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La revista de la industria
Este artículo es parte de la edición de junio, 2017
De izquierda a derecha: Quintí Camprubí, Mar Biamés, Natalia Majó, Anna Toda, Joan Antón Rafecas, Teresa Masjuan, Joaquim Xifra y Cristina Massot.
En esta ocasión, aparte de los temas reglamentarios de la entidad, la sesión estuvo centrada en la influenza aviar – IA -, un tema prioritario en Cataluña a causa de los brotes de esta enfermedad que han tenido lugar en febrero y marzo. De ahí que, aun pareciendo un tema más propio de una reunión de técnicos y veterinarios, se quisiera tocar a fondo, a nivel de divulgación, para que los asistentes, mayoritariamente productores avícolas, fueran conscientes del grave problema que había afectado al sector avícola y estuvieran preparados para otro episodio futuro, que no se puede descartar.
El presidente de la FAC, Joan Anton Rafecas abrió la sesión destacando que “El sector realiza controles muy exhaustivos de bioseguridad en sus granjas para detectar y controlar rápidamente cualquier anomalía, como se pudo comprobar durante el último brote de influenza aviar en Cataluña. Por otra parte, en el momento de detección de un brote, el sector ha demostrado que está organizado, profesionalizado y conectado entre sí y con la administración, lo que permite una actuación rápida y coordinada. Una vez levantadas todas las restricciones, con la situación normalizada, es el momento de hacer balance de los protocolos empleados y una reflexión global sobre esta enfermedad y los mecanismos que permitan al sector estar todavía más preparado para minimizar el riesgo de aparición de nuevos brotes en el futuro”
La sesión comprendió las explicaciones sobre el tema que ofrecieron Natalia Majó – profesora del Departamento de Sanidad y Anatomía Animal y responsable de investigación del CReSA -, Mar Biarnés y Quintí Camprubí – directora y responsable de calidad, respectivamente, del CESAC – y Mª Teresa Masjjuan – directora general de Agriccultura y Ganadería, del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Generalitat de Catalunya -, cada uno de ellos abordando un aspecto diferente de la IA, acompañados en el estrado por Anna Toda, veterinario y directora de la FAC y el presidente de la entidad.
La primera intervención fue la de Natalia Majó, que se centró en explicar las características del virus, del que dijo que tiene un genoma ARN, un detalle de importancia para explicar la facilidad con que puede mutar, a diferencia del ADN humano. También indicó la fragmentación del mismo, lo que facilita su recombinación y la subsiguiente formación de nuevas cepas, otro aspecto que facilita su expansión mundial.
Seguidamente mencionó las especies animales a las que puede afectar, aves y mamíferos, pero especialmente a aquellas, e incluso a la especie humana. Sin embargo, en este último caso hay que tener en cuenta que el virus no es propio del hombre, por lo que éste solo resultar infectado por contacto directo y muy prolongado con las aves y no lo propaga por no crearse una relación estable con él.
Finalmente, después de referirse a las cepas de alta y baja virulencia, con las características de las infecciones ocasionadas por ellas y al recurso de la vacunación -autorizada en algún país asiático, pero no en la Unión Europea-, abordó el tema de la transmisión de la enfermedad, advirtiendo de que pese a que el virus, eliminado a través de las deyecciones, en el terreno se seca enseguida, pero puede perdurar mucho en condiciones de alta humedad.
La siguiente presentación correspondió a Mar Biarnés, quien comenzó indicando que la IA es, junto con la enfermedad de Newcastle, un proceso infeccioso de declaración obligatoria -RD 526/2014-, cuyo control, en Cataluña, corresponde al Centro de Sanidad Avícola -CESAC-, al igual que el de la salmonela. En este papel explicó que a este Centro le incumbe el análisis de muestras ante la sospecha de una enfermedad de este tipo, en lo que se habían aplicado a fondo en el caso de los brotes de la pasada primavera en Girona.
Particularmente interesante fue su el detalle de los nuevos protocolos desarrollados para complementar la estricta metodología ya operativa en elcentro para la toma de muestras, tanto para evitar errores como contaminaciones cruzadas. De igual forma detalló los análisis que realizan en el CESAC con las muestras recibidas a fin de identificar y clasificar el virus, mediante unas técnicas de diagnóstico basadas en biología molecular, virología o serología.
A continuación, Quintí Camprubí explicó en detalle el desarrollo y la resolución de los brotes de IA de la pasada primavera, especialmente por la alarma social que se hubiese podido crear, de no actuar rápidamente. Según dijo, por una parte se hizo hincapié en la bioseguridad de las explotaciones de las zonas afectadas y por otra se mantuvo un contacto muy estrecho con el DARP – Departamento da Agricultura Ganadería y Pesca, de la Generalitat – para establecer las medidas de control necesarias, coordinándose los trabajos con los veterinarios habilitados en las zonas de protección y vigilancia. Finalmente acabó detallando la forma en que se realizaron los sacrificios por eutanasia de las aves de las granjas afectadas, con una combinación de dos gases, CO2 y argón.
La última presentación fue la de Mª Teresa Masjuán, quien se refirió al papel de la administración catalana ante el pasado brote de IA, felicitándose, al igual que a todo el sector avícola por la eficiencia con la que se había podido resolver la crisis, iniciada el 20 de febrero con el hallazgo de una cigüeña muerta en los humedales de El Empordá. Según dijo, fue fundamental la rápida convocatoria de una rueda de prensa para explicar el problema a los medios de comunicación, centrándolo en un problema de sanidad animal de afectación concreta a unas granjas de patos, al igual que el haber trabajo en estrecha colaboración con el CESAC y con la FAC.
Después de ofrecer algunos detalles suplementarios sobre la extensión geográfica del pasado brote de IA, Masjuán se refirió a algunos aspectos a mejorar de cara al futuro, como el tener un mayor control de los animales procedentes de otros países, mejorar las medidas de control en las granjas con aves camperas y ecológicas y, sobre todo, tener actualizado permanentemente el registro de las granjas de autoconsumo.
La clausura del acto correspondió a David Mascort, Secretario General de Agricultura, Ramadería i Pesca de la Generalitat, quien elogió la serenidad con que el sector avícola supo resolver la pasada crisis, signo de su profesionalidad.
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