Este artículo es parte de la edición de junio, 2013

Multiplicador… un oficio destacado

Armelle Puybasset

Réussir Aviculture, 2013: 183, 12-14

La generalización de los ponederos automáticos ha mejorado considerablemente las condiciones de trabajo de las granjas de reproducción de gallinas y pavos. Este trabajo es ahora muy técnico y exige una adaptación permanente a la evolución de las estirpes.

Se habla a menudo del trabajo del multiplicador, es decir, productor de huevos para incubar destinados a convertirse en pollitos comerciales. El primer pensamiento que esto nos evoca es de orden sanitario. Para evitar cualquier peligro de contaminación, el acceso a los gallineros está muy reglamentado. Además, el sector de la incubación ha querido ser, durante mucho tiempo, muy discreto, casi secreto, corriendo el peligro de ser olvidado. Es por este motivo por lo que Louis Perrault, el nuevo presidente del Sindicato de incubadores franceses –SNA–, que cuenta con unos cincuenta adheridos, quiere cambiar los esquemas haciendo que este eslabón esencial sea más visible para los otros profesionales y para los poderes públicos. Para ello, después de haber creado su primer logo, el SNA va a crear un sitio en la Web para explicar quién es y a quién representa.

multiplicador_2_opt.jpg

Siendo el primer eslabón de la cadena de producción, los criaderos y las naves de puesta representan ceca del 15% de las superficies totales del parque avícola, incluyendo cualquier tipo de producción. En Francia, una encuesta avícola del 2008 ha censado un millar de granjas productoras de huevos para incubar, a las que se añaden 500 criaderos de futuros reproductores. Esto representa una superficie de 3,3 millones de metros cuadrados, de los cuales un poco más de la mitad concierne a las especies avícolas Gallus y pavo. La parte de las explotaciones detentada por los incubadores, empleando a personas asalariadas, no se precisa. Dos tercios de la producción se hallan concentrados en el Gran Oeste.

“En este oficio nadie se sitúa a medias”, nos explican todos los productores de huevos para incubar con los que hemos hablado. En él se exige un gran tecnicismo y un desarrollado sentido animalista, una implicación cotidiana y “contra reloj” y también un constante control sanitario. La generalización de los ponederos automáticos, desde hace unos quince años, ha contribuido a mejorar las condiciones de trabajo, a excepción del sector del pato donde el ponedero manual continúa estando vigente. “Las condiciones no son tan penosas como antes”, confirma un incubador. Paralelamente, el criador debe tener en cuenta la evolución genética de las estirpes. Por ejemplo, las líneas macho del pollo para carne tienen un importante potencial de crecimiento y su curva de peso tiene que estar bien controlada. La naturaleza del trabajo ha evolucionado hacia un mayor tecnicismo. El incubador añade: “Hay que estar presente en los momentos clave para observar el comportamiento de las aves. El tiempo que se gana debido a la automatización se dedica al seguimiento de los animales”. Aunque el éxito de un lote se juega en gran parte en el momento de la preparación de los futuros reproductores en el criadero, el arranque del lote en la nave de reproducción y el comienzo de la puesta constituyen dos fases elementales.

Al igual que en la cría de pollos para carne, se constata un aumento del tamaño de las explotaciones. Las naves aisladas disminuyen y se agrupan, en cambio, en lugares con dos o tres edificios. Con los ahorros de escala, invertir en una embaladora, o quien dice una calibradora, se hace más asequible. Una explotación muy automatizada de 20.000 reproductoras puede estar gestionada, hoy en día, por algo más de una UTH 1, mientras que si la recogida de huevos es manual, una nave de 7.500 gallinas -1.000 m2- necesita a una persona. La especialización tiene también un impacto positivo sobre los costes logísticos de la sala de incubación. La automatización concierne igualmente a las granjas pertenecientes a los incubadores, con localizaciones con cinco o seis edificios.

En la especie Gallus, la cría en naves con ventanas es mayoritaria, pero la tendencia actual se decanta hacia las naves oscuras con ventilación dinámica, como con las pavas reproductoras. Aunque estos edificios necesitan un buen control técnico para evitar la puesta en el suelo, permiten gestionar mejor el ambiente, la calidad de la yacija y la estimulación lumínica, especialmente en primavera. De todas formas, los productores chocan con los elevados costes de inversión “que alcanzan alrededor de 38 a 40 euros por gallina para una nave de ventilación natural de 1.500 m2 y de 15 a 20 euros de más para una de ambiente controlado”, anuncia un proveedor.

En algunas zonas de producción, algunos empresas tienen a veces dificultades para reclutar a jóvenes criadores, puesto que la reproducción está en competencia con la producción de huevos de consumo y con la de pollos para carne. Sin embargo, a condición de ser muy puntilloso y de poseer un sentido animalista, esta actividad puede ser muy remuneradora. Desgraciadamente, se han difundido muy pocos datos sobre los resultados técnico–económicos de las granjas, puesto que el secreto obliga y de ahí que las Cámaras de Agricultura del Oeste de Francia animen a los productores a participar en mayor número en la próxima encuesta avícola sobre este sector, que se iniciará en primavera. •

1 N. de la R.: UTH, “Unidad de Trabajo Humano”, el trabajo que puede realizar una persona en una jornada laboral.

multiplicador_1_opt.jpeg
Con el apoyo de:
Categorías
En esta edición junio, 2013

Vencomatic Iberica

Leer

Tigsa

Leer

Sertec

Leer

Chore-Time

Leer

Avimatrix

Leer

Verbeek

Leer

Otras ediciones

12 / 2022 LEER
11 / 2022 LEER
10 / 2022 LEER
09 / 2022 LEER
08 / 2022 LEER
07 / 2022 LEER
06 / 2022 LEER
05 / 2022 LEER
04 / 2022 LEER
03 / 2022 LEER
02 / 2022 LEER
01 / 2022 LEER
12 / 2021 LEER
11 / 2021 LEER
10 / 2021 LEER
09 / 2021 LEER
08 / 2021 LEER
07 / 2021 LEER
06 / 2021 LEER
05 / 2021 LEER
04 / 2021 LEER
03 / 2021 LEER
02 / 2021 LEER
01 / 2021 LEER
12 / 2020 LEER
11 / 2020 LEER
10 / 2020 LEER
09 / 2020 LEER
08 / 2020 LEER
07 / 2020 LEER
06 / 2020 LEER
05 / 2020 LEER
04 / 2020 LEER
03 / 2020 LEER
02 / 2020 LEER
01 / 2020 LEER
12 / 2019 LEER
11 / 2019 LEER
10 / 2019 LEER
09 / 2019 LEER
08 / 2019 LEER
06 / 2019 LEER
06 / 2019 LEER
05 / 2019 LEER
04 / 2019 LEER
03 / 2019 LEER
02 / 2019 LEER
01 / 2019 LEER
12 / 2018 LEER
11 / 2018 LEER
10 / 2018 LEER
09 / 2018 LEER
08 / 2018 LEER
08 / 2018 LEER
07 / 2018 LEER
06 / 2018 LEER
05 / 2018 LEER
04 / 2018 LEER
03 / 2018 LEER
02 / 2018 LEER
01 / 2018 LEER
12 / 2017 LEER
11 / 2017 LEER
10 / 2017 LEER
09 / 2017 LEER
08 / 2017 LEER
06 / 2017 LEER
05 / 2017 LEER
04 / 2017 LEER
03 / 2017 LEER
02 / 2017 LEER
01 / 2017 LEER
12 / 2016 LEER
11 / 2016 LEER
10 / 2016 LEER
09 / 2016 LEER
08 / 2016 LEER
07 / 2016 LEER
06 / 2016 LEER
05 / 2016 LEER
03 / 2016 LEER
02 / 2016 LEER
01 / 2016 LEER
11 / 2015 LEER
10 / 2015 LEER
09 / 2015 LEER
08 / 2015 LEER
07 / 2015 LEER
06 / 2015 LEER
05 / 2015 LEER
04 / 2015 LEER
03 / 2015 LEER
02 / 2015 LEER
01 / 2015 LEER
12 / 2014 LEER
11 / 2014 LEER
10 / 2014 LEER
08 / 2014 LEER
07 / 2014 LEER
06 / 2014 LEER
05 / 2014 LEER
04 / 2014 LEER
03 / 2014 LEER
02 / 2014 LEER
01 / 2014 LEER
12 / 2013 LEER
11 / 2013 LEER
10 / 2013 LEER
09 / 2013 LEER
08 / 2013 LEER
07 / 2013 LEER
05 / 2013 LEER
04 / 2013 LEER
03 / 2013 LEER
02 / 2013 LEER
01 / 2013 LEER