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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de junio, 2017
A comienzos del pasado mayo el British Poultry Council – BPC – ha hecho público un comunicado en el que se indica que el plan para la reducción del empleo de antibióticos en avicultura ha tenido tanto éxito que en el período 2012-2015 el mismo ha caído en un 44 %.
El BPC agrupa el 90 % de toda la producción británica de pollos, pavos y patos y representa el 44 % de toda la producción de carne del país, habiendo aumentado aquella un 5 % en el período indicado.
El compromiso para reducir el empleo de antibióticos – “Antibiotic Stewardship Scheme” – lo asumió el BPC en el año 2011, comenzando un año después con un veto voluntario a las cefalosporinas de tercera y cuarta generación y la obligación de reducir el empleo de fluoriquinolonas. En el 2016 se añadió la obligación de hacer lo mismo con la colistina.
Entre los logros mencionados en el informe destaca una reducción del 48 % en el empleo de fluoroquinolona entre el año 2014 y el 2015, así como del 50 % de los macrólidos, el 46 % de la amoxicilina y el 47 % de la tetraciclina entre 2013 y 2015.
En su comunicado, el Presidente del BPC indicaba que su prioridad seguía siendo preservar la salud de las aves haciendo un uso terapéutico responsable de los antibióticos. Esto fue reconocido ante el Parlamento del Reino Unido por el Ministro de Agricultura elogiando los pasos que ha dado en este sentido el sector avícola.
A imitación del sector avícola, a comienzos de mayo la Asociación británica de criadores de cerdos ha anunciado la puesta en marcha de un programa con los mismos objetivos que éste.