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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de junio, 2017
Previsión de producción avícola
Según la ONU -2015- la actual población mundial de 7,3 billones se espera que llegue a 9,7 billones en 2050, de las que un 70% viva en zonas urbanas, mientras que los ingresos podrían aumentar en un 2% al año -Mottet y Tempio, 2016-. En un contexto de 9,15 millones de personas en 2050, Alexandratos y Bruisma – 2012 – esperan que la demanda mundial de alimentos de origen animal podría crecer en un 70% entre 2005 y 2050, entre las que destacaría el aumento de la de huevos en un 65% y el de la de carne de ave, con el el crecimiento más alto, con el 121%, beneficiándose de sus diferentes ventajas competitivas – por ejemplo, accesibilidad, comodidad, ausencia de restricciones religiosas, imagen saludable, limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero, menores costes de producción, menor tiempo de crianza y menor necesidad de inversión -.
Los sistemas de producción camperos contribuyen al 8% de la producción mundial de huevos y al 2% de la de carne de ave – Mottet y Tempio, 2016 -. La avicultura a pequeña escala es un activo valioso para la población humana local en muchos países ubicados en ambientes tropicales y subtropicales.
Por lo tanto, el sector avícola abarca un contraste entre las dominantes grandes empresas globales y los pequeños productores especialmente en los países en desarrollo – Vaarst y col, 2015 -.
PERCEPCIÓN DEL CONSUMIDOR DE PRODUCTOS AVÍCOLAS
Principales impulsores de la demanda de alimentos
Según Deloitte -2016-, los principales impulsores de la elección del consumidor son el precio, la comodidad y las recompensas emocionales. Los dos primeros son considerados los impulsores clave tradicionales, mientras que entre las últimas el gusto también se considera tradicional y las otras están en continua evolución, considerándose como tales la salud y el bienestar – producción orgánica, contenido nutricional, ingredientes naturales, no-GMO, todo natural y libre de antibióticos, etc.-, muy relacionados con la seguridad – ausencia de alérgenos, atributos de la empresa, etc.-, impacto social – abastecimiento local, sostenibilidad, bienestar animal, tratamiento de los empleados, etc., experiencia – diseño de la tienda al por menor, canal de innovación, interacción de marca, etc.- y transparencia – etiquetado, página Web de la empresa, etc. -.
Los impulsores tradicionales continúan siendo los más importantes del comportamiento del consumidor y probablemente lo serán en el futuro previsible. Sin embargo, los factores de evolución son cada vez más importantes para un grupo grande y diverso de consumidores en todo el mundo, especialmente en las economías desarrolladas.
La preferencia hacia los “impulsores en evolución” está muy relacionada con otros dos distorsionadores del mercado pues las redes sociales y el canal digital han democratizado la información de tal manera que han dado poder a los consumidores para estar hiperconectados y proactivos y exigentes “prosumidores”.
Sin embargo, los minoristas de alimentos pueden tener un gran impacto en el mercado de la carne. En Estados Unidos y Europa un puñado de empresas controlan la mayor parte del mercado – Sloyan, 2017 -.
Principales impulsores de valor en evolución
Debido a los cambios socio-demográficos que el mundo está experimentando en la composición de los hogares, el envejecimiento de las personas, los nuevos estilos de vida, los nuevos hábitos alimenticios, las particularidades de diferentes generaciones – “baby-Boomers”, X y “Millenials”-, los impulsores de compra en evolución se vuelven más importantes.
Varios trabajos publicados analizan los patrones de compras, las percepciones y los factores de decisión para los productos avícola en diferentes países de la UE – por ejemplo, Vucasovic, 2014; Walley y col., 2015 -, donde los principales impulsores de la decisión fueron la seguridad, el bienestar, lo ecológico, la fecha, el gusto, la sensibilidad y la producción local, con prioridades diferentes según el país.
Es relevante la creciente demanda de productos avícolas alternativos, especialmente en el noroeste de Europa a través de la segmentación del mercado con productos de bienestar animal – Van Horne y Bondt, 2014 -. Los pollos de crecimiento lento se consolidan en Francia y crecen muy rápidamente en su mercado y en otros países, como en los Países Bajos – Toudic, 2016 -.
Deloitte – 2016 – muestran que la salud y el bienestar son los factores más importantes en evolución para los consumidores de Estados Unidos en la compra de alimentos, con carne sin antibióticos, huevos de gallinas no de jaulas y pollos de crecimiento lento como mayores representantes de la creciente demanda de loa productos avícolas alternativos – Thornton, 2016 -.
Especialmente relevante es el caso de la demanda de huevos libres de jaulas, indicando Widowski – 2016 – que la preocupación del público por el bienestar de las gallinas ponedoras está cambiando rápidamente la forma en que los huevos están siendo producidos y comercializados en el mundo.
SOSTENIBILIDAD Y PRODUCCIÓN AVÍCOLA
Principales retos de la sostenibilidad mundial
El Informe WWF – “World Wildlife Foundation”, 2016 – sintetiza el gran número de evidencias que muestra que distintos sistemas planetarios están cada vez más amenazadas los cambios en el clima, la biodiversidad, la salud de los océanos, la deforestación y los ciclos del agua, del nitrógeno y del carbono. En la actualidad la humanidad necesita la capacidad regenerativa de 1,6 Tierras para proporcionar los bienes y servicios que utilizamos cada uno. Muchos investigadores sugieren que estamos entrando en una nueva era geológica en la que los seres humanos en lugar de las fuerzas naturales somos los conductores primarios del cambio planetario: el Antropoceno.
Lorek y Vergragt – 2015 – afirman que la investigación apenas ha comenzado a investigar una transición social posible y necesaria a unos nuevos y sostenibles sistemas de producción y consumo, porque necesita para cubrir las diferentes dimensiones – material, tecnológica, económica, cultural, psicológica, histórica y política – de forma integrada. Esta transición requiere de cambios fundamentales en dos de los sistemas mundiales: la energía y los alimentos – WWF, 2016 -.
Alimentos de origen animal y sostenibilidad
Según De Laurentiis y col. – 2014 – las vías más recurrentes para gestionar sosteniblemente y mitigar la influencia del sistema alimentario sobre el cambio climático son:
– Producir más con menos – lo que implica tecnología – y a un menor costo ambiental.
– Cambio de dietas.
– Reducción de desperdicios.
Alimentos de origen animal y el cambio climático
Para mantener el aumento de la temperatura global por debajo del límite crucial de 2 °C, las emisiones tendrán que reducirse en un 70 % en el 2050 – FAO, 2016 -. Este objetivo sólo puede lograrse con la contribución de los sectores de la agricultura que ahora por lo menos son responsables, por lo menos, de una quinta parte del total de emisiones.
Basados en el enfoque de una Evaluación del Ciclo de Vida, MacLeod y col -2013- estiman que las cadenas de suministro avícola emiten unos 836 millones de toneladas de CO2, equivalentes, aproximadamente al 11% del total de emisiones de GEI (*) de la ganadería, siendo la alimentación el mayor contribuyente tanto en el pollo para carne -78%, como en el huevo -69%-. En la Unión Europea, según la OCDE‐ FA, -2011 -las estimaciones de la producción de CO2 de la carne de vacuno, ovino y porcino son, respectivamente, de 22, 20, 7,5 eq/kg, mientras que las de la carne de ave y de los huevos tienen las cifras más bajas- 5 y 3, respectivamente, excepto la leche de vaca -1,4-.
Cambio de dieta
Consumo de carne y salud. Varios artículos recientes – Virtanen y col., 2015; Stangierski y Lesnierowski, 2015, Mottet y Tempio, 2016 – indican que los alimentos de origen animal, especialmente la carne de ave y los huevos, son importantes para la nutrición y la salud, especialmente para los niños, para las mujeres embarazadas y para las personas mayores, debido principalmente a que aportan una amplia gama de nutrientes – Ca, Fe, Zn, vitami-
nas A, B2, B12, etc.-, difíciles de obtener en cantidades adecuadas solamente de los vegetalers.
Además del riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos, hay informes y la conciencia pública de que altos niveles de consumo de carne aumentan considerablemente el riesgo de enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como la enfermedad cardíaca coronaria, la obesidad, la diabetes y el cáncer – especialmente un informe de la OMS, del 2015, sobre el consumo de carne roja y procesada-. La mayoría de las recomendaciones de consumo máximo se refieren precisamente a este tipo de carne con niveles entre 40 y 90 g/d, en tanto que no se proponen recomendaciones máximas para la carne de ave, aunque las referentes a la ingesta diaria total de carne van de 60 a 160 g y de 10 a 50 g para huevos – OMS, 2000; Wellesley y col, 2015 -, según las instituciones que han propuesto un nivel.
El consumo promedio de carne a nivel mundial es 115 g por día – PNUMA, 2012 -, con enorme variación de región a región, por ejemplo, 322 g en Estados Unidos y 19 en África y grandes diferencias dentro de las regiones, por ejemplo, en Asia, 12 g la India a 160 en China. Los europeos consumen alrededor de 200 g.
Riesgos para la salud humana de la cría de aves. La aparición y la re-emergencia de enfermedades continuarán siendo un reto continuo por la intensidad y frecuencia de los contactos entre el ser humano y las aves -por ejemplo
los últimos focos de influenza aviar H5N8 de rápida difusión-. De las enfermedades de animales conocidas, 61% son zoonóticas – IFAH, 2012 -.
Reducción del consumo de carne y sostenibilidad. El IPCC -2014- identifica el cambio de la dieta como un área de acción significativa, aunque subdesarrollada, para la mitigación de gases de efecto invernadero. Si la población y el consumo de alimentos continúan, como se indicó anteriormente, la producción de alimentos sola alcanzará – con un aumento del 80% – los objetivos globales de las emisiones de gases de efecto invernadero total en el año 2050 – Bajželj y col, 2014 -. Como ya se ha mencionado, la reducción de productos lácteos y carne de rumiantes tiene el impacto más alto en las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con otros alimentos.
Según Tilman y Clark – 2014 – una dieta vegetariana podría reducir tanto las emisiones de GEI de la producción de alimentos en un 55% por habitante como 600 millones de Ha de tierras de cultivo en comparación con los patrones de dieta proyectada para 2050.
Cada año se pierde alrededor de un tercio de las partes comestibles de los alimentos producidos para consumo humano
Uso de la tierra y el agua. A escala global, la ganadería ocupa cerca de 70% de toda la tierra agrícola – Steinfeld y col., 2006 -. A pesar de que la proteína de origen avícola es producida más eficientemente que la del cerdo o los rumiantes, la producción avícola es el subsector que requiere más tierra para la producción de cereales, con unas estimado 93 millones de hectáreas en 2010: el 44% de la superficie de cereal total requerido por la ganadería de todo el mundo mundial – Mottet y col., 2016-. Además, Según Mottet y Tempio -2016- la composición estimada de la ración de alimentación mundial de las aves incluye un 64% de productos comestibles en la alimentación del ser humano.
En total, el 65% de la expansión en el uso de la tierra entre 1960 y 2011 se ha debido al aumento de la producción de productos de origen animal – Alexander y col 2015 -, conduciendo a una pérdida de biodiversidad y a liberar más GEI. Por otra parte, la agricultura a pequeña escala y la ganadería extensiva en pastos son generalmente menos perjudiciales o incluso beneficiosas para la biodiversidad – FAO 2006 -.
Otro efecto del aumento de uso del suelo es la amenaza de la seguridad alimentaria a través del acaparamiento de tierras para la expansión de cultivo para la alimentación y los pastos – Lovera 2015 -.
Mekonnen y Hoekstra – 2012 – estiman que para la producción de carne de ave se necesitan de promedio 4.325 m3 de agua por tonelada y para la de huevos 3.265 m3 por tonelada, lo que representa el 11% y 7% de la huella hídrica total de la producción animal. Estas cifras son las más bajas entre los productos de origen animal.
Cambios en las pautas de consumo
Basados en un análisis de 155 estudios Stoll-Kleemann y Schmidt -2016- han revisado las barreras, las oportunidades y los pasos para fomentar el consumo de menos carne. Y Verain y col. -2015- han propuesto el “Flexeterianismo”- personas que no se abstienen de la carne como una cuestión de principio, pero comen menos-, para promover un menor consumo de carne.
Las nuevas guías alimentarias del Ministerio Chino de Sani-dad tienen como objetivo reducir el consumo de carne de 2030 en un 50% del nivel actual de 50-55 kg/carne/persona para reducir las emisiones de gases y los problemas nutricionales de la obesidad y diabetes del país – UECBV, 2016. Kottmeyer -2016- prevé que esta recomendación china para menos carne y huevos vaya a ser “global”.
Como indicadores de esta tendencia están los impuestos que ha pedido el Consejo de Ética de Dinamarca sobre la carne roja en 2016 y la tendencia creciente de los vegetarianos y veganos que en la actualidad llegan a aproximadamente 1 billón de personas en todo el mundo, en parte debido a factores culturales y religiosos – Leahy y col, 2010 -.
Por otra parte, los alimentos proteicos vegetales como alternativa a la carne están ganando mercado y varias grandes compañías están invirtiendo en esta área – Hughes, 2016 -. Otros, a más largo plazo, son los proyectos que incluyen creación de carne en laboratorio. Se ha anunciado la primera hamburguesa de laboratorio comercial para dentro de unos 5 años – Ghosh, 2015 -.
Desperdicio de alimentos
La FAO ha estimado -2011- que cada año se pierde alrededor de un tercio de las partes comestibles de los alimentos producidos para consumo humano. Esta pérdida representa aproximadamente el 8 % del total global las emisiones de GEI, así como un uso indebido de los recursos -FAO, 2016-. Stenmark y col. -2016- estiman que el desperdicio de alimentos en la UE es de 88 millones de toneladas -173 kg por persona, el 20% del total producido -. Los sectores que contribuyen más al desperdicio son los hogares -47 M t- y el procesado – 17 M t -.
Aparte de la contribución de diversas empresas privadas e instituciones – por ejemplo, el Banco de los Alimentos-, las industrias de piensos son un actor clave en la reducción de desperdicio de alimentos. Según Zu Ermgassen -2016- Japón y Corea del sur reciclan alrededor 40% de sus residuos de alimentos como alimento para los animales después de un tratamiento de calor debidamente regulado. Según Zu Ermgassen y col. –2016-, si la UE levantase la prohibición impuesta a los residuos de alimentos, si se trataran adecuadamente para la alimentación animal, se podrían ahorrar alrededor de 1,8 millones hectáreas de tierra.
Salud humana y la resistencia antimicrobiana (AMR)
La OMS ha predicho – 2014 – que si no se toman medidas adicionales la cuota anual de muertes atribuible a la AMR puede elevarse a 10 millones y superar otras causas, como el cáncer, en el año 2050. La Declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2016 se refie–
re a la AMR como el mayor reto actual de la salud pública.
Con el fin de aumentar la contribución positiva del ganado para la salud humana y reducir su impacto negativo en la AMR, la salud animal debe ser una prioridad en las políticas públicas como un enfoque “One Health” – FAO-AGAL, 2016 -.
RETOS Y LOGROS DE NUTRICIÓN DE LAS AVES DE CORRAL
Según la FAO – 2003 -, el 70% del aumento de producción necesa-
ria para satisfacer la creciente demanda global de alimentos debe provenir de la utilización de la tecnología. Este concepto se refiere a la fórmula IPAT – Ehrlich y Holden 1971; Thøgersen 2014 – donde el impacto (I) sobre el medio ambiente está determinado por la población (P), la producción individual de contaminantes (A) y la tecnología (T). En las secciones anteriores hemos revisado los elementos P y A de la ecuación y en este se revisan los principales elementos tecnológicos -T- con los logros y los referentes a la nutrición avícola.
Logros
Gracias a una mejor eficiencia, entre 1960 y 2010 la emisión promedio global de los GEI por kg de producto cayó un 38 % para la leche, un 45 % para la carne de cerdo, un 76 % para la de pollo y un 57 % para los huevos – Smith y col., 2014 -.
Según Fancher – 2014 – en los próximos 10 años, el uso estratégico de los recursos genéticos disponibles puede proporcionar variación suficiente para el continuo progreso en productividad del broiler, el bienestar y el impacto ambiental.
En cuanto a los logros de la nutrición de las aves, Elwinger y col. – 2016 – han publicado recientemente una revisión en conmemoración de los 100 años desde la fundación de la WPSA en la que exponen los avances en la ciencia de la nutrición y en práctica avícola.
Retos
Siguiendo las ideas de Den Hartog y col. -2016- y Choct -2016-, es evidente la importancia de utilizar un enfoque holístico para permitir la conversión adecuada del pienso en una proteína de ave de alta calidad de forma sostenible. Aparte de cambiar a una dieta con menos carne y reducir el desperdicio de alimentos, en lo concerniente a la avicultura dos estrategias vienen a la mente.
En primer lugar, una estrategia para aumentar la productividad a través de métodos de nutrición de precisión y herramientas de gestión de grandes datos para optimizar económicamente los programas de alimentación y reducir las emisiones al medio ambiente. Unas estrategias a aplicar a los aditivos para apoyar la salud intestinal que contribuyan a establecer un uso responsable y prudente de los antibióticos, así como las necesarias para reducir la prevalencia de patógenos en los alimentos. Recientes avances también destacan la importancia de la nutrición temprana del pollito en su rendimiento posterior, su salud y la calidad del producto. Por otro lado, la investigación avícola debe dar respuesta tanto los impulsores de la demanda de carne y huevos de los consumidores como a los sistemas de producción en pequeña escala.
En segundo lugar, para ahorrar en terreno, una estrategia para explorar nuevas fuentes de alimento como gusanos, insectos, larvas, plantas acuáticas y proteínas microbianas, como se presentado varias veces en estos Symposiums y en el WPSJ – Khusro, 2012; Światkiewicz y col., 2015; Veldkamp y col., 2013; Van Krimpen y col., 2013 – así como con el Starpro -proteínas marinas incluyendo estrellas de mar- entre otras iniciativas.
Propuesta de la FAO: dietas animales dietas sostenibles
La FAO – 2014 – ha desarrollado un concepto de dietas animales sostenibles integrando la importancia de proteger el medio ambiente, el uso eficiente de los recursos naturales, los beneficios socio-culturales y la integridad ética y sensibilidad, además de criterios basados en la nutrición actualmente reconocidos en la producción de alimentos seguros y económicamente viables. Se basa en las dimensiones de las tres P de la sostenibilidad -planeta, personas y provecho, o beneficio-, complementadas con la ética de la utilización de un alimento particular. Vaarst y col. –2015- tienen en cuenta estos aspectos cuando concluyen que un sistema no puede considerarse sostenible en sí mismo si forma parte de un sistema más amplio que involucra unas prácticas o estructuras insostenibles.
Para considerar el impacto ambiental de los ingredientes, Leinonen y col. – 2013 – proponen cuantificar su potencial de calentamiento global, de eutroficación y de acidificación mediante el uso de la evaluación del ciclo de vida. Esta propuesta representa un avance de este enfoque holístico en la formulación de raciones y, como afirma Penz – 2016 -, en el futuro los nutriólogos necesitarán participar en iniciativas de sostenibilidad.
CONCLUSIONES
Como especialistas en nutrición avícola cuando diseñamos programas de alimentación, tenemos que tener en cuenta no sólo el coste mínimo sino también tanto los impulsores en evolución de la demanda de los consumidores como de forma especial la sostenibilidad y el bienestar social y animal, la seguridad humana y animal y las consecuencias para la salud de nuestras decisiones.
Este diseño requiere un enfoque holístico a la nutrición de las aves, lo que implica un profundo conocimiento y colaboración entre la gran variedad de disciplinas que intervienen.