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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de enero, 2015
California: venció el plazo para cambiar las jaulas
Tal como se ha ido anunciando reiteradamente en los últimos años, el 1 de enero del 2015 ha entrado en vigor en California la llamada “Prop 2”, una ley sometida a referendo y aprobada en el 2008 en relación con el bienestar de los animales de granja que, en el caso de las gallinas en batería, modifica profundamente las condiciones de su alojamiento, ampliando el espacio disponible hasta 750 cm2, aparte de otros detalles.
Discutida a fondo durante los últimos 6 años, esta ley supone que todas las granjas de puesta californianas que quieran seguir vendiendo huevos para el consumo – aunque no las que los vendan para industria– a partir de ahora solo pueden hacerlo si han adaptado sus instalaciones, lo que, según el ·”Egg Industry Center” –EIC-, supone un incremento medio en los costes de producción de un 15 %. Pero además, anticipándose al cese de actividad de muchos productores y a la de otros Estados vecinos para abastecer a California con sus huevos, en el 2010 este Estado aprobó otra ley que obliga a que, a partir de enero de este año, todos los que se vendan en California deben estar producidos siguiendo los mismos standards que los locales. Y aunque 6 Estados –Alabama, Missouri, Nebraska, Oklahoma, Iowa y Kentucky– han entablado una demanda contra esta ley, de momento hay que cumplir con ella.
Sobre los efectos que pueda tener esto en la producción aun es pronto para manifestarse ya que últimamente algunas importantes granjas de Estados vecinos ya habían transformado sus instalaciones al adaptar algún modelo de jaula enriquecida para poder vender en California. Según el EIC, en la suposición de que los californianos consuman, de promedio, el mismo número de huevos que el resto del país –264 por persona y año–, que los destinados a la industria sean igualmente el 31 % del total y que el precio medio de venta del huevo en el 2014 haya sido de 1,77 $/docena –unos 1,47 €- el incremento de gasto que habría de afrontar una familia de 4 personas para un aumento del precio de un 15 % sería de 15,93 $ -unos 13,25 €-.
La pregunta que se plantea es si esto es asumible hoy o bien cabe pensar en un descenso en el consumo de huevos porque, de momento, la distribución no parece muy preocupada ni por un posible desabastecimiento de género ni por el aumento de precio. En cuanto a la restauración, en tanto algunos –los que más huevos utilizan– han dicho que lo repercutirán en el precio de los menús, otros, utilizando más huevo industrial, han mostrado no estar preocupados