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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de junio, 2017
En muchos países desarrollados, el sector avícola se enfrenta a una fuerte oposición del público respecto a los sistemas de producción intensiva de las aves. El creciente escepticismo del público hacia la producción intensiva de aves de corral, que conlleva a una imagen negativa del sector, está respaldado por informes de los medios de comunicación, actividades de grupos de bienestar animal y partidos políticos.
El problema, en cierta medida, es el resultado de los cambios en los sistemas de alojamiento de las aves, de los tradicionales de libre acceso al exterior en el pasado a la utilización de edificaciones en confinamiento en la actualidad, lo que hace imposible para el público ver cómo se producen los huevos y los pollos o los pavos para carne. También, recientemente, las preocupaciones éticas, incluyendo el bienestar animal y los aspectos de sostenibilidad de la producción avícola, se han vuelto más importantes. Según un estudio de la UE, el 94% de los europeos declaró que es importante proteger el bienestar de los animales de granja y el 66% desearía saber más sobre las condiciones en que se realiza la crianza de los animales en su país.
En Bélgica, hace unos años, se estudiaron las percepciones de los agricultores y los consumidores sobre el bienestar de los animales. Para los agricultores, la densidad de población, el sacrificio sin estrés y el transporte de los animales eran importantes. Los consumidores evaluaron los mismos criterios como mucho más problemáticos y consideraron que el acceso al exterior era más importante que lo era para los productores, para quienes el acceso al aire libre implicaba problemas higiénicos. La brecha entre la imagen de la industria y la realidad de la producción avícola moderna orientada al mercado se ha ampliado continuamente debido a la falta de transferencia de conocimientos de la industria a los consumidores sobre las condiciones de producción.
En 2012, se inició un proyecto de transparencia en Baja Sajonia, Alemania. Al abrir los gallineros al público se proporcionó una impresión realista de la producción avícola moderna y orientada al mercado en las granjas familiares. A partir de 2012 hasta 2015, 9.000 visitantes hicieron uso de la posibilidad de visitar granjas de puesta, de broilers y de pavos, 36 en total. Los visitantes fueron entrevistados antes de su visita a la granja y después de haber abandonado los gallineros. Se evaluaron 2.922 cuestionarios de personas mayores de 18 años y sin un conocimiento previo sobre la producción intensiva de la avicultura. Los resultados mostraron que las visitas a la granja cambiaron la actitud de los visitantes considerablemente y que eran menos escépticos hacia la avicultura intensiva que antes de las mismas.