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SUSCRIBIRSEEste artículo es parte de la edición de marzo, 2014
… y más pollos ecológicos
José A. Castelló
Motivados por el conocimiento de la empresa que describiremos a continuación, a través de una entrevista publicada recientemente en la prensa diaria de Barcelona y, ¿por qué no decirlo?, por nuestra curiosidad de siempre por aprender cosas nuevas, creemos que si por un momento nos apartamos de la actual avicultura “industrial”, es interesante conocer lo que puede dar de sí algo que para algunos podría parecer marginal, la cría de pollos ecológicos.
De entrada, ya el nombre de la empresa llama la atención, “Viu Bé” – un “Vive Bien”, que casi no hace falta traducir – pues aunque nadie despreciaría el aplicárselo personalmente, aquí se nos sugiere el hacerlo a través de una alimentación sana y con un producto natural, el pollo de garantía ecológica, es decir, criado como antaño, en pequeños grupos y no en granjas cerradas como es costumbre. Pero en fin, no se trata de repetir los conceptos que ya explicamos hace poco en esta misma sección(*) sino las bases con que opera Viu Bé, de la mano de su gerente, Jesús Rovira.
Dos de las naves de una de las granjas de engorde de pollos ecológicos de Viu Bé
La empresa
La empresa es una S.L. unifamiliar y tiene su base en Folgueroles, una pequeña población de la comarca barcelonesa de Osona, un enclave estratégico por sus comunicaciones, teniendo en cuenta que las granjas que controla se extienden por diversos lugares de Cataluña, aunque mayoritariamente en la misma, el Ripollés, el Bages, el Gironés, etc..
Con un enfoque dinámico y moderno, el joven gerente de Viu Bé -40 años- dirige la empresa prácticamente él solo, con una sola persona en el despacho, pero permanentemente operativo desde su coche y el teléfono móvil. Su origen es ganadero, por haberse dedicado siempre su familia al mundo de la carne, con el engorde y comercialización de porcino y vacuno. Por ello, tras diplomarse como ingeniero técnico agrícola, no es de extrañar que, observando un hueco en la producción de pollos ecológicos, deseara introducirse en el mismo con un enfoque moderno basado en una eficaz comercialización, tras la correspondiente crianza.
Realmente, Viu Bé no tiene granjas propias, sino arrendadas a unos criadores, que producen para la empresa en régimen de integración y que, en conjunto, disponen de unas 3.000 Ha de terrenos ya calificados para producción ecológica, una base importante por lo que cuesta conseguir la calificación como tales. Y aunque quizás el término de integración alguno lo asimilaría al método de producción utilizado mayoritariamente en el sector del broiler, la verdad es que las similitudes se acaban aquí porque, como veremos, nada hay más lejano a éste que el mundo del pollo ecológico.
Actualmente Viu Bé dispone de 13 granjas, dos de ellas actuando de criaderos para pollitos desde el primer día hasta 28 días y otras 11 de engorde, desde este momento hasta la venta, esta realizada a unos 95-100 días de edad. Sin embargo, un par de ellas combinan las dos cosas, crianza y engorde. Una base, pues, ya de entrada muy diferente al sector del broiler, por implicar un cambio de local, con los inconvenientes que representa –en mano de obra, stress para los animales, etc.-, aunque para la empresa compensados por la diferente ubicación y adecuación de un tipo y otro de granjas.
Con unas muy diferentes capacidades entre la granja mayor de engorde -16.000 pollos- y la menor -unos 1.500– Viu Bé cuenta con unas 100.000 plazas de producción, lo que representa, teniendo en cuenta el largo período de crianza del pollo ecológico, cerca de 400.000 cabezas anuales. Unas cifras, por tanto, muy superiores que las de las producciones y las granjas de este tipo que indicábamos en el artículo antes citado, facilitadas por la Generalitat.
La crianza
Descartadas las aves pertene-cientes a las razas autóctonas por su lento crecimiento –aunque se habían utilizado, al menos, en una granja objeto también de un reportaje en este medio (**)-, Viu Bé ahora cría siempre pollitos recién nacidos de una estirpe de color. Su proveedor es una granja de Reus, tratándose de machitos de una genética “label” francesa, y recibiéndose semanalmente de la sala de incubación para ingresar en los criaderos en cantidades variables según las capacidades de estos.
En cada granja solo crían pollos de una sola edad por ser muy consciente de los peligros sanitarios en que ser incurriría, de no cumplirse, contraviniendo las recomendaciones del asesor veterinario con el que cuentan. Según nos indican, no han tenido problemas sanitarios especiales y cuando hablamos de coccidiosis -recordando que los piensos no pueden contener ningún coccidiostato químico ni antibiótico-, dicen que los pollitos ya vienen vacunados de la sala de incubación, aunque alguna vez hayan visto algunas deyecciones sanguinolentas.
Vista de cerca de uno de los criaderos, con pollos que ya comenzaban a salir al exterior.
Interior de la misma nave de las fotos anteriores.
Aunque al hablar de mortalidad no nos puede concretar cifras, Rovira dice que a veces ha sido solo del 2 % y otras bastante más elevada, incluyendo las pérdidas producidas por animales predadores, a veces con jabalíes, en alguna finca.
En cuanto a las naves, los sistemas de calefacción y los equipos, la variabilidad es muy grande debida a la diversidad de criadores. Por ejemplo, en una granja de engorde que visitamos cerca de Ripoll, en un paisaje boscoso a unos 1.100-1.200 m de altura, disponían de dos pequeñas casetas prefabricadas, con cubierta en bóveda y de un tipo comercial de una empresa de Girona. Con unas medidas de 9 x 15 m, su capacidad, según el máximo autorizado de 6 aves/m2 para pollos ecológicos, era de unas 2.000 cabezas.
En este caso concreto las dos naves de esta granja estaban muy cerca, pero los pollos no se mezclaban pues, una vez en el exterior, tenían acceso a distintos parques. La densidad en éstos es de 2,5 m2/pollo y aunque por la época del año de la visita, en pleno invierno, los campos se veían con muy poca vegetación, a media mañana y en un día muy soleado los pollos apenas se alejaban de las casetas, sin llegar al bosque, situado a poca distancia de las mismas.
La altura de las casetas, en los aleros, de apenas 2 m y unos 3,50 m en la cumbrera, estando aisladas en el techo mediante manta de fibra de vidrio. Su ventilación, obviamente solo natural, a través de ventanas corridas en ambas fachadas, de cerca de 1 m de luz, cerrándose mediante cortinas accionadas por un torno, independientemente cada lado. En la fachada sur, las obligadas trampillas de unos 0,40 x 1,50 m para permitir el acceso de las aves al exterior.
Montada cada caseta sobre un fuerte batidor metálico, al finalizar cada crianza se arrastra mediante un tractor con el fin de cambiarla de lugar. El transporte, al menos en la granja que describimos, era mínimo pues cada caseta tenía al lado un espacio de la misma superficie, en donde se sitúa antes del inicio de la siguiente crianza, con lo que ya se cumple con la ley para ser consideradas como “alojamientos móviles”. Por descontado, el suelo de estas instalaciones es de tierra, sin pavimento, cubriéndose de paja como cama.
En cuanto al equipo, el que vimos en la granja visitada era muy sencillo, estando constituido por comederos de tipo tolva, de plástico, de llenado manual y dos filas de bebederos de tetina, con cazoletas. La calefacción, inexistente en la fase de engorde que describimos.
En los primeros 3 ó 4 días después del traslado de los pollos desde el criadero hasta el engorde no se les deja salir al exterior, a fin de que se habitúen a su nuevo ambiente. Luego, en dependencia de la época del año y de las condiciones atmosféricas, ya se les permite salir durante el día, recluyéndose ellos solos al atardecer.
La luz artificial se utiliza solo para suplementar la natural en dependencia de la época del año, pero manteniéndose siempre 8 horas nocturnas de oscuridad para permitir el descanso de las aves.
En cuanto a la alimentación, se utilizan piensos de dos orígenes diferentes, de la Cooperativa de Salellas –en el Bages– y Nutrex –en Plá de L´Estany-, en dependencia de la localización de la granja, los primeros en harina y los últimos granulados. Un detalle a destacar es el de sus precios, muy elevados, cual corresponde a su confección con unas materias vegetales en un 100 % de tipo ecológico, del orden de unos 0,65-0,70 €/kg.
Siempre se utilizan 2 tipos de pienso: de arranque, hasta 28 días y de engorde-crecimiento, desde entonces hasta el final. Ambos contienen una elevada proporción de maíz a fin de conseguir una pigmentación de la piel y una grasa muy amarilla.
Venta y comercialización
La crianza finaliza sobre unos 95 a 100 días de edad, retirando a los pollos con un peso vivo medio de alrededor de 4 kg, con extremos entre unos 3,5 kg y algo más de 5 kg. Ello se corresponde con unos pesos en canal entre 2,5 y 2,8 kg, lo que representa bastante más que los broilers actuales e incluso que los pollos camperos más habituales.
La larga vida de estos pollos implica unas conversiones alimenticias muy altas, variables entre 3,5 a 3,8 kg, lo que ya reconoce Rovira que encarece el precio del producto.
La aves se sacrifican en un matadero de Mataró, a maquila, pagando un precio fijo por pollo. Esta es la razón de producir pollos de un peso tan elevado pues dice que el coste del sacrificio sería el mismo de pesar menos, siendo superior este ahorro que el que podría tener con unos pollos menores que tuvieran una mejor conversión alimenticia. Y, de paso, con pollos de mayor peso, menor repercusión de otros costes, como son el del pollito recién nacido y el de la calefacción.
Una vez sacrificados, las canales se envían a una industria cárnica para su comercialización. En ellas se preparan para la venta, destinándose actualmente la mitad de la producción a la de canales enteras -con cabeza pero sin tarsos, estos cortados a media tibia- y el otro 50 % al despiece, bien tal cual o bien a base de productos elaborados: longaniza, chorizo, jamón dulce -este último, una novedad-, etc.
Los pollos se venden con la marca Viu Bé al comercio minorista de una gran variedad de comercios de las provincias de Barcelona y Gerona, principalmente, aunque con marca blanca a grandes cadenas, para no competir con su imagen.
Con un atractivo catálogo de sus productos, la empresa está en proceso de ampliación, tanto para incorporar nuevos criadores como, principalmente, por ampliar la relación de productos que comercializa, al creer que hay mercado para ello por el gran atractivo que están teniendo los productos ecológicos.
Así, por ejemplo, nos dice Rovira que cuentan asistir, en breve, a la mayor Feria mundial de productos ecológicos, BIOFACH, en Alemania, así como también, en marzo de este año, a la ALIMENTARIA, en Barcelona, seguramente de la mano de un importante grupo cárnico catalán con el que tienen relación.
Finalmente, añadiremos que Viu Bé también produce conejo ecológico –de capa gris, como el de campo-, teniendo intención de ampliar en esta faceta y que no descarta, en el futuro, introducirse en la del huevo ecológico …
En fin, ¿dónde está el límite para una empresa joven que tiene unas ideas comerciales muy claras?