Este artículo es parte de la edición de enero, 2014

EL EMPUJE EMPRENDEDOR EN LA GRANJA AVÍCOLA RIOJA

José A. Castelló

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Este artículo es fruto de la curiosidad. De una curiosidad, debemos reconocerlo, que nació a raíz del reportaje publicado en este mismo medio, en marzo del año pasado, en el cual se explicaba el origen y la trayectoria de esta granja riojana, además de un detalle de sus instalaciones, de la mano éstas de Exafán en la que confiaron para su montaje

¿Cómo dos chicas jóvenes se iban a lanzar a la aventura de montar una granja de la gran envergadura que se indicaba?. ¿Y cómo llevaban a cabo su manejo? ¿Y qué resultados obtenían?. Estas eran algunas de las preguntas que teníamos por hacerles en cuanto pudiésemos concertar una visita, que al final pudimos realizar hace poco.

Los resultados, pues, aquí los exponemos, esperando que sirvan de lección para todos que quieran lanzarse a este apasionante mundo del pollo para carne, por más trillado que parezca… porque siempre tendríamos que estar preparados para aprender, de la mano de la experiencia de otros.

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Panorámica general de la granja, con gran parte de las naves.

La granja y su equipo

Aun repitiendo parte de lo publicado, diremos que la granja está situada en Quel, una pequeña población del este de la Rioja, y está constituida por 9 naves idénticas, de 110 x 17 m –1.870 m2-, cada una con capacidad para 30.000 pollos, lo que representa una densidad inicial de 16 pollos/m2. Un cuarto técnico, en la cabecera de cada nave, de unos 4 x 5 m, permite acoger todos aquellos servicios propios de la actividad, desde los controles eléctricos y el ordenador, hasta el equipo propio para medicaciones o tratamiento del agua de bebida –Dosatrón-, el cambio de vestuario, etc.

Como es lógico en toda instalación actual para pollos, todas las naves están situadas dentro de un recinto vallado y provisto de vestuario y un vado sanitario en su entrada, para el acceso de vehículos. En su interior se hallan distribuidas con una orientación aproximada de su eje más largo en sentido este-oeste y a suficiente distancia entre ellas como para evitar la mezcla del aire extraído de una con el entrante en otra.

Con 2,50 m de altura en los aleros y 4,50 m en el eje de la cubierta, las naves se hallan construidas con paneles sándwich en sus paredes y cubierta, disponiendo de un perfecto aislamiento, con poliuretano de 50 mm en ambos lugares. Su estanqueidad es así perfecta, no habiendo los típicos “puentes térmicos” que en las instalaciones antiguas y de obra, especialmente, representan una fuga de calor y un mayor gasto en calefacción.

Un detalle constructivo que no siempre se considera y tiene importancia para poder evacuar fácilmente las agua del lavado de la nave es el de la pendiente del suelo. En todas las naves es del 0,3 %, en dirección hacia uno de los costados.

En lo referente al equipo, aparte de lo concerniente al control ambiental, que describimos más adelante, se cuenta con lo siguiente:

  • 4 filas de comederos de plato, con éstos distribuidos a 75 cm de distancia entre ejes,
  • 5 filas de bebederos de tetina, con recuperador, con estas a 30 cm de distancia entre sí,
  • 2 silos de 18 ton para cada nave en 4 de ellas y 3 de igual capacidad en otras 5.

Adicionalmente, relacionado con esto último, un detalle práctico de manejo es el de disponer de un “silo móvil” para poder vaciar el pienso sobrante a fin de una crianza y llevarlo al silo de otra nave en el que será utilizado más adelante

Para el suministro de agua se cuenta con dos fuentes distintas, la principal del río y la de la red municipal de Arnedo, utilizando una u otra para funciones de limpieza y bebida para las aves. La primera se higieniza, tras lo cual se acumula en dos balsas cubiertas de 500.000 litros, que garantizan una reserva suficiente en el caso de existir algún problema de suministro

El control ambiental

Se trata, posiblemente, de lo más destacable de estas instalaciones, tanto por la calidad constructiva ya citada como porque el sistema de climatización con el que se hallan equipadas les permite afrontar todo tipo de cambios o retos de las condiciones atmosféricas exteriores y mantener las condiciones de bienestar que en cada momento requieren las aves.

La calefacción se halla resuelta por medio de 4 aerotermos Cikki, de 85.000 kcal/h cada uno, funcionando a gas propano, tres de ellos situados en el exterior de la misma fachada por donde tiene lugar la entrada de aire y otro en la cabecera en la que se encuentra el cuarto técnico. Funcionando todos a plena marcha, proporcionarían el equivalente de 14,7 Kcal/h por pollo, más que suficiente para cubrir sus necesidades de temperatura durante los críticos primeros días de la crianza.

La ventilación tiene dos vertientes:

  • en condiciones normales –pollitos pequeños y la mayor parte del año, a excepción de los meses más críticos del verano– es cruzada, entrando el aire por una fachada y siendo extraído por los ventiladores colocados en la opuesta, disponiéndose en total de 8 de estos, con capacidad para 176.000 m3/h.
  • en condiciones de pleno verano y/o con pollos ya crecidos es de tipo túnel, con entrada de aire a través de los paneles de refrigeración situados en ambos costados de la nave y en un extremo de la misma, y salida mediante 14 grandes extractores –532.000 m3/h- ubicados en el muro piñón del extremo opuesto.

Esto significa que, habitualmente, se opera bajo los parámetros mínimos fijados en el ordenador SCA de pantalla táctil, propio de Exafán, en función de la edad de los pollos y en base a la información suministrada por las sondas de temperatura y humedad situadas en el interior de la nave. Recordaremos, pues, que se trata de hacer ingresar el aire fresco exterior a gran velocidad por las trampillas –de apertura graduable mecanizada- situadas a todo largo en la parte superior de una fachada, mezclándose con el aire ascendente interior y evacuándose por los extractores de la fachada opuesta.

En cambio, con pollos ya crecidos o en los días más calurosos del verano es cuando interviene el efecto túnel, primero abriendo las compuertas situadas frente a los paneles de refrigeración y actuando solo los grandes extractores del muro piñón para crear una fuerte corriente de aire sobre los pollos y posteriormente, si con ello no se consigue el efecto deseado de reducir su sensación térmica, poniéndose en marcha el circuito de agua del “cooling” para bajar realmente la temperatura interior de la nave.

Lo interesante de todo ello es que todas estas operaciones se ponen en marcha de forma automática, es decir, sin intervención humana, por depender de los parámetros fijados por el operador en el ordenador. Unos parámetros que, obviamente, se dejan prefijados al comienzo de cada crianza, que se visualizan en la pantalla de éste y que pueden alterarse a voluntad siempre que se desee. Y es más, se hallan conectados vía Internet con un ordenador situado en otro lugar y con el teléfono móvil de las hermanas Ana María y Raquel Pérez Saenz, las propietarias de la granja y a las que luego nos referiremos.

Además, estas pueden tener conocimiento de lo que está ocurriendo en todo momento en cada una de las naves gracias a una cámara de video situada en su interior, cerca de la puerta de entrada, gracias a cuya grabación pueden confirmar a distancia lo que, por otro lado, les está informando telefónicamente la alarma indicada.

Para completar los aspectos ambientales diremos que el equipo de iluminación cuenta con un sistema mixto, 34 tubos fluorescentes de 38 W, situados en tres hileras (1), y luces de colores verdes y azules, utilizando en más apropiado para cada actividad y momento de crianza.

El aspecto “humano”

Aunque algún lector podría pensar, en base a lo indicado hasta ahora, que en esta granja todo funciona a golpe de ordenador, la realidad es muy diferente, haciendo gala de aquel refrán castellano de que “el ojo del amo engorda al caballo” –aunque nunca hayamos averiguado porque hay que engordar a los caballos …-.

En primer lugar, hemos de aclarar que las dos jóvenes hermanas no son solo unas ejecutivas licenciadas en Administración y Dirección de Empresas y Diplomadas en Empresariales sino que han “mamado” la avicultura para carne al lado de su padre, Cruz Pérez San José, una persona que en toda su vida se ha dedicado a la crianza de pollos. Solo que, con una granja clásica con menores prestaciones y con dos hijas a su lado plenamente capacitadas, no dudó en plantearse el montaje de esta moderna granja, actualmente la de mayor envergadura y la bandera del Grupo AN en el que se encuentra integrada.

Y, efectivamente, resuelta la parte económica de la elevada inversión que se ha precisado, la granja se halla en plena marcha desde hace un año, con las dos hermanas al frente de ella, en lo que les permiten sus obligaciones familiares –ambas están casadas y con hijos-, su padre también “al pié del cañón” –como asesor permanente-, otras dos personas fijas y un eventual para determinados momentos puntuales. Total, una asignación “promedio” de casi 50.000 pollos por persona, lo que no está nada mal.

En cuanto a la relación con AN, las hermanas nos aclaran que trabajan con él desde hace ya muchos años, por la relación que de siempre ha tenido su padre con este Grupo al que pertenecen como cooperativistas, no como simples criadoras en régimen de integración. Esto significa, por tanto, participar en los resultados del mismo según el balance efectuado al final de cada año y como haya ido el mercado del pollo pues lo que corresponde se les abona o se les carga en su cuenta. Entre los servicios que AN Avícola de Melida presta a sus socios e integrados, tanto el asesoramiento técnico como el servicio veterinario son fundamentales, siempre a disposición de las explotaciones y como mínimo del veterinario responsable de la explotación, que realiza una visita semanal.

Pero en fin, yendo al aspecto material del manejo, diremos que toda la granja se llena con los pollitos procedentes –Ross y/o Cobb- de la sala de incubación, generalmente la del Grupo AN situada en Marcilla -o, a veces, la de Zumaya- en 3 días, con lo que puede decirse que la granja cuenta con aves de una sola edad, lo necesario para poder realizar al final un vacío sanitario de cerca de dos semanas.

Limpias y desinfectadas todas las naves, se distribuye mecánicamente la yacija, compuesta por una mezcla de viruta de madera y cascarilla de arroz, una combinación económica que les da buenos resultados y, al propio tiempo, permite su valorización, como abono, al final de la crianza. Su destino, una cooperativa de productores de champiñones de la comarca que, con lo que les abona, permite pagar íntegramente el coste de la yacija nueva, una cosa que no todos los criadores pueden decir…

Y ya que tratamos de la cama, como al hablar de ella siempre nos viene a la memoria el problema del escarabajo de la yacija –el Alphitobius diaperinus-, Ana María nos reconoció que si bien ya han conocido de que va, lo mantienen bajo control haciendo un tratamiento sobre la misma inmediatamente que sacan a los pollos y repitiéndolo después mediante una nueva aplicación sobre los muros. En fin, la necesaria vigilancia permanente que todos los buenos criadores deben tener presente.

La retirada de los pollos se realiza pasando por el habitual “aclarado” de unos 7.000 animales de cada nave, a unos 35 días de edad, momento en el que su peso medio se halla entre 1,8 y 2 kg. Previamente pasan por un período de ayuno de pienso, lo que se repite cuando luego, sobre los 45 a 48 días de edad, termina por vaciarse la nave, momento en el que, debido a los avances de la genética, hay muchas aves que ya llegan a los 3 kg de peso. Sin embargo, el resultado de las crianzas realizadas, promediado con el peso de los pollos retirados en el aclarado, es de unos 2,5 a 2,7 Kg

Para la captura y retirada de las aves la explotación cuenta con servicios profesionales para estas funciones, que se realizan mecánicamente, bien con toro o bien con una “cosechadora” de pollos que ya fue objeto de un reportaje en SELECCIONES AVÍCOLAS (2), con un elevado rendimiento de la misma, un sistema que sigue AN en todas las granjas que disponen de facilidades para ello. Aunque el volumen de la explotación sea tan grande se consigue vaciarla en muy pocos días, llegando a cargar en una jornada hasta 50.000 pollos, condición indispensable para obtener un optimo rendimiento en explotaciones de este tamaño.

Según nos indicaron, los resultados técnicos y la calidad de las aves producidas son muy buenos, entre los mejores del grupo AN, realizando como mínimo 5,5 crianzas al año.

Otro aspecto del manejo que abordamos en nuestra visita fue el del programa de iluminación actual. Como es habitual, comienzan con 24 horas diarias tan pronto llegan los pollitos, lo que prolongan durante la primera semana de edad, reduciendo luego gradualmente el fotoperíodo para dejar la luz encendida durante todo el día, a excepción de un período nocturno de oscuridad de 6 h.

En cuanto al plan de profilaxis, diseñado por los técnicos de AN, nos indicaron que cada vez se aplican más vacunas en las salas de incubación del grupo.

Finalmente, en lo que respecta a la alimentación, siguen a rajatabla el plan que les marca AN, consistente en:

  • una ración de iniciación, en migajas, hasta 14 días de edad,
  • una segunda intermedia, en forma granulada, hasta 25 días,
  • otra tercera, de crianza, de igual forma, hasta 30 días,
  • la de acabado, hasta el final.

Este plan se aplica siempre bajo la supervisión del veterinario responsable de la explotación y de los servicios de nutrición de AN. •

(1) Un cálculo efectuado por nosotros nos muestra que la intensidad media de estas naves provistas de esta iluminación con fluorescentes viene a ser del orden de unos 20 lux, con lo que se cumple con lo ordenado en la legislación vigente.

(2) Ver el número de mayo del 2009.

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Una vista más cercana de una de las naves y, junto a ella, el “silo móvil” descrito en el texto.

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Interior de una de las naves, con pollos ya casi a punto de salir.

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El ordenador y el cuadro de control de una de las naves.

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Detalle más cercano del esquema de control ambiental.

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La cámara de video de una nave, un sistema de vigilancia permanente

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Todo lo que sucede en el criadero, en un ordenador muy intuitivo.

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Las hermanas Ana María y Raquel Pérez Sáenz, propietarias de la granja.

Con el apoyo de:
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