Este artículo es parte de la edición de agosto, 2014

Miguel Rey

Consultor

Marisa Montes

[email protected]

Miguel Rey es licenciado en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza. Ha sido durante 21 años responsable del Departamento de Integración de Pollos de Pondex SAU, hasta su jubilación. Es miembro de la Asociación Mundial de Avicultura Científica (WSPA), miembro del Grupo de Estudio de Veterinarios Avícolas de la CEE desde 1998 y miembro del comité técnico del Centro de Sanidad Avícola de Catalunya (CESAC) desde su fundación. Actualmente ejerce como asesor avícola.

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¿Cómo está cambiando la producción de carne de pollo desde el punto de vista de la eficiencia y el bienestar?

Está cambiando en el sentido que ahora hay que tener en cuenta otros parámetros que hasta ahora no se les daba tanta importancia, como pueden ser la influencia que puede tener la producción sobre el medio ambiente o el bienestar animal: hay que hacer una crianza de pollos de acuerdo a unas normas que están perfectamente definidas y respetadas.

En este contexto, la figura del granjero también ha evolucionado en los últimos años.

Sí, porque el granjero está pasando de ser un granjero tradicional a ser realmente un gestor de su explotación, y para ello tiene sus herramientas informáticas basadas en un ordenador que se puede gestionar desde cualquier punto físico en el que se encuentre. Él ha cambiado, y ahora es un gestor.

Entonces, en este nuevo escenario, los ordenadores juegan un papel mucho más importante e imprescindible que antes…

Son herramientas muy útiles porque son capaces de medir y ajustar los parámetros que se le han establecido. Por otra parte, están continuamente activos, es decir, los tenemos funcionando 24 horas de cada día, con lo cual nos dan una seguridad importante. Pero por encima del ordenador está siempre el granjero, que es el que lo maneja, lo ajusta, etc.

“El granjero ha pasado de ser un criador tradicional a ser un gestor de la granja”

¿Hasta qué punto es imprescindible hoy día el control ambiental?

Es definitivo, porque mediante este control ambiental estamos aportando condiciones de temperatura que necesitan las aves: el oxígeno, temperatura y humedad adecuada, extracción de gases nocivos, etc. En definitiva, es básico.

En cuanto a la alimentación, ¿qué aspectos recomendaría al granjero que controlara con más cuidado?

Bueno, pues hay un aspecto importante: que los animales, desde que llegan a la granja, tengan la oportunidad de comer y que de alguna manera pensemos siempre en aquellos más débiles, que siempre los hay, para que tengan la facilidad de alimentarse.

Una de las tareas cotidianas que tiene el granjero es revisar sus aves cada día. Esto ahora se ha sustituido en gran medida por un sistema de cámaras de vídeo. ¿Qué se ha conseguido mejorar con esta tecnología?

En el futuro aún se va a conseguir más, porque se van a perfeccionar los sistemas. Estas cámaras permiten una observación y sobre todo una valoración de conceptos como la distribución dentro de la granja, la actividad de los pollos y, como decíamos antes respecto a los ordenadores, una acción continuada durante las 24 horas al día.

¿Los equipos informáticos pueden medir el grado de bienestar de las aves?

Pues sí, porque hay un protocolo claramente establecido para definir lo que es el bienestar de las aves, y parte de estos criterios se pueden recoger y medir con el ordenador. En consecuencia, podemos llegar a esta evaluación del bienestar. •

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