Este artículo es parte de la edición de mayo, 2015

MANTENIENDO A LOS MACHOS REPRODUCTORES EN SU MÁXIMO

Winfridus Bakker

Cobb-Vantress

El control de peso corporal y el buen estado de los machos es uno de los aspectos más críticos de mantenimiento de la fertilidad y la persistencia de los nacimientos en las manadas de reproductores pesados al ir envejeciendo. De 30 semanas de edad y en adelante los machos deben ganar peso corporal lentamente con el fin de mantener la actividad y reducir la incidencia de regresión testicular. Esto requiere unas técnicas adecuadas de alimentación y el llevarlas a cabo correctamente.

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Mientras que la introducción de machos más jóvenes en la manada, en sustitución de los viejos o bien cambiando los de una nave a otra(*) son buenas herramientas para aumentar la actividad en los apareamientos, aun se pueden obtener mejores resultados a largo plazo mediante el manejo de los machos en cada nave. Unos adecuados programas de alimentación y de manejo de los machos son esenciales para establecer y mantener los machos en el estado adecuado. La alimentación inadecuada de los machos es una de las causas principales de tener que hacer demasiadas trías de aquellos con sobrepeso o con bajo peso, así como de unas caídas excesivas de la fertilidad después de 40 a 45 semanas de edad. 

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Un buen manejo requiere el técnico de la granja emplee un tiempo observando la alimentación de los machos y las hembras, por lo menos una vez por semana desde el alojamiento hasta el pico de producción. Así, cuando surgen problemas de manejo, los ajustes pueden ser hechos rápidamente antes de afectar de forma permanente a la manada. Esta observación visual de la manada es una herramienta de gestión fundamental. Hay varios tipos de comederos que dan buenos resultados para asegurar la uniformidad de los machos.

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Alimentación manual de los machos

Cuando se dispone de un sistema de alimentación de tolvas de llenado manual, calcular ocho machos por cada plato y asegurarse de que todos ellos tienen fácil acceso a los mismos por la altura a la que se han colocado, de forma que el pienso sea fácilmente disponible.

La figura 1 muestra un comedero manual para machos con un contrapeso colocado debajo del plato. Este comedero permite un fácil acceso desde todos los lados para los machos con sus grandes crestas y es lo suficientemente profundo para una buena cabida de pienso y sin que las hembras puedan tener acceso al mismo. La figura 2 muestra una tolva de plástico que no funciona tan bien durante el período de producción. Los machos con grandes crestas tienen que comer de lado, reduciendo la disponibilidad de espacio para otros machos. Y la distribución del pienso por igual en toda la circunferencia del plato también puede ser un problema si el volumen colocado es bajo.

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En la figura 3 se un eficiente comedero manual de canal, con un trozo de canaleta de PVC de unos 10 cm, instalado a 15 cm por encima de él, para permitir un fácil llenado del pero restringiendo en acceso a las hembras al impedirles saltar en el mismo o introducirse en él.

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Las figuras 4 y 5 muestran unos platos de comederos manuales bien diseñados, pero ilustran una distribución inadecuada del pienso dentro de ellos, por permitir una fácil alimentación desde un lado, pero más difícil desde el otro lado, lo que limita severamente la cantidad de espacio disponible. Este es un problema muy común que se observa en el campo, y se corrige fácilmente cuando es descubierto a través de la observación rutinaria de la manada..

Para entrenar a los machos a reconocer sus comederos hay que trasladarlos a la nave con un mínimo de 3-4 días antes que las hembras

Alimentación automática

Los comederos automáticos deben llenarse mientras está suspendido fuera del alcance de las aves -figura 6-. Esto permite al operario ver cómo se distribuye el pienso de forma uniforme en todas los platos. Si la línea de alimentación debe permanecer a la altura de los machos todo el tiempo, una estrecha observación durante la distribución del pienso es fundamental, sobre todo entre las 20 y 30 semanas de edad. Un método que se puede utilizar es distribuir el pienso en la oscuridad, tanto a las hembras como a los machos. Esto es posible cuando se hace muy temprano en la mañana o bien en naves de ambiente controlado. E incluso si a las hembras y los machos se les quiere alimentar una hora después de haber encendido la luz, ésta puede volver a apagarse durante 3 ó 4 minutos cuando se distribuye el pienso para unas y otros.

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Este es el único momento en que los problemas de alimentación pueden ser identificados y corregidos rápidamente. Los problemas de distribución del pienso durante las semanas en que los machos se están desarrollando y madurando pueden afectar permanentemente el desarrollo testicular y la fertilidad general de la manada.

Los machos con grandes crestas tendrán problemas para acceder a determinados platos de los comederos automático con un cono central -figura 7-. Por ello, uno debe asegurarse de tener en cuenta el tamaño de la cresta para ajustar una línea de alimentación ideal para sus condiciones. Como se puede observar en este plato, los machos deben posicionarse en parte hacia un lado para ser capaz de comer, lo que restringe el espacio de comedero a menos de ocho cabezas.

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Este diseño comedero para machos -figura 8- está muy cerca de lo ideal, por el espacio que permite para acceder al pienso, facilidad de manejo, estabilidad, etc.

La misma puntuación se puede dar a este otro modelo de comedero para machos, de fácil acceso – figura 9 -.

El 1% de mejora en los nacimientos en un complejo que sacrifique un millón de aves/semana tiene un impacto económico de unos 30.000 €/año

Técnicas de alimentación

Para entrenar a los machos a reconocer sus comederos hay que trasladarlos a la nave de producción clon un mínimo de tres o cuatro días antes que las hembras, si es posible. Después de que las hembras también se hayan instalado, el comedero para las mismas debe ponerse en marcha unos minutos de antelación con respecto al de los machos, o bien llenarse en la oscuridad, antes de encender las luces – para atraer a las hembras a su alrededor y disuadirlas así de ir robar el pienso a estos.

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La altura de los comederos de machos debe ser estrechamente monitorizada, especialmente durante las primeras semanas en la nave de producción, momento en el que se debe ajustar tan a menudo como las aves se desarrollan sexualmente. La colocación de un palo de madera vertical al lado de un plato en la línea de comederos puede proporcionar un indicador económico y eficaz de la altura correcta por encima de la cama cuando se bajar el sistema. Otro método podría ser una barra de metal, en “V”, ajustable en altura -figura 10-.

Si la profundidad de la cama es excesiva, la distancia desde los platos de los comederos a la parte superior de la misma podría llegar a ser desigual. En el período de 20 a 30 semanas de edad es mejor que su altura no exceda de unos 5 cm. Sin embargo, el clima durante el inicio de la producción y el tipo de suelo –de hormigón o de tierra–(**) también juegan un papel en la decisión sobre la profundidad de la cama. La distancia del comedero hasta la cama suele ser normalmente entre 46 y 52 cm, aunque ello depende de la altura de los machos.

Durante el suministro de pienso, observar los platos de los machos para ver si se inclinan u oscilan -figura 11-, lo cual sería señal de que están demasiado altos. Esto hará que el pienso se desplace en el plato, lo que origina una mala distribución del mismo y una reducción general del espacio para comer. Además, las aberturas del plato en todos los comederos para los machos deben ser calibradas para que el pienso se distribuya adecuadamente entre todos ellos.

Los machos pueden estar robando pienso de los comederos de las hembras. Las aberturas de la parrilla de estos pueden ser demasiado anchas o demasiado altas, lo que permite un acceso más fácil por parte de los machos más pequeños y menos desarrollados.

O bien, los machos pueden no haber sido entrenados para usar su propia línea de alimentación. Esto sucede cuando los machos son desiguales, ya sea en tamaño o en el tamaño de su cresta, o cuando se han añadido machos adicionales a la manada.

En cualquier momento, una reducción en el peso corporal de los machos, conocida gracias a los pesajes o chequeos regulares, podría ser una clara indicación de que el sistema o la distribución de alimentación no está funcionando correctamente.

Conclusión

Según un informe norteamericano del 2011, el uno por ciento de mejora en los nacimientos en un complejo que sacrifique un millón de aves por semana tiene un impacto económico de unos 30.000 € al año.

Además de utilizar las mejores técnicas de alimentación para controlar el peso corporal y la condición de los machos reproductores, la atención al detalle mejorará la salud a largo plazo y la actividad de los mismos. Esto puede representar una gran diferencia en los rendimientos económicos ya que cada macho puede tener 9 a 10 veces más impacto en la incubabilidad que una hembra.


(*) N. de la R.: Estas dos técnicas se popularizaron en la pasada década, conociéndose con los nombre, en inglés, de “spiking” e “intra-spiking”. Para más información sobre ella aconsejamos consultar la obra “Reproducción e incubación en avicultura”, editada por la Real Escuela de Avicultura.

(**) N. de la R.: Aquí, aunque hemos traducido literalmente la opción brindada por el autor de poder operar con naves sin pavimentar –lo que quizás se hace aún en algún país-, hemos de manifestar nuestra más rotunda opinión contraria a ello en granjas de reproductores, obviamente por razones sanitarias.

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