Este artículo es parte de la edición de febrero, 2017

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Dicho esto, nos centraremos en un tema de candente actualidad: el riesgo de la influenza aviar – IA – sobre las explotaciones de puesta con gallinas accediendo al exterior, es decir, camperas y ecológicas, o sea productoras de huevos con códigos 1 y 0. respectivamente.

Dos han sido las motivaciones que nos han llevado a escribir estas líneas:

Ante todo, la grave situación actual en torno a la IA, con cepas de alta patogenicidad – IAAP – en muchos casos, y ahora ya no circunscrita a algunos lugares del sudeste asiático, sino afectando a un buen número de países europeos.

Los cambios que está experimentando el sector del huevo en cuanto a los sistemas de alojamiento de las ponedoras, en vías de abandonar las jaulas de puesta en muchos países para ir pasando a otros sistemas más “amigables” para las aves, como en el suelo, en aviarios o al aire libre.

La situación de la IA

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Para comenzar, queremos recordar una afirmación hecha por un destacado analista del Rabobank en un foro avícola celebrado hace unos meses en Barcelona. Decía lo siguiente:

Como puede verse, el tiempo le ha dado la razón pues actualmente la IA, con sus distintas variantes, de mayor o menor patogenicidad, se halla extendida por todo el mundo, en América desde Chile hasta la frontera canadiense, en Asia desde Japón hasta Israel, en África en situación endémica en varios países y en Europa desde los Urales hasta los Pirineos. Y raro es el día en el que los medios no nos recuerdan que en tal lo cual lugar se han tenido que sacrificar muchos miles de aves para atajar el problema ….

La causa de esta pandemia no nos corresponde analizarla aquí, al no ser patólogos, pero sí recordar que aunque los virus de la IA pueden afectar a una amplia variedad de aves y mamíferos, el hospedador natural de los mismos son las aves silvestres acuáticas que, precisamente por sus hábitos migratorios, los hacen circular por todo el mundo. Y aunque nos resulta difícil entender el recrudecimiento actual de la enfermedad cuando las migraciones de aves han existido desde siempre, el hecho es que actualmente estamos peor que nunca, pese a las mayores medidas de bioseguridad implantadas en las granjas.

Entonces, ¿cuál es la causa principal de esta “bomba de relojería” que tenemos al lado de nuestra frontera?. Y dejamos aquí la pregunta por si alguien nos la puede contestar.

Porque en el aspecto que nos incumbe a los técnicos, la bioseguridad, la difusión actual de la IA aun se entiende menos debido a lo que se ha mejorado en los últimos años, lejos ya de aquellos tiempos en los que cualquier visitante podía entrar libremente en toda granja. Sin embargo, recordando lo que nos indicaba un prestigioso veterinario colombiano hace pocos años, “incluso la entrada en una nave avícola con el teléfono móvil o un bolígrafo sin haber pasado por una previa desinfección es un riesgo que no debemos aceptar para no incurrir en un grave problema”.

Por tanto, también aquí volvemos a preguntarnos ¿dónde se ha fallado en materia de bioseguridad en aquellas naves con aves en confinamiento que han estado afectadas por la IA?

Y si nos planteamos una tercera pregunta sobre si existe una garantía absoluta para el aislamiento, aquí ya nos atrevemos a contestarla con un rotundo NO. Pues por más que en nuestra granja impongamos las máximas medidas de bioseguridad a las que hoy obligan, por ejemplo, las granjas de reproducción – hasta con la ducha obligada de todo el personal y la prohibición absoluta de visitas -, nunca se puede asegurar que un descuido nimio introduzca en ella el o los entes patógenos que querríamos evitar.

Los cambios en el sector de la puesta

El otro aspecto que planteábamos, referente a los cambios en el sector de la puesta, ya es más claro, nos guste o no, pues todo apunta a que estamos yendo, en general, hacia una sustitución de la producción de huevos en baterías por la realizada mediante otros sistemas, en el suelo, en aviarios, o con aves camperas o ecológicas.

Hay multitud de informes que en los últimos tiempos corroboran esta opinión:

4En la Unión Europea por haberse llegado ya a casi un 50 % de toda la producción de huevos en sistemas alternativos, con los países escandinavos y centroeuropeos liderando este movimiento, e in crescendo.

4En Estados Unidos, con la prohibición inicial de las jaulas en California y el rechazo de algunas grandes empresas – McDonalds, etc. – en adquirir huevos de esta procedencia, la tendencia “cage-free” está a la orden del día.

4En España misma, solo hace falta ver la caída en la puesta en marcha de nuevas granjas equipadas con baterías, a diferencia de las de aviarios, camperas y ecológicas, junto con la opinión de algún gran productor, como la publicada en el pasado número de diciembre de SELECCIONES AVÍCOLAS.

En este situación, aunque no queremos dárnoslas de adivinos, creemos que no es difícil prever que en un plazo no demasiado largo España dejará de ocupar el penúltimo puesto en la relación de países comunitarios con un menor número de gallinas en sistemas alternativos – con el 6,8 % del total – y nos incorporemos a la ya clara tendencia que nos marcan nuestros socios de la UE. La mayor relevancia que estamos teniendo en la exportación del huevo – hoy por hoy, aun de jaula – también nos empuja en esta dirección.

El Reino Unido y los Países Bajos, dando la alarma

Para que no se diga, el Reino Unido por un lado y los Países Bajos, por otro, pioneros en otras tantas cosas en materia avícola, también nos han brindado los primeros motivos de reflexión sobre el tema que nos ocupa.

Por un lado, en el Reino Unido a comienzos de diciembre el DEFRA – Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales – ordenaba que, con el fin de atajar de difusión la IA de alta patogenicidad – por la cepa H5N8 – en el mismo, todas las aves camperas – “free range” – y ecológicas fueran confinadas en sus gallineros, recordando a sus criadores que bajo la legislación de la UE – Reglamento 589/2008, anexo II – podían hacerlo durante un máximo de 12 semanas sin perder su estatus “free range”.

Pero al mismo tiempo advertían que estas 12 semanas finalizarían a fin de febrero y que si esta orden se prolongaba más allá de esta fecha por motivos de seguridad, obligando a los criadores a tener sus gallinas encerradas, ya no podrían seguir vendiendo sus huevos con la calificación de “producidos al aire libre”.

Por otro lado, como ya se indicaba el mes pasado en la sección de noticias de este medio, dos europarlamentarios holandeses han presentado una pregunta escrita a la Comisión de la UE sobre si la IA y la consiguiente medida de confinar a las aves dentro de las instalaciones iba a impedir la comercialización de los huevos de gallinas camperas como tales. Para ello se basaban en que. al ser la cepa actual de IA más virulenta que las pasadas, como podría persistir por más de 12 semanas, querían saber si la Comisión tiene previsto modificar esta normativa con el fin de no perjudicar a los avicultores que han hecho grandes inversiones para producir huevos camperos, ni distorsionar el mercado de los mismos al impedir que el consumidor siga eligiéndolos si lo desea.

Resumiendo las dos noticias y aun ignorando si la orden del Reino Unido se prolongará o no el encerrado de las gallinas camperas – a partir de final de febrero, cuando termina el plazo fijado – , debido a la evolución de la IA en Europa y en el propio país, diríamos que, de acuerdo con el citado Reglamento de la UE, tanto en el mismo como en Holanda podrían desaparecer los huevos marcados como “free range” de los mercados, al menos en tanto las aves permanezcan encerradas. Luego, si la situación se arregla – se entiende en cuanto a la IA – ya veremos como los de las manadas que han sido sometidas a encierro pueden volver a comercializarse como tales.

La situación, pues, en estos países es grave en lo que se refiere a estas producciones al aire libre, especialmente en el Reino Unido, en donde, pese a lo que podría deducirse por sus condiciones climáticas, tienen alrededor del 56 % de sus ponedoras alojadas en instalaciones “free range”. Y, como es lógico, reconociendo que la producción de sus huevos tiene un coste muy superior que el de los de batería, si se pierde esta calificación han de venderlos marcados con el código “2”, con la consiguiente rebaja de su precio de venta.

En cambio, en los Países Bajos la producción de estos huevos “free range” es minoritaria, dada la escasez de terreno disponible y haber apostado más por los aviarios, con edificios de una o dos plantas, aunque el problema para los criadores podría ser similar

Y, a “última hora” – aunque esta calificación nos la tengamos que tomar con toda prudencia– hemos sabido que el 8 de febrero el Reino Unido ha publicado una “orientación” del DEFRA, en la que permite un cierto acceso al exterior para que las gallinas camperas no pierdan su consideración como tales y los criadores puedan seguir vendiendo sus huevos con esta calificación. Sin embargo, del Reino Unido también nos han informado que la interpretación de esta “orientación” es discutible – por la definición o interpretación de las zonas de “alto riesgo”, el uso o no de “verandas, etc. – y faltará ver como se la toma el sector del huevo británico.

 

Y en España ¿qué?

En España, hasta el momento de escribir estas líneas la situación en cuanto a la IA es que la enfermedad solo se ha detectado en un caso, con dos gansos silvestres hallados muertos en Palencia, a comienzos de enero, por una cepa del virus de alta patogenicidad – H5N8 -. Ello ha ocurrido en una zona en la que no había más que una explotación avícola, en la que las aves han permanecido encerradas. Es decir, este encierro se ha hecho en la práctica pero sin que trascendiera, ya que solo afectaba a una granja.

En cuanto a la situación de las explotaciones situadas en las zonas de riesgo señaladas por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente – MAPAMA -, también se está actuando según el Real Decreto 445/2007 en el que se establecen medidas de lucha contra la IA. La verdad es que no se han dado las circunstancias para tomar unas medidas de confinamiento de las aves en las granjas. En el País Vasco, por cercanía con la frontera francesa y la zona afectada del país vecino – Las Landas, Tarn, Garona y Altos Pirineos – podrían haberlo hecho, pero creemos que como los sistemas de explotación son tan distintos – allí con la IA afectando mayoritariamente a las explotaciones de palmípedas – se decidió que no procedía. Y, de hecho, no ha habido ningún caso, ni siquiera de aves silvestres de la zona, aunque el MAPAMA haya dado instrucciones para que se extreme la vigilancia.

En nuestro caso conviene aclarar que son las Comunidades Autónomas las que tienen competencias para ordenar el confinamiento por razones sanitarias, en base a las “recomendaciones” del MAPAMA, mientras que en otros países ello se ha ordenado tras la detección positiva de IA en aves silvestres o domésticas. Aquí, la recomendación sobre el confinamiento, aunque sin obligación para ello, solo se ha hecho por las CC.AA. para las explotaciones situadas en zonas de especial peligro, en principio las conocidas por su abundancia en aves migratorias, como las marismas del Guadalquivir, el delta del Ebro, los “aiguamolls” del Empordá, etc. (*)

Ahora bien, esta “ausencia de obligación” no obsta que no tengamos que reconocer que el mayor peligro para la entrada del virus de la IA se halla en las granjas con salida de las aves al exterior, sean gallinas o pollos camperos o ecológicos. Pues si bien en una explotación con aves en confinamiento podemos implantar todas las medidas de bioseguridad conocidas para evitar la entrada del virus – hasta la ducha del personal y la prohibición absoluta de visitas -, ¿cómo se controla el acceso de las aves silvestres a un parque, aun en el caso de no haber sido tan ingenuos como para tener en el mismo agua y pienso a disposición de las aves propias?. Porque, a nuestro entender, todavía no se ha inventado nada para poner barreras al aire….

Por tanto, conviene que los productores españoles de huevos de gallinas camperas y ecológicas sean conscientes de que, al igual que ha sucedido en otros países de la UE, de presentarse aquí la IA en explotaciones industriales el MAPAMA podría considerar necesario ordenar la misma medida de encerramiento de las gallinas que ellos, con las consiguientes consecuencias para este sector.

(*) En el momento de cerrar este número tenemos conocimiento de que el MAPAMA está preparando una modificación de la Orden ARM/2442/2006 por la que se establecen medidas específicas de protección en relación con la IA, detallando un nuevo listado de humedales y de las zonas de especial riesgo y las de especial vigilancia de todo el país.

 

 

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“La influenza aviar se está convirtiendo en un reto global y una preocupación, representando un riesgo que el sector avícola tendrá que afrontar en los próximos años”.

 

ÚLTIMA NOTICIA

Una vez redactado este texto nos llega la noticia de que a fines de enero la Comisión Europea ha tomado la decisión de no prolongar la autorización para seguir vendiendo los huevos de las gallinas alojadas al aire libre después de las 12 semanas autorizadas a partir del momento en que, provisionalmente, se habían tenido que mantener en confinamiento a causa de la IA.

De resultas de ello, en los mercados de los dos primeros países afectados por esta decisión –Alemania y los Países Bajos– ya ha comenzado anotarse el efecto de esta decisión, empezando a faltar en los mercados los huevos “free range”, los cuales tienen que comercializarse ahora con el código 2 – de gallinas sobre yacija -, con la consiguiente pérdida de su valor comercial.

 
 
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