Este artículo es parte de la edición de enero, 2016

Una granja “media” de puesta

José A. Castelló

[email protected]

Acostumbrados por una parte a ver reportajes o noticias referentes a “macrogranjas” de huevos o de pollos, destacando por la espectacularidad de sus instalaciones, o bien de pequeñas explotaciones de aves camperas, de interés por sus producciones particulares, reconocemos que últimamente tenemos un poco olvidadas las que llamaríamos granjas “medias”.

etiqueta_granja_salvi.jpg

Pero, ¿qué entendemos por este calificativo, concretamente en lo referente a las granjas de producción de huevos?.

Para centrarnos, sin meternos en honduras en cuanto al detalle de los parques de ponedoras en España –que para algo están las estadísticas del MAGRAMA-, hay un aspecto que creemos vale la pena comentar. Se halla reflejado en las siguientes cifras:

Tipo de

explotación

Clase de

huevo

Nº medio de gallinas por granja

2009

2014

Jaulas

3

41.600

67.700

Suelo

2

1.600

6.600

Campera

1

3.200

8.200

Ecológica

0

500

1.200

Ante estos datos, una primera consideración es la obvia constatación del aumento que ha habido en los últimos 5 años en el tamaño de las granjas de todo tipo, lo que también sabemos que ha ido unido a una reducción en el número de explotaciones, aun manteniendo en el país un parque de puesta en torno a los 40 millones de cabezas.

Pero la segunda es a lo que queríamos llegar: el tamaño “medio” de las granjas de puesta en baterías ha aumentado en alrededor de un 60 % en solo 5 años. Una consecuencia lógica de la plena entrada en vigor de la Directiva 1999/74/CE, en el año 2012 y las decisiones tomadas por los criadores o bien de dedicarse a otro tipo de producción huevera, o bien de cambiar las jaulas y aumentar sus producciones.

granja_salvi_01.jpg

Inma y Salvador, propietarios de la granja, frente a un palet de huevos.

Centrados en esto último, pues en otras ocasiones ya hemos comentado la rentabilidad de algunas producciones de huevos alternativos, vemos que el tamaño “medio” de las granjas españolas de puesta es del orden de 67.700 cabezas, o seguramente algo superior por el tiempo transcurrido desde la publicación de este dato.

La pregunta, entonces, es la siguiente: ¿cómo operan estas granjas y cómo se defienden en unos mercados tan agresivos como los que hay actualmente?

No hay respuesta, pero…

Planteada así la doble pregunta, reconocemos que no tenemos una respuesta clara, porque para ello tendríamos que estar dentro de la piel de los productores que la pudiesen contestar, pero al menos lo intentaremos con un caso concreto.

Para ello nos centraremos en una sola granja de puesta, precisamente casi con los mismos efectivos que los que resultan de la media de las granjas de puesta actuales en baterías, 70.000 ponedoras.

La explotación es la granja avícola SALVI, así llamada por el nombre de su propietario, Salvador Pavón Santos, un joven empresario de 42 años, que la lleva con la ayuda de su esposa, Inma, y de un par de empleados. El lugar, Coín, una bonita población-dormitorio de unos 21.000 habitantes, situada a media distancia entre Málaga y Marbella, en el valle del río Guadalhorce y al pié de la Sierra de las Nieves.

granja_salvi_03.jpg

Exterior de las dos últimas naves, con proyecto Facco “llaves en mano”.

Fue su extrema amabilidad, manifestada a lo largo de las jornadas que pasamos en Málaga durante el reciente Symposium de la AECA-WPSA, la que nos convenció a “escaparnos” un día del mismo para visitar su granja, motivo de este reportaje.

La historia de la granja es reciente, no teniendo nada de particular. Salvador, afectado de una importante minusvalía en la vista, comenzó ya de muy joven, con un centenar de gallinas en la finca agrícola de su padre, cogiendo enseguida afición a las mismas hasta el punto de que poco más tarde –a fines de los noventa– montaría su primera nave para gallinas en batería –entonces con jaulas convencionales-, que luego tendría que cambiar para pasarlas a las “enriquecidas” y finalmente –en 2012- ampliaría con otras dos.

La granja actual

La granja actualmente dispone así de 3 naves:

La vieja, de obra, de 13 x 45 m, equipada con jaulas Zucami de 6 pisos, con capacidad para 20.000 gallinas, habiendo eliminado el típico foso de deyecciones.

Dos nuevas, de 13,50 x 50 m, equipadas con baterías Facco, de 7 pisos, para unas 25.000 gallinas cada una.

granja_salvi_04.jpg

Los carros de reparto de pienso de las jaulas Facco, en pleno funcionamiento.

La nave vieja era del tipo llamado de “fosos profundos” para la recogida de la gallinaza de las jaulas, que tuvo que eliminarse, quedando así un alto local para acomodar los muchos pisos de las baterías actuales. Pero aun así no llegaron a poner más de 6 pisos de jaulas debido a la corta distancia que queda desde el superior hasta el techo del local.

En cambio, las 2 naves más modernas son proyectos “llaves en mano” de la conocida empresa italiana Facco, de cuyas jaulas Salvador está muy satisfecho, hasta el punto de que en su proyecto de ampliación de la granja piensa optar nuevamente por ella. La manada actual es la tercera que ha tenido en la más vieja de ellas.

Las tres naves son de ambiente controlado y en ellas la ventilación se realiza mediante entrada de aire por la parte alta de las dos fachadas principales y su extracción con grandes ventiladores situados en un muro piñón extremo.

El tamaño “medio” de las granjas de puesta en baterías ha aumentado en alrededor de un 60% en solo 5 años

Según Salvador, el sistema de ventilación es muy bueno, hasta el punto de en los días peores de verano, con una temperatura exterior de 44 ºC, la del interior solo ha llegado a subir hasta 26 ºC.

La iluminación, con LEDS y baja intensidad en los pasillos, con el interior de las jaulas en la penumbra, aunque realmente las gallinas no requieran más.

Las jaulas

Concretándonos a las de las dos naves nuevas, diremos que cada nave aloja 4 bloques de jaulas Facco, con departamentos de 2,40 m de frente x 0,75 m de profundidad, con frente a un solo pasillo, de lo que resulta una capacidad para 25 gallinas. En cambio, las Zucami tienen capacidad para 50 gallinas, por poder acceder éstas a dos frentes.

En las instalaciones nuevas cada departamento dispone en su interior de una pequeña superficie en la que se echa algo de pienso para cubrir las necesidades de las aves para escarbar.

Otro detalle es el de que las jaulas disponen, bajo el comedero, de un cable electrificado “salva-huevos” para evitar que las aves piquen a los mismos, así como de otro de retención, que se levanta al comenzar la recogida.

Como las zonas de nidales de cada dos departamentos son adyacentes, la mayor parte de los huevos se depositan en unas zonas concretas de las cintas de recogida. Esto significa que éstas se hacen avanzar primero de forma “intermitente”, a partir de las 8 de la mañana, fin de apartarlos de las mismas y luego, hasta las 2 de la tarde ya de forma seguida hacia el almacén.

Como cabe suponer, las tres naves están conectadas con éste mediante un sistema de transporte de huevos por varillas, que los lleva directamente a la clasificadora, una Moba 2000, adquirida en su día, ya usada.

El manejo

El reparto de pienso se realiza mediante unos estrechos carros que lo distribuyen 8 veces al día. El pienso utilizado es granulado, de Nanta, variando su tipo de acuerdo con la edad de las gallinas, el primero desde la llegada de las pollitas hasta 40 semanas de edad, el segundo desde entonces hasta 65 semanas y el último hasta el final de la puesta.

El servicio técnico veterinario también se lo presta Nanta.

En todas las naves se realiza la retirada de las deyecciones por cinta, con frecuencia trisemanal. La gallinaza se la retiran para abono orgánico en fincas de su propiedad y de otros vecinos colindantes.

Las 2 naves más modernas son proyectos “llaves en mano” de la conocida empresa italiana Facco, de cuyas jaulas Salvador está muy satisfecho

Trabajan solo con pollitas Lohmann Brown, estando muy satisfecho de ellas. Las adquieren a 17 semanas de edad a Recrías Andaluzas, a un precio ya acordado.

Al sacar a las gallinas no lavan con agua pues argumenta Salvador que se organizaría un barrizal con los restos de deyecciones, aunque retiraran antes las mismas. En vez de ello hacen una limpieza en seco, comenzando por soplar el polvo del techo para hacerlo bajar sobre las jaulas y luego piso por piso, de arriba abajo.

Llevan todos los datos con un programa y hoja de cálculo de Nanta. Así nos pueden mostrar que en la manada actual más joven, de la que entraron 25.200 pollitas a fines del pasado junio, en el momento de nuestra visita les quedaban 24.817, lo que significa una bajísima mortalidad –el 1,5 %-, habiendo producido 117 huevos por gallina alojada hasta 38 semanas de edad y consumido en estos últimos 4 meses una media de 112 g diarios de pienso por ave.

Proyectos…

Reconociendo que con tres manadas de gallinas en producción se producen unas ciertas fluctuaciones en el flujo de huevos a comercializar a lo largo del año por una granja, Salvador tiene como proyecto inmediato el incorporar un cuarto lote. Para ello piensa construir otra nave similar a las anteriores, con lo cual llegará hasta cerca de las 100.000 gallinas, acortando tal vez los períodos de producción, hasta ahora prolongándose hasta unas 90 semanas de vida, sin muda.

Al mismo tiempo que lo anterior, otro proyecto de Salvador es cambiar la clasificadora de huevos por otra Moba de mayor capacidad, pese a estar satisfecho con la actual, ampliando simultáneamente el centro de clasificación.

granja_salvi_02.jpg

Vista parcial de un pasillo de la nave primitiva, con jaulas Zucami.

Otro proyecto es comenzar a utilizar en breve el sistema de alimentación con raciones diferentes de mañana y tarde –el “split feeding”, de Nanta-, por tener buenas referencias de él y creer que puede reducir el coste de la alimentación.

La comercialización del huevo

Si hasta aquí, con lo que se ha explicado, todo se realiza siguiendo los cauces lógicos de una explotación de puesta de este tipo, el punto final nos lo pone el tema de la comercialización del producto resultante, en este caso el huevo.

Sin embargo, hemos de reconocer que, en una granja de tipo “medio” como hemos calificado al comenzar a la que describimos, no hay más “trucos” que los de la seriedad y la calidad en el trabajo y el haber sabido encontrar unos circuitos comerciales adecuados.

Estos son dos, unas conocidas cadenas hoteleras de la provincia de Málaga y de las adyacentes de Córdoba, Sevilla y Granada, así como el detall de una clientela muy fiel de tiendas y comercios de la zona, a aquellas sirviéndoles los huevos, ya clasificados y con la fecha de puesta marcada, en cartones standard y a éstos en cajitas de media y una docena. Pero en ambos casos con un detalle muy interesante, unos precios fijos, por categorías, no dependientes de las fluctuantes oscilaciones de los mercados, cambiándolos solo un par de veces al año.

Los huevos se reparten con medios propios –4 furgonetas-, 5 días a la semana, con albaranes de entrega a los clientes fijos –las cadenas hoteleras- y facturas y cobro al contado a los pequeños comercios. El control de todo ello, informatizado, con una sola persona de dedicación plena.

En fin, una historia sencilla como la que seguramente podrían explicar otros muchos productores de huevos de esta categoría. Solo que, en este caso, el entusiasmo de una joven pareja, el celo en la higiene y el cuidado de la granja y las ganas de trabajar son cosas que no se encuentran siempre y que terminan dando sus frutos. •

granja_salvi_05.jpg
granja_salvi_06.jpg

Controles de producción, contables y de facturación, en un simple ordenador.

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