Este artículo es parte de la edición de mayo, 2012
















PROFILAXIS


CONTROL DE ALPHITOBIUS DIAPERINUS


(COL. TENEBRIONIDAE) EN GRANJAS AVÍCOLAS CON DOS DOSIS DISTINTAS DE INSECTICIDA TIAMETOXAM


Víctor Sarto i Monteys


Doctor en Entomología por la Universidad Autónoma de Barcelona


































































































































































































































 

El escarabajo Alphitobius diaperinus, coleóptero

 

En un ensayo previo se ha demostrado que el insec-

 

 

tenebriónido, es una de las plagas más importantes en

ticida neonicotinoide tiametoxam, aplicado a su dosis

 

 

granjas de pollos de engorde (figura 1). Los escarabajos

recomendada en paredes (500 mg p.a./m2 ) y debajo de

 

 

y sus gusanos se alimentan fundamentalmente del

los comederos (500 mg p.a./disco de cama) es muy

 

 

pienso que esparcen las aves, y es frecuente verlos

eficaz para el control de Alphitobius en las granjas. Lo

 

 

debajo de los comederos, donde el pienso vertido se

novedoso de aquel método fue que no se pulverizó el

 

 

acumula; además ahí están más protegidos de las aves.

suelo de la granja de forma previa a la reposición de la

 

 

Cuando las condiciones le son favorables el Alphitobius

cama para dar entrada a los pollos del siguiente ciclo de

 

 

se reproduce con abundancia, convirtiéndose en una

producción -práctica esta última tradicional en las

 

 

molestia para el granjero y en un peligro para las paredes

granjas-, sino que, aparte de las paredes, sólo se pulve-

 

 

con aislante de poliestireno – los gusanos agujerean esta

rizaron los discos de paja situados debajo de los come-

 

 

capa aislante para pupar ahí – y para las propias aves, pues

deros. Esto representó un ahorro del 76% de solución

 

 

si éstas se los comen pueden transmitir enfermedades y

insecticida en el suelo de la granja -ésta con una

 

 

parásitos.

superficie de 1.032 m2-, repercutiendo por tanto en

 

 

 

un coste de producto mucho menor, además de

 

 

 

disminuir notablemente la carga insecticida en la

 

 

 

 

granja. En un estudio preliminar en una granja de

 

 

 

 

broilers se halló que una abrumadora mayoría de

 

 

 

 

los ejemplares de Alphitobius – adultos, larvas y

 

 

 

 

pupas – se reunían y ubicaban en la cama que yace

 

 

 

 

debajo de los comederos. Y esta circunstancia fue

 

 

 

 

clave para obtener el éxito antes mencionado.

 

 

 

 

En el presente estudio se ha evaluado la efica-

 

 

 

 

cia del insecticida tiametoxam para controlar el

 

 

 

 

Alphitobius en una granja de broilers muy afecta-

 

 

 

 

da por esta plaga, pero esta vez aplicándolo sólo

 

 

 

 

debajo de los comederos -no en paredes ni en

 

 

 

 

suelos- y usando dos dosis diferentes: (a) la reco-

 

 

a

b

mendada habitualmente, es decir 500 mg p.a./

 

 

disco de cama y (b) la mitad de la misma -250 mg

 

 

 

 

p.a./disco de cama-. Para ello se seleccionaron

 

 

Fig. 1. Diferentes estadios de Alphitobius diaperinus: (a) Adulto en

 

tres grandes naves de pollos -de 1.000 a 1.300

 

 

vista dorsal; (b) pupa en vista ventral.

 

m2– con estas características:

 

 

 

 

 

 




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Fig. 2. Pulverización de 50 ml de insecticida dentro de la cama delimitada por un anillo de 33 cm (la base del come- dero). Los comederos estuvieron levantados 1 m sobre el suelo mientras duró el tratamiento. Cada pulverización duró 10 segundos, durante los cuales el insecticida humedeció la paja situada debajo de cada comedero. Este proceso se repitió 249 veces en la nave A y 388 en la nave B, tantas como comederos había en estas dos naves. Los círculos rojos muestran la sección de discos de cama de paja recién rociados con solución insecticida, todavía húmedos y, por tanto, antes de secarse.


Antigüedad: nave A, 15 años, nave B, 5 años, nave C, 10 años.


Capacidades: 17.000, 23.000 y 20.800 pollos, respectivamente.


Aislamiento: si en la nave A -del suelo al techo-, no en la B y sí en la C, pero solo en los muros frontales.


Suelo: de hormigón, en naves A y B, y de tierra en la C


Cama: paja triturada, en naves A y B, y serrín en la C, con 3,5 a 5 cm en los 3 casos.


Comederos: 249, 388 y 236 platos, respectiva- mente.




La nave A se trató con la dosis de 500 mg mientras que la de 250 mg se usó para tratar la B, dejándose la C como control, sin tratar.


En las dos naves tratadas no se pulverizaron ni el suelo ni las paredes. Lo que se hizo fue esperar a cubrir el suelo con cama limpia y después, dos días antes de volver a entrar pollos se rociaron exclusivamente todos los discos de paja situados debajo de los comederos -249 en nave A y 388 en nave B-. La tabla 1 muestra los detalles concretos de todo el procedimiento y la figura 2 ilustra cómo se hizo esta aplicación.


Para valorar la eficacia del tratamiento con el método y las dos dosis indicadas se tomaron 24 muestras de cama de paja -de 100 ml cada una- de debajo de los comederos previamente seleccionados de cada nave (figura 3); los puntos de muestreo no eran fijos sino que rotaban de un muestreo a otro según tabla establecida previamente. Se realizó un total de cuatro muestreos en cada una de las dos naves tratadas (la A y la B): el primero al finalizar un ciclo de producción -pre-tratamiento– y los otros tres -post-tratamiento- durante el ciclo de producción si- guiente. En la nave C –control- se realizaron los mismos muestreos que en las naves A y B, pero obviamente aquí no hubo tratamiento insecticida.


Fig. 3. Muestreo de cama de debajo de los comederos, que se apartaba un poco para recoger del centro de su base una muestra de 100 ml de paja.





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Tabla 1. Insecticida usado, lugar de aplicación, dosis ensayadas y modo de aplicación en el presente estudio.











































































































































NAVE

Insecticida usado

Discos de paja

Dosis aplicada de

Modo de aplicación

 

 

 

tratados

solución insecticida

 

 

A

Tiametoxam

Todos los discos de

500 mg tiametoxam

 

 

 

 

paja situados debajo de

/disco de paja

Con pulverizador

 

 

 

los comederos

 

de mochila

 

 

 

249 discos

(se pulverizaron 50 ml

 

 

 

 

 

de solución por disco

 

 

 

 

 

de paja)

 

 

B

Tiametoxam

Todos los discos de paja

250 mg tiametoxam

 

 

 

 

situados debajo de

/disco de paja

 

 

 

 

los comederos

 

Con pulverizador

 

 

 

388 discos

(se pulverizaron 50 ml

de mochila

 

 

 

 

de solución por disco

 

 

 

 

 

de paja)

 

 

C

Control

 

 

 

 

 

(sin tratamiento)

no aplica

no aplica

no aplica

 

 

 

 

 

 

 





Fig. 4. Muestra limpia con ejemplares de Alphitobius diaperinus (adultos y larvas de diferentes estadios) bajo la lupa binocular para el recuento de vivos y muertos. Para facilitar este recuento los ejemplares habían sido refrigerados.


En el laboratorio, los ejemplares de Alphitobius lar- vas, pupas y adultos- presentes en las muestras recogi- das fueron separados de la paja o serrín, contados y establecido su estado, vivo o muerto.


La demografía y mortalidad de Alphitobius en las tres naves experimentales fueron analizadas a partir de los datos obtenidos de las muestras de paja recogidas . El valor de estas variables se espera que venga determina- do tanto por causas naturales como por, principalmente, el efecto insecticida, siempre y cuando éste sea eficaz.


Los resultados que se presentan se basan en un total de 120.599 ejemplares de Alphitobius recuperados vi- vos o muertos de las tres naves durante el ensayo: 29.757 en la nave C –control-, 42.276 en la A -tratada con insecticida a dosis de 500 mg p.a.- y 48.566 en la B -tratada con insecticida a mitad de la dosis anterior-.




Como era esperable, la mayoría de los ejemplares fueron larvas -99.829; 82,78%- en sus diferentes estadios y el resto adultos -20.535; 17,03%- y pupas (235; 0,19%)


Resultados en la nave C (control)


La figura 5a muestra como se comportaron las pobla- ciones de Alphitobius en el transcurso de un ciclo de producción en la nave C. Este comportamiento puede considerarse como el típico cuando no existe un trata- miento insecticida eficaz . Para mayor realismo, el grá- fico se ha dividido en dos partes. A la izquierda se muestra el volumen larvario y adulto presente hacia el final del ciclo de producción previo al estudiado. La ausencia de control químico permite un incremento explosivo de Alphitobius a medida que progresa el ciclo de producción, sólo regulado por la mortalidad debida a sobrepoblación, que a veces puede ser importante hacia el final del ciclo, sobre todo en el caso de las larvas como se ve en este ensayo. Esto se muestra en la parte derecha de la figura, durante los tres muestreos del nuevo ciclo. La barra separa los dos ciclos de producción. Téngase en cuenta que al final de un ciclo de producción la cama infestada por Alphitobius es retirada y repuesta por cama limpia antes de que entren otros nuevos pollos para iniciar el siguiente ciclo. Por ello la recolonización de la nave por Alphitobius requiere un cierto tiempo.


En definitiva, si para un muestreo determinado usa- moscomoíndicesdenivelesdeinfestaciónporAlphitobius la variable el número de ejemplares vivos/comedero -es decir en 100 ml de paja de debajo del plato-, estos fueron en la nave C de 379,13 (Muestreo 1º) y de 243,08 (Muestreo 4º). Esto significa que la infestación de la nave





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Fig. 5 a. Nave C (Control): adultos + Pupas vs Lar- vas (tan sólo Alphitobius vivos)




Fig. 5 b. Nave C (Control): Mortalidad de Alphitobius adultos y pupas.






C por Alphitobius fue algo menor de un ciclo de produc- ción a otro, pero claramente dentro de las fluctuaciones naturales esperadas para esta plaga, y en todo caso se trata, como era esperable, de altos niveles de infestación.


La figura 5b muestra la mortalidad –natural- de las larvas encontradas en la nave C. Lógicamente apenas se detectó mortalidad, dado que no había insecticida en la nave ni ningún otro factor que pudiera diezmar las poblaciones de Alphitobius. Los muy pequeños porcen- tajes de mortalidad deben atribuirse a causas naturales.


Resultados en la nave A (tratada con tiametoxam a dosis de 500 mg p.a. por comedero)


La figura 6a muestra como se comportaron las pobla- ciones de Alphitobius en el transcurso de un ciclo de producción en la nave A, la cual fue tratada con tiametoxam después del primer muestreo y justo antes de iniciar el siguiente ciclo. A la izquierda se muestra el enorme volumen larvario y adulto de Alphitobius presen- te hacia el final del ciclo de producción previo al estudia- do, situación esperable dado que la nave A todavía no había sido tratada.


Sin embargo, después del tratamiento insecticida se observa un efecto tremendo sobre las poblaciones de Alphitobius del nuevo ciclo de producción -parte dere- cha del gráfico-. La recolonización por Alphitobiusfraca- só, aunque los adultos colonizadores -los escarabajos- lo intentaron con mucha fuerza (3.007 adultos y 1.761 larvas encontrados todavía vivos a mitad del nuevo ciclo de producción, en el muestreo 3º). Estas últimas larvas vivas procedían, con toda probabilidad, de zonas sin tratar cercanas a las tratadas -discos de paja bajo los platos-, a las que se habían desplazado en busca de comida. Al final, en el 4º muestreo tan sólo se encontra- ron vivos unos pocos adultos y larvas.




La comparación de estos valores con los del primer muestreo -pre-tratamiento- de la misma nave A y también con los cuatro muestreos para la nave C -con- trol- da una idea de la gran eficacia que el insecticida y el método de aplicación usado tuvieron para controlar el Alphitobius en la nave A. Si se calculan los índices de niveles de infestación por Alphitobius -tal como se definió anteriormente- se observa que éstos fueron de 520,25 para el primer muestreo -pre-tratamiento- y de 11,83 para el cuarto, al final del ciclo siguiente.


La figura 6b muestra la mortalidad de las larvas encontradas en la nave A, corroborándose lo comentado para la figura 6a, es decir con mortalidades sobre el 98% al finalizar el nuevo ciclo de producción.


Resultados en la nave B tratada con tiametoxam a dosis de 250 mg p.a. por comedero


La figura 7a muestra como se comportaron las poblaciones de Alphitobius en la nave B, la cual fue tratada con tiametoxam a la mitad de la dosis usada en la nave A después del primer muestreo y justo antes de iniciar el siguiente ciclo de producción. A la izquierda del gráfico se muestra el enorme volumen larvario y adulto de Alphitobius presente hacia el final del ciclo de produc- ción previo al estudiado, situación esperable dado que la nave B todavía no había sido tratada.


Sin embargo, al igual que ocurría en la nave A anterior, después del tratamiento insecticida se observa un efecto tremendo sobre las poblaciones de Alphitobius del nuevo ciclo de producción -parte derecha del gráfi- co-. La recolonización de la nave por Alphitobius clara- mente fracasó. Al final del nuevo ciclo de producción -cuarto muestreo- se encontraron tan sólo 38 larvas todavía vivas y ningún adulto vivo . Esto contrasta con las 25.201 larvas y 705 adultos hallados vivos en el primer muestreo, que se corresponde con el final del





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CONTROL DE ALPHITOBIUS DIAPERINUS (COL. TENEBRIONIDAE) EN GRANJAS AVÍCOLAS…































Fig. 6 a. Nave A (500 mg tiametoxam/comedero): Adultos

Fig. 6 b. Nave A (insecticida dosis 100% debajo de come-

+ Pupas vs Larvas (tan solo Alphitobius vivos)

deros): Mortalidad de Alphitobius adultos y pupas.

 

 

 

 

Fig. 7 a. Nave B (250 mg tiametoxam/comedero): Adultos

Fig. 7 b. Nave B (250 MG tiametoxam/comedero): Morta-

+ Pupas vs Larvas (tan solo Alphitobius vivos)

lidad de larvas de Alphitobius .

 

 





ciclo anterior, previo al tratamiento realizado. Como ya se comentó para la nave A, las 1.047 larvas halladas vivas en el muestreo de mitad de ciclo –tercer muestreo-, con toda probabilidad procedían de zonas sin tratar cercanas a las tratadas -discos de paja debajo de los comederos-, a las que se habían desplazado en busca de comida. Si se calculan los índices de niveles de infesta- ción por Alphitobius se observa que éstos fueron de 1.079,42 -para el primer muestreo, pre-tratamiento- y de 1,58! -para el cuarto, al final del ciclo siguiente-, lo que habla por si mismo sobre a la gran eficacia obtenida con este tratamiento.


La figura 7b muestra la mortalidad de las larvas encontradas en la nave B, corroborándose lo comentado para la figura 7a, es decir con mortalidades de práctica- mente el 100% al finalizar el nuevo ciclo de producción.


Conclusión


Las naves A y B fueron tratadas con tiametoxam sólo en los discos de cama de paja situados debajo de los comederos. En la nave A se usó una dosis de 500 mg p.a. por comedero mientras que ésta se redujo a la mitad en




la nave B. El comportamiento de las poblaciones de Alphitobius en las naves A y B tratadas fue totalmente diferente al observado en la nave C -control-, con índices de infestación entre las fases finales de ambos ciclos de producción de 520,25/11,83 -en nave A- y de 1.079,42/ 1,58 (en nave B).


Estos valores ofrecen un resultado extraordinario en cuanto a la supresión de las poblaciones larvarias y adultas de Alphitobius en estas dos naves y demuestran por otro lado que las dos dosis de aplicación usadas -500 y 250 mg/comedero- son igualmente eficaces en la consecución de este control. Paradójicamente el control de Alphitobius en la nave B, donde se aplicó la mitad de la dosis aplicada en la nave A, fue al final un 2% mejor que el obtenido en la nave A; igualmente el fracaso de recolonización a medio ciclo también fue más evidente que el observado en la nave A. Sin embargo, con toda probabilidad estas pequeñas variaciones resultan de las fluctuaciones puntuales en cada nave asociadas al momento concreto en que se tomaron las muestras.


Como conclusión, este estudio demuestra la eficacia tanto del insecticida usado en las dos dosis ensayadas como del modo de aplicación empleado, con el insecti- cida pulverizado sólo debajo de los comederos.





SELECCIONES AVÍCOLAS • MAYO 2012 • Pág. 33





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