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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de marzo, 2016
Divagaciones alimentarias
Sin ningún acontecimiento avícola concreto a comentar especialmente – tiempo y lugar habrá para ello, al presentarse la ocasión -, permítasenos divagar un poco este mes sobre ciertas consideraciones generales sobre la alimentación que, afectando directamente a nuestra sociedad, tienen, además, importancia destacada en el sector avícola.
Aunque nos referimos a la alimentación en general, y no a la de nuestras aves en particular, no podemos olvidar la elevada incidencia que este tiene en los costes de producción de nuestros productos, el huevo y el pollo, del orden de un 60-65 %. Por tanto, todo lo que sucede en el mundo que afecte a la alimentación en general tiene un efecto mayor o menor en nuestro sector, a largo o a corto plazo.
Sentada esta premisa, es evidente que en los últimos tiempos hemos presenciado una reducción en los costes de la alimentación que ha aliviado el muchas veces precario equilibrio que el productor ha de tener para continuar en el mercado. Así, diferentes análisis nos señalan que solo en el último año los costes de los piensos parra las gallinas pueden haberse reducido entre un 5 y un 8 % y en algunos dígitos más los de los pollos.
El porque ya ha sido comentado a lo largo de las informaciones que publicamos cada mes sobre los mercados de piensos, aunque en esta ocasión, dejando aparte los problemas puntuales que, por ejemplo, puede haber habido en algún momento con la exportación del trigo ucraniano o con la cosecha del maíz norteamericano, querríamos ir un poco más lejos.
Sin duda alguna, los mercados mundiales de cereales principalmente – y secundariamente de las principales fuentes proteicas – no son ajenos a los movimientos especulativos generales que giran en torno al precio del petróleo y al indudable cambio climático. En cuanto a aquel, diversas circunstancias geopolíticas, como son la inestabilidad general en Oriente Medio, el “fracking” (*), impulsado por los norteamericanos, y el consumo de energía de algunos significativos países emergentes – China e India en cabeza – han motivado lo que ya todos sabemos: un desplome sin precedentes en los precios del petróleo que, a la hora de escribir estas líneas, parece que aun no ha tocado fondo.
Bajo este aspecto, además, ello ha repercutido en la elaboración de biocarburantes, en cuyo campo América en general es líder. Y, como es lógico, un petróleo más barato desincentiva la producción de estos, lo que significa que comenzando por el maíz y continuando con los otros cereales y algunas fuentes proteicas – soja, colza, etc. – estas materias se quedan en el mercado de los alimentos en forma de excedentes. Así que, dependiente la avicultura, en buena parte, del maíz – aunque a partir especialmente de nuestro ingreso en la Unión Europea también otros cereales hayan entrado en juego -, las antes citadas cesiones en los precios de los piensos no sean de extrañar, habiendo visto, por ejemplo, que en la bolsa de Chicago en el último año éste haya caído un 3,3 %, la soja en un 21 % y otras materias también en unos índices significativos.
Sin poder olvidarnos en este análisis de la coincidencia del cambio climático, con sus efectos sobre las cosechas, es indudable, como indica la Agencia Internacional de la Energía, que se están re-escribiendo los principios del sector energético a partir de los combustibles no tradicionales, como es el antes citado “fracking” y las energías renovables. Y, por otra parte, desde que la producción de biocarburantes entró en escena, no hace tantos años, los cereales siguen aproximadamente la misma trayectoria de precios que el petróleo.
En este contexto, aunque no nos atrevamos a profetizar el futuro, creemos que al menos podemos llegar a tres conclusiones:
- la meteorología, con el consiguiente cambio climático, seguirá deparando sorpresas afectando a las cosechas de los países productores de cereales y materias proteicas de los que dependemos, lo que es totalmente impredecible,
- el desarrollo económico mundial, particularmente de los países emergentes, sumado a una población creciente, seguirá tensando la demanda de alimentos,
- Europa concretamente, y España dentro de ella, resultará afectada muy directamente por los conflictos latentes en el Medio Oriente, la crisis de los refugiados de esta zona, los precios del petróleo, etc.
(*) “Fracking” es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo mediante la fractura de las diferentes capas del mismo a través de la inyección de agua a alta presión.