Este artículo es parte de la edición de febrero, 2016

Mejora del rendimiento del pollo con el manejo nutricional de los reproductores (y II)

Martin J. Zuidhof

Universidad de Alberta, Canadá
European Symp. of Poultry Nutrition, Praga, Agosto 2015

A continuación se resume gran parte de la reciente bibliografía publicada sobre los efectos de la energía y los niveles de proteína en la dieta materna sobre los resultados de la progenie en el contexto de algunas obras clásicas. Debido a la complejidad del tema, esta sección está organizada como una serie de hipótesis generales, en concreto apoyadas o no con la investigación que se ha llevado a cabo en este ámbito. Los factores que han sido considerados han sido la edad de la gallina, el momento de la alimentación de la misma –en la recría, la puesta o en ambos momentos- y el sexo de la descendencia. Los informes no concluyentes se han omitido de este esquema de clasificación

Hipótesis 1 (1). Una baja ingesta maternal de proteína origina una acumulación de lípidos en la descendencia.

De todas las propuestas, ésta tenía el apoyo más claro en los estudios publicados ya que son varias las evidencias a favor, y ninguna en contra:

Un más alto nivel de grasa abdominal en pollos hembra procedentes de gallinas alimentadas con dietas de un 10 % en proteína en contra de un 16 % -López y Leeson, 1995-.

Una restricción materna de energía durante la puesta – 20, 30 y 50 % – aumentó la grasa abdominal, la subcutánea, la del hígado y la de la pechuga -Li y col., 2014-.

Moraes y col. –2014- predijeron un 4,8 % más de grasa en los pollos procedentes de gallinas alimentadas con una menor proteína durante su crianza –el 13,8 % contra el 15,5 %-.

Pollos machos procedentes de reproductoras con baja ingesta de energía durante su puesta -450 contra 385 o 325 kcal/día- tenían una canal más grasa -Spratt y Leeson, 1987-.

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Hipótesis 2. Una baja ingesta materna de proteína conduce a reducir el peso corporal de la descendencia.

En apoyo de la hipótesis 2:

Los broilers hembra procedentes de gallinas con baja ingesta proteica durante su crianza tuvieron un menor crecimiento -Moraes y col., 2014-.

Un bajo nivel de energía en la recría de las reproductoras -2.528 kcal/kg- o un nivel más alto de proteína -15,3 contra el 13,7 %- aumentó espeso de los broilers machos a 22 días de edad -Moraes, 2013-.

Los broilers machos procedentes de gallinas de mayor peso -mayor consumo de pienso- tuvieron un mayor peso que los hijos de reproductoras estándar -Emous y col., 2015-

Los broilers tuvieron un mayor peso cuando las dietas maternas eran de baja energía: relación E/P de 18,0 kcal/gm -Peebles y col, 2002-.

Debido a que el efecto de la nutrición en el período de recría a menudo ha sido más importante que en la fase de puesta, estos hallazgos apuntan a la programación epigenética. Del mismo modo, después de la ya citada “hambruna holandesa” se observó un aumento de la adiposidad neonatal en los hijos y nietos de las mujeres expuestas prenatalmente a la escasez de nutrientes -Pintor y col., 2008-. Unos mecanismos hereditarios transgeneracionales de la influencia de la nutrición materna en el crecimiento y desarrollo de los hijos se están explorando actualmente -Jirtle y Skinner, 2007; Daxinger y Whitelaw, 2012-.

En contra de la hipótesis 2:

Ciacciariello y Tyler –2013-, suministrando durante la puesta a reproductoras jóvenes -menos de 38 semanas de edad- unos niveles de lisina digestible desde el 0,44 % hasta el 0,75%, encontraron que la progenie alimentada con los menores niveles de lisina crecieron mucho más rápidamente y tuvieron un mucho mejor índice de conversión.

Según Moraes –2013-, los mayores niveles de energía del pienso de los reproductores -2.736 kcal/kg contra 2.528 kcal/kg, con el 15,3 % de proteína– redujeron la ingesta proteica y aumentaron el peso de los broilers hembra a 22 días de edad.

Por ello, Moraes y col., -2014-, sugiriendo la posibilidad de una relación no lineal, proponen una relación energía/proteína de 18,25 kcal/g para maximizar el peso vivo de los broilers hembra. Para el peso del pollito, de Leeson y Summers –1991- puede deducirse una similar relación energía/proteína en la puesta de 18,0 kcal/g.

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Hipótesis 3: La baja ingesta proteica materna origina menores pechugas y rendimiento de la canal.

En apoyo de la hipótesis 3:

Los pollitos de reproductoras pesadas jóvenes -26 semanas de edad- alimentado con dietas de baja lisina digestible – 0,6 g/d– tuvieron un menor peso vivo y canal, menor peso de pechuga, contramuslo y muslo -Mejía y col., 2013-. Este efecto transitorio no se observó en la progenie de reproductoras pesadas de 31 y 36 semanas de edad.

Li y col. –2013– han sugido que la expresión genética de la miogenina se retrasó en los embriones procedentes de gallinas que habían tenido una baja ingesta de pienso –el 75 % de lo recomendado-.

En contra de la hipótesis 3:

Emous y col. –2015- encontraron que los pollos machos procedentes de pollitas alimentadas con menor relación energía/proteína -21,2 contra 18,4 kcal/g- tuvieron una mayor proporción de pechuga que los procedentes de pollitas recibiendo una dieta proteica inferior.

Suministrando mayores niveles proteicos a las pollitas reproductoras pesadas durante la fase de recría se reduce el rendimiento de pechuga en los broilers de ambos sexos -Moraes, 2013-. Las combinaciones dietéticas que aumentan la ingesta proteica de las reproductoras pesadas durante la recría y la puesta tuvieron efectos aditivos específicos para los dos sexos de los broilers: en los machos reducen el rendimiento de pechuga, pero en las hembras lo aumentan, así como el rendimiento de la canal.

Moraes –2013– ha observado que en pollitas alimentados con el 15,3 % de proteína durante la recría, un nivel energético más alto – 2.736 contra. 2.528 kcal/kg -, que redujo la ingesta proteica, hizo aumentar el rendimiento canal de los broilers a los 40 días de edad.

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Zhu y col. –2012-, alimentaron a reproductores amarillos chinos con dietas conteniendo desde 2.650 a 2.850 kcal/kg, con el 15,5 al 17,5 % de proteína, con cantidades fijas diarias de pienso. Según observaron, las relaciones energía/proteína moderadas tienden a optimizar los resultados en vivo, mientras que el rendimiento más alto ocurrió con una baja ingesta proteica y el más bajo con un consumo moderado. Este resultado también apunta a una relación no lineal entre la ingesta proteica y el rendimiento de la canal.

Otros hallazgos importantes

Varias observaciones no se ajustan a este relativamente simple conjunto de hipótesis y sugieren que para explicar las interacciones entre la energía suministrada a las madres y la proteína a la progenie deben investigarse las más complejas relaciones no lineales. Según Leeson y Summers – 1991 -, una fase de puesta con una relación energía/proteína de 18 kcal/g maximizada el peso del pollito. Enting y col. – 2007 -, suministrando unos niveles normales ó un 12 o un 23 % más bajos de energía a las reproductoras, indican que un aumento de peso vivo a los 38 días con el nivel moderado – con el cual la relación energía/proteína era de 16,0 kcal/g, aumentando hasta 16,6 y 17,7 kcal/g desde el principio al y final de la puesta. Los mismos autores también indican una menor mortalidad con el nivel más bajo de energía.

Para aumento de la proporción de pechuga de los machos y un mejor rendimiento de la canal, Moraes y col. -2014– señalan unas relaciones energía/proteína maternas óptimas entre 16,5 y 17,9 kcal/g para la recría y 18,5 kcal/g para la puesta. En cuanto a las hembras, los niveles recomendados por estos autores fueron de 17,2 y 19,4 kcal/g, respectivamente. Por el contrario, las peores relaciones energía/proteína en la dieta materna para optimizar estos parámetros en los machos fueron 19,2 y 18,5 kcal/g, respectivamente en recría y puesta, mientras que en las hembras fueron 17,2 y 18,5 kcal/g, respectivamente. Es interesante señalar que las dietas maternas óptimas para el rendimiento de los broilers machos eran las peores para las hembras. El aumento de la relación energía/proteína de la dieta de 17,2 a 19,4 kcal/kg parece ser óptimo para las manadas mixtas ya que el rendimiento canal de los machos en este tratamiento no fue significativamente diferente de escenario óptimo para ellos. Y, según estos autores, una menor relación energía/proteína durante la postura debe ser evitada. 

Posteriormente, Moraes y col. –2014- han observado que la proporción de pechuga aumenta cuando la relación energía/proteína en el pienso de los reproductores aumenta durante la transición de pollitas a la fase de puesta –de 17,5 ó 19,0 a 19,4 y de 17,5 a 18,5 kcal/g-. Esto guarda relación con la práctica recomendada actual, de mantener los niveles de energía y reducir la proteína en las últimas fases de la de la puesta.

López y Leeson –1995- observaron menor ingesta de pienso en los broilers procedentes de reproductores recibiendo del 10 al 16 % de proteína en la dieta, pero lo compensaron de tal forma que los hijos de gallinas alimentadas con 10 y 12 % de proteína tuvieron una menor conversión alimenticia más baja que de las alimentadas con el 14 % ó el 16 %.

Manejo de la alimentación de los reproductores

El estrés metabólico

La reducción del estrés metabólico puede ser clave para el éxito reproductivo. Nosotros hemos demostrado – 2007 – que las estrategias con el peso corporal como objetivo radical durante la fase de pollitas pueden rendir resultados reproductivos similares. Una estrategia clave del éxito fue la adhesión al principio: “no dejes que el metabolismo de las aves conozca que se ha hecho un cambio en la distribución del pienso”. En ese estudio la estabilidad metabólica se consiguió mediante el pesaje de las aves y ajustar la distribución del pienso dos veces por semana. El peso del hígado y su composición es un indicador del estado metabólico de las aves ya que es un órgano clave en el almacenamiento y la movilización de la energía. De Beer y col. – 2007 – han informado de una línea básica similar basada en las reservas hepática de glucógeno, que se duplicabas con una alimentación “skip-a-day” en comparación con el sistema de reparto diario de pienso. Un patrón similar se observó también para el peso del hígado. 

Un sobreconsumo de proteína durante el período de puesta parecía tener los efectos más negativos sobre los rendimientos del pollo

El estrés metabólico también puede afectar a la descendencia. Portha y col. – 2011 – han revisado los efectos del estrés metabólico materno sobre la programación de las células beta. En las ratas, tanto la desnutrición como la obesidad disminuyen el desarrollo de las mismas y aumentan la probabilidad de diabetes en la descendencia de las dos generaciones siguientes. En las aves, donde no hay contacto fisiológica con la madre durante el desarrollo embrionario, es más probable que los mecanismos epigenéticos esten involucrados en la herencia transgeneracional que los mecanismos fisiológicos de los padres. La creciente escalada de la restricción alimenticia en los reproductores pesados presenta un gran modelo para estudiar el estrés metabólico materno en la descendencia. Sin embargo, existen grandes lagunas en el estudio de los efectos transgeneracionales de la nutrición en los pollos para carne.

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La alimentación de precisión

Teniendo en cuenta los retos en torno a estrés metabólico en los pollos de engorde, las estrategias para lograr un metabolismo más estable es probable que mejoren el rendimiento de los reproductores y probablemente influirán en el de la descendencia. En 2014, en la Universidad de Alberta, Canadá, hemos desarrollado un sistema de alimentación de precisión para los reproductores. El sistema se ha utilizado para llevar a las pollitas reproductoras pesadas hasta la madurez sexual con un coeficiente de variación en su peso corporal inferior al 3 %. 

El sistema de alimentación secuencial es un cambio de paradigma para la alimentación de los reproductores, ya que las aves pueden recibir varios cortos suministros diarios de pienso en vez del sistema de atracarse y ayunar, que ha sido la norma para el manejo de reproductoras pesadas. Dicho sistema se muestra prometedor para acelerar la investigación sobre la nutrición materna. Ahora es posible para controlar los efectos de confusión de las diferencias previas en el peso corporal y la falta de uniformidad, de forma que se aclararán los verdaderos efectos de la nutrición sobre los reproductores sobre la descendencia.

El peso del hígado y su composición es un indicador del estado metabólico de las aves ya que es un órgano clave en el almacenamiento y la movilización de la energía

Consideraciones para las futuras investigaciones

Aun sigue siendo necesaria mucha investigación para llenar los vacíos de conocimiento en este campo complejo, estandarizando los estudios parta poder interpretar mejor los resultados experimentales.

En los estudios sobre los efectos de la nutrición materna en el crecimiento se necesita un mejor control de las fuentes de confusión de la variación y desarrollo de la descendencia, considerándose estratégicamente las siguientes categorías en el estudio de los efectos transgeneracionales de la misma.

La edad materna

La edad de las reproductoras tiene una gran influencia sobre la productividad de los broilers. Los efectos de la nutrición materna tienden a amplificarse en la progenie de los reproductores jóvenes.

Momento de la nutrición de la madre

El tiempo de aplicación de una dieta o tratamiento nutricional antes de la producción del huevo tiene una influencia significativa en el resultado de muchos estudios. La disposición factorial de los tratamientos nutricionales de los reproductores, incluyendo los cambios de la ración de recría a la de puesta, ayudará a identificar los efectos epigenéticos.

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Factores genéticos

Los principales componentes del huevo -yema, albumen y cáscara- varían de una manera predecible de acuerdo a la edad, la composición corporal y la nutrición materna -Nonis y Gous, 2013-, pero también deben tenerse en cuenta las diferencias entre estirpes y probablemente entre individuos -Johnston y Gous, 2007-. Por ello, La información del pedigrí se debe utilizar para explicarse la variación genética en el rendimiento de los pollos. Esto permitirá una estimación más precisa de los efectos reales de los tratamientos nutricionales de los reproductores materna sobre el desempeño de la progenie.

Romero y col. –2009– han caracteriza la eficiencia de las gallinas en términos de ingesta residual de pienso –RFI- y los requerimientos residuales de mantenimiento -RME m.-, habiendo sido estos últimos particularmente útiles para explicarse la variación en los pesos del huevo y del pollito. Las gallinas más eficientes -con bajo RME m- particionan más nutrientes hacia la reproducción que las ineficientes –con alto RME m-. Y los pollos procedentes de gallinas con una RFI eficiente tuvieron un crecimiento más rápido. Los pollos procedentes de gallinas RME m eficientes crecieron más lentamente que los procedentes de gallinas menos eficientes. De hecho, los pollos con el peso más elevado procedían de gallinas RFI-eficientes y RMEm ineficientes. El rendimiento de pechuga carne en los pollos procedentes de gallinas RME m eficientes fue menor, pero no se detectó ninguna relación significativa entre la RFI y este parámetro.

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Variación del peso corporal de la madre

Las diferencias de peso corporal debido a la distribución desigual de pienso son un reto cada vez mayor en la interpretación de los complejos efectos de la nutrición de la madre en el rendimiento de la descendencia. Un enfoque más estratégico de la investigación de la nutrición materna debe comenzar con un rígido control del peso corporal y una alta uniformidad de la manada de reproductores, logrado a través de un mejor control de la distribución del pienso. La alimentación de precisión promete ser una herramienta de investigación para el manejo de la ingesta de pienso de las aves individuales de acuerdo con su peso corporal. Combinado con una suplementación adecuada de micronutrientes, un manejo adecuado de la incubación y la crianza, y un mejor registro de la contribución hereditaria de ambos reproductores al crecimiento de los pollos, será posible una muestra más clara y coherente de los efectos de la alimentación de aquellos sobre el rendimiento de la progenie.

Conclusión

Los datos actualmente disponibles sobre el impacto de los niveles de energía y proteína de los reproductores no muestran un cuadro simple de cómo utilizar la nutrición de los mismos para optimizar el rendimiento de pollos. La resolución a nuestra comprensión de este difícil tema consistirá en unas mejores estrategias experimentales, un mejor manejo de los reproductores, el control de las fuentes auxiliares de variación, y la evolución de nuestra comprensión de la epigenética y la programación nutricional.

Referencias

(El trabajo se acompaña de 42 referencias, que se enviarán a quienes las soliciten) . •

(1) Corolarios de hipótesis – ya que los estudios casi siempre han ensayado las relaciones de la energía con la proteína:
A. Un alto consumo de energía de la madre origina el mismo efecto.
B. Una alta ingesta materna de proteína produce el efecto contrario.
C. Un bajo consumo materno de energía produce el efecto contrario

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