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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de diciembre, 2016
Un mercado global
Preocupados todos, en general, por lo inmediato, muchas veces ello no nos permite tener una perspectiva más amplia, es decir, mirando al futuro, con los retos y los riesgos que esto representa para nuestra actividad económica y empresarial.
En avicultura, como en cualquier otra actividad económica, esta visión hacia adelante tiene importancia por estar, hoy más que nunca, inmersos en un mercado global, con las ventajas e inconvenientes que ello representa, por los múltiples compromisos implicados, desde los propios del sector hasta los derivados de las distintas administraciones, estatales, comunitarias, etc.
Bajo esta perspectiva global, es decir, no limitada a la situación de nuestro propio país, el aspecto positivo es que el sector avícola continúa creciendo, tanto en la producción de carne como en la de huevos. Valga, como ejemplo, un dato reciente del sector del huevo indicando que se estima en los próximos 10 años el consumo en la Unión Europea ha de aumentar en un 4,8 % y el de las exportaciones en un 16 %, o aquel otro que, a nivel global, nos muestra que el consumo de carne de ave ya ha desplazado a la de cerdo.
Sin embargo, por otra parte no deja de haber determinados retos a los que atender, con los que habremos de lidiar, como pueden ser los planteados por las siguientes cuestiones:
- • Una influenza aviar – IA – que, como comentamos en otro lugar de este número, ya ha afectado a nuestros vecinos y, para colmo, de alta patogenicidad, con lo que ello representa para el cierre de fronteras de los países afectados.
- • El desigual crecimiento económico de distintas regiones con las que hemos que competir. Por ejemplo, dentro de la misma UE, una Polonia, cuyo ritmo de crecimiento avícola en los últimos años ha batido records, un Mercosur y especialmente un Brasil que solo esperan que les abramos más las puertas, etc.
- • La “movida” existente en diferentes entornos económicos – Estados Unidos y la UE, principalmente – sobre el tipo de explotación de las gallinas, asociado con el bienestar de las mismas y de la cual también ahora nos estamos haciendo eco entre nosotros.
- • La producción de broilers libres de antibióticos, ante cuya eliminación como promotores del crecimiento hoy tengamos que recurrir a determinados recursos – pre y probióticos, productos fitogénicos, ácidos orgánicos, etc. –, de efectos aun no totalmente aclarados.
- • Los inevitables cambios en la sociedad, por sus diferentes hábitos de compra, el tamaño de las familias, los movimientos migratorios, las políticas gubernamentales, etc., a los que deberemos atender.
Y así, un largo etcétera que, con independencia en general de lo que cada productor avícola haga, ha de intervenir en su actividad económica y en su vida. Pues en el fondo se trata de que la internacionalización del sector avícola ha de continuar, nos agrade o no, y en este entorno nos habremos de mover en el futuro, olvidándonos de aquella “campana de cristal” local en la que muchos, hace años, nos iniciamos en el mismo.
Para finalizar, no queriendo dejar a nuestros lectores – suscriptores, anunciantes y amigos en general todos – con la preocupación que les pueden representar estas disquisiciones, al borde ya de la Navidad y al finalizar el año queremos dejar constancia de nuestra más cordial felicitación a todos ellos. Ojala la celebración cristiana de estas fechas aporte la paz a todos los que operamos en el sector avícola y a nuestras familias y relaciones y nos permita afrontar el futuro con la mayor esperanza. •