Este artículo es parte de la edición de octubre, 2015

Impacto intestinal en gallinas camperas

I. Ruhnke y col.

Aust. Poultry Sci. Symp. febrero 2015

La producción de huevos camperos está creciendo rápidamente en Australia. Sin embargo, se trata de un sector que se enfrenta al reto de tener que utilizar unas gallinas que están seleccionadas genéticamente para la puesta en baterías y no al aire libre. Por ejemplo, según Glatz y col. –2005– la explotación en estas condiciones reduce la producción de huevos y aumenta la mortalidad. Las causas de esto son variadas: la puesta de huevos en un lugar no adecuado, animales predadores y otras causas de enfermedades -Kiojlstra y col. 2009; Lomu y col., 2004; Vaarst y col.2005-.

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Por otra parte, la calidad y la cantidad del pasto ingerido varía significativamente entre un ave y otra, a causa tanto del comportamiento individual de cada una como al diseño del parque –Hegelund y col., 2005; Walker y Gordon, 2003-. Y en algunas ocasiones, la curiosidad de las aves, en combinación con su habilidad por seleccionar lo que más les agrada pueden originar un sobreconsumo de pasto por parte de algunas aves, lo que puede afectar severamente a su ingesta de pienso. Aunque de la hierba solo pueden obtenerse pequeñas cantidades de nutrientes, la ingesta de elevadas cantidades de la misma puede proporcionar a las aves una sensación de saciedad, de resultas de lo cual se reduce su ingesta del pienso equilibrado. En consecuencia, se presenta una situación de malnutrición y una importante pérdida de condiciones corporales y reducción de la puesta, pudiendo llegarse en algunos casos severos subclínicos a la muerte del sujeto.

El caso

A continuación informamos sobre un caso de campo en el que tuvimos ocasión de comprobar un sobreconsumo exagerado de pasto por parte de una manada de gallinas camperas.

La granja en cuestión disponía de 5 manadas de unas 2.500 ponedoras Bond Brown cada una, disponiendo cada una, de promedio, de una hectárea para cada 350 aves. El pasto consistía en una mezcla de hierbas comunes –Phalaris, Dactylis y festuca-, endivia, trébol, alfalfa y arbustos nativos de New South Wales, considerándose.”mejorado” por haber estado criando ganado vacuno sobre el mismo unas décadas antes.

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Dactylis glomerata.

Además, las gallinas disponían de un pienso compuesto, suministrado a discreción, conteniendo el 19 % de proteína, 3,9 % de fibra, 4,5 % de calcio, 0,7 % de fósforo, 1,03 % de lisina y 0,74 % de metionina + cistina, estimándose que su consumo podía estar por debajo de unos 100 g diarios.

El problema

A las 30 semanas de edad, la gallinas de la manada con una puesta superior –el 65,3 %- y un peso de 1,75 kg experimentaron una severa pérdida de peso corporal y un 17,2 % de mortalidad. En las necropsias se observaron grandes cantidades de hierba en el buche, mollejas severamente impactadas de hierba y, en los casos extremos, dilatación del proventrículo y el istmo, que parecían contiguos. Además, en las deyecciones seobservaron grandes acúmulos de hierba.

La solución

Como solución, el criador suplementó la dieta con un 5 % de harina de carne y huesos, cambió la presentación del pienso de harina a granulado para intentar favorecer el consumo del mismo y añadió un 0,1 % de vinagre de manzana –con el 6 % de ácido acético– al agua de bebida. Esto último se hizo de acuerdo con la filosofía biodinámica de la granja y a fin de ayudar a la digestión de la hierba por un efecto evacuante.

Deberíamos disponer de recomendaciones nutricionales para las aves camperas, con estimaciones precisas sobre sus ingestas de nutrientes y de fibra procedentes del material del pasto

Después de dos semanas de tratamiento tanto el estado corporal como la puesta mejoraron y la mortalidad se redujo. Continuando con la misma alimentación, con el pienso granulado, y el tratamiento de vinagre en el agua, las gallinas aumentaron en peso, llegando a un 86,9 % de puesta y la mortalidad bajó hasta un 5,1 %. Sin embargo, continuaron observándose rollos de hierba en las deyecciones, lo que evidenciaba que el comportamiento alimentario de las aves no había variado.

Discusión

En general, el consumo de grandes cantidades de un forraje fibroso reduce la ingesta de pienso, acarreando que las aves ingresen unos menores cantidades de energía y aminoácidos. Esto ocurre especialmente en animales de altos rendimientos, como entre las modernas ponedoras híbridas con salida al exterior, en cuyo caso el impacto intestinal, aumentando la mortalidad y la morbilidad, no puede dejar de observarse.

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Phalaris aquatica.

En el presente informe, basándonos en los análisis del pienso compuesto que recibían las gallinas, estimamos que sus requerimientos nutricionales podían quedar cubiertos con una ingesta de 105 g diarios. Esta estimación no tiene en cuenta la energía extra que requieren las gallinas al aire libre para el mantenimiento de su temperatura y sus actividades adicionales. Por otra parte, en base al contenido del buche de las aves fallecidas, en los casos más severos estimamos que la ingesta de hierba de una gallina había podido llegar hasta 60 g diarios. Sin embargo, también hay que decir que Singh y Cowieson –2013– han indicado que la ingesta de forraje de las gallinas camperas es de unos 30 a 40 g de materia seca al día y que esto no afecta a su productividad.

En nuestro estudio, la deficiencia en aminoácidos pudo demostrarse por el análisis del pienso, en combinación con la baja ingesta del mismo, así como por la respuesta que se obtuvo al incorporar al mismo un 5 % de harina de carne y huesos. Sin embargo, debido a la falta de datos precisos sobre la ingesta diaria al producirse el problema, así como al desconocimiento del nivel energético del pienso, solo nos cabe especular acerca de que las aves no llegaban a cubrir sus necesidades en este aspecto. Por tanto, el aumento del consumo, en buena parte atribuido al cambio de harina a granulado, sin duda mejoró su ingesta energética, con la consiguiente respuesta positiva en la producción y el estado de las aves.

Con el fin de minimizar la ingesta de un forraje estructuralmente viscoso, como es la hierba muy larga, uno debería considerar o bien la posibilidad de proceder a su corte o bien de permitir un pastoreo previo de ovejas o ganado vacuno. Por otra parte, el empleo en la dieta de acidificantes, como es el ácido acético, puede paliar la naturaleza viscosa del forraje y favorecer el tiempo de tránsito intestinal, con lo que mejoran tanto la digestibilidad como la ingesta.

De todas formas, coincidimos con Sing y Cowieson en que poco es lo que sabemos acerca del consumo de hierba de las gallinas camperas y su impacto sobre la densidad nutricional de su ingesta total. Y, en concreto, deberíamos disponer de recomendaciones nutricionales para las aves camperas, con estimaciones precisas sobre sus ingestas de nutrientes y de fibra procedentes del material del pasto. •

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