho, utilizan el 40% de la energía que producen y el sobrante lo venden fuera.
Según los fundadores, el trabajo en estos tres frentes ha permitido la reducción de las emisiones de CO2 de sus huevos en un 90%. Para eliminar el restante la empresa realiza inversiones en proyectos de energía solar y reforestación.
Los retos actuales
Un pienso creado a partir de desechos alimenticios es lo que podría servir de modelo para otros productores ya que “no hace uso de la tierra disponible y por tanto su impacto en el cambio climático es mucho menor”, afirma el científico de la Universidad de Wageningen, Bram Bos. No obstante, este avance representa sus limitaciones pues el volumen de residuos que se necesitaría para alimentar a todas las gallinas ponedoras es mucho mayor del que hoy está disponible.
El otro obstáculo tiene que ver con el precio: con un coste de entre 23 y 24 céntimos de euro, los huevos sostenibles son un 50% más caros que los normales.
Por su parte, Kipster defiende el precio de sus huevos asegurando que son más baratos que los ecológicos. Para producir estos últimos, las gallinas son alimentadas con maíz importado y caro. Para Zanders, esto supone un contrasentido, pues mientras tantas personas mueren de hambre, las gallinas ecológicas se alimentan con algo que podría utilizarse para alimentar a la gente. “Y el 70% de la huella de carbono en los huevos se debe a la alimentación de las gallinas”, añade el cofundador de la empresa.•